Aclaración:
Bueno todos los personajes y los libros que leen pertenecen a Jo
Rowling, yo solo lo traspaso a un blog para que puedan leerlo de una
manera diferente con las intervenciones de ciertos personajes
pertenecientes a ella.
Harry
Potter y el Caliz de Fuego.
Capitulo
III: "La Invitación"
-Niño,
bueno, ya no eres un niño, me agradas pero esto de leer tu diario
íntimo me incomoda- Fabian se rascó la nuca- Y lo siento por ti,
aún cuando sean cosas aburridas o no signifiquen nada para nosotros
como información, te pertenecen y no es agradable.
-Perdí
mucho en esta guerra, esto no es tan grave. Además, no es que
contara con demasiada privacidad antes de esto. Esperen a que llegue
Rita Skeeter al libro.
-¿Rita?-
Andrómeda arrugó la nariz, casi de la misma forma que Tonks solía
hacerlo- Es un año mayor que yo, estaba en Ravenclaw si mal no
recuerdo. Era brillante, pero insoportablemente chismosa. No tenía
límites.
-¿Ravenclaw?
Siempre asumí que había sido…- Ron se sintió como niño
reprendido ante la mirada de Andromeda- Bueno, lamento que su casa
hable por usted. Quiero decir…
-Ronald,
la casa no hace al mago. Los magos hacen a las casas. Solo que si
juntas un grupo de muchachitos con sed de poder bajo el mismo techo y
criados con ideas sobre limpiar la raza, preguntale a los muggles, no
funciona del todo bien.
Los tres Dursley
ya se encontraban sentados a la mesa cuando Harry llegó a la cocina.
Ninguno de ellos levantó la vista cuando él entró y se sentó.
-La
gente más educada de Reino Unido.
El rostro de tío
Vernon, grande y colorado, estaba oculto detrás de un periódico
sensacionalista, y tía Petunia cortaba en cuatro trozos un pomelo,
con los labios fruncidos contra sus dientes de conejo. Dudley parecía
furioso, y daba la sensación de que ocupaba más espacio del
habitual, que ya es decir, porque él siempre abarcaba un lado entero
de la mesa cuadrada. Cuando tía Petunia le puso en el plato uno de
los trozos de pomelo sin azúcar con un temeroso «Aquí tienes,
Dudley, cariñín», él la miró ceñudo.
-¿En serio? Realmente entre todos los problemas de educación,
valores éticos, disfrutando maltratar a niños y siendo un
malcríado, ¿se centran en que haga dieta?- Lily bufó- Petunia
tiene un serio problemas de prioridades en cuanto a su forma de ser
madre.
-Y de elegir marido.
Su vida se había
vuelto bastante más desagradable desde que había llegado con el
informe escolar de fin de curso. Como de costumbre, tío Vernon y tía
Petunia habían logrado encontrar disculpas para las malas notas de
su hijo: tía Petunia insistía siempre en que Dudley era un muchacho
de gran talento incomprendido por sus profesores, en tanto que tío
Vernon aseguraba que no quería «tener por hijo a uno de esos
mariquitas empollones».
-Clasista, sexista, racista, y homofobico… ¿Cómo es que nadie le
ha dado una paliza aún? Puedo ser la primera- Marlene sonrió-
Aunque porqué pegarle, soy bruja, podría hacer cosas más
interesantes. ¿Verdad cachorro?
-Quisiera mencionar que me asustas un poco pero ya es hora de que
alguien le de su merecido.
-Aún no ha hecho nada, Sirius- recordó Remus.
-La gente como él comienza desde pequeño Remus.
-Irónico quien habla de mortificar a otros- la voz de Snape era
dura, seca y con rencor.
Sirius quizo responder, pero la mirada de decepción de Harry y Lily
le decían que, por mucho que le doliera, aquello tenía un poco de
verdad.
Tampoco dieron
mucha importancia a las acusaciones de que su hijo tenía un
comportamiento violento. («¡Es un niño un poco inquieto, pero no
le haría daño a una mosca!», dijo tía Petunia con lágrimas en
los ojos.)
-Salvo a cualquier niño o criatura más pequeña que él. Eso es lo
que me irrita de las personas así, ¿Por qué no meterse con alguien
de su tamaño? ¿Porqué nunca uno a uno?- Sirius apretó los puños
y miró a Hermione.
-Snape se defendía, ¿Lo saben verdad? Él, Mulciber, Lestrange,
Crabbe, Goyle, todos, he sido un idiota muchas veces en mi vida, pero
jamás le hice daño a un inocente, he hecho bromas de las que me
arrepiento y todos somos imbéciles a los quince años, pero jamás
mortifique a una persona que no se lo mereciera y sobre todo, siempre
se defendieron.
-Sirius nadie te juzga- Aclaró Ginny, tocándole el brazo- Mirá, a
Harry le costó darse cuenta que su padre y su padrino no eran
perfectos, pero porque no los conocía y los había idolatrado, ¿pero
adivina qué? No existe un ser humano perfecto y siempre es dificil
darnos cuenta que las personas que idolatramos no lo son. Y de
ninguna manera eres parecido a los Dursley. Y aún que fueses
estúpido, tenías una espina clavada de quienes te habían criado y
que habías visto en Grimmauld Place.
-Dudley también- agregó Harry- no es que se haya vuelto un ser
sensible y caritativo pero desde que se alejó de Vernon Dursley todo
ha cambiado para él.
Pero al final
del informe había unos bien medidos comentarios de la enfermera del
colegio que ni siquiera tío Vernon y tía Petunia pudieron soslayar.
Daba igual que tía Petunia lloriqueara diciendo que Dudley era de
complexión recia, que su peso era en realidad el propio de un niñito
saludable, y que estaba en edad de crecer y necesitaba comer bien: el
caso era que los que suministraban los uniformes ya no tenían
pantalones de su tamaño.
-Espera un demonio. ¿Como es posible que un niño delgado como un
palillo sea fisicamente maltrato por un niño para el cual ya no
hacen talla de pantalón sin romperlo? -James miró con profunda
preocupación a su hijo.
-Supongo que me he sanado a mi mismo con magia durante varios años
sin ser consciente de ello. No hay otra explicación lógica.
-¿Es eso posible, Albus?- Minerva buscó respuesta en el director,
que observaba seriamente a su alumno.
-Extraño sin dudas, pero no más que un niño de diez años que
pueda volar, desaparecer o desmaterializar un vidrio, por no
mencionar hablar parsel. El joven Potter tuerce un poco los límites
de las posibilidades.
La enfermera del
colegio había visto lo que los ojos de tía Petunia (tan agudos
cuando se trataba de descubrir marcas de dedos en las brillantes
paredes de su casa o de espiar las idas y venidas de los vecinos)
sencillamente se negaban a ver: que, muy lejos de necesitar un
refuerzo nutritivo, Dudley había alcanzado ya el tamaño y peso de
una ballena asesina joven.
Ginny soltó una risotada. Ganándose una mirada reprobatoria de su
madre.
-¡Pero
es que las descripciones!- Fred y George tampoco escondieron la risa
que aquella comparación había producido.
Y de esa manera,
después de muchas rabietas y discusiones que hicieron temblar el
suelo del dormitorio de Harry y de muchas lágrimas derramadas por
tía Petunia, dio comienzo el nuevo régimen de comidas. Habían
pegado a la puerta del frigorífico la dieta enviada por la enfermera
del colegio Smeltings, y el frigorífico mismo había sido vaciado de
las cosas favoritas de Dudley (bebidas gaseosas, pasteles, tabletas
de chocolate y hamburguesas) y llenado en su lugar con fruta y
verdura y todo aquello que tío Vernon llamaba «comida de conejo».
-No es que un poco de comida saludable sea mala para un niño, pero
deberían haber comenzado desde mucho antes de ese limite- Molly se
veía contrariada, ella era feliz mimando a sus niños con comida
¿acaso esta haciendo algo que aquellos sanadores muggles podrían
ver erróneo?
-Ni se le ocurra cambiar su manera de cocinar señora Weasley,
mantuvo con vida a toda la Orden y el Ejercito de Dumbledore durante
la guerra- cortó con cariño Harry, aquella mujer había sido el
recreo a sus hambrunas de cada verano y no podía evitar esperar cada
domingo para ir a casa de su suegra a comer su deliciosa comida.
-¿Ejercito de Dumbledore?- se percató Ojoloco- ¿Hay un ejercito?
-Próximo
año, próximo libro- respondió con simpleza Hermione.
Para que Dudley
no lo llevara tan mal, tía Petunia había insistido en que toda la
familia siguiera el régimen. En aquel momento le sirvió su trozo de
pomelo a Harry, quien notó que era mucho más pequeño que el de
Dudley. A juzgar por las apariencias, tía Petunia pensaba que la
mejor manera de levantar la moral a Dudley era asegurarse de que, por
lo menos, podía comer más que Harry.
Lily soltó un suspiro triste.
-James ¿que le hicimos a nuestro hijo? ¿Qué le hice yo? Esa es mi
familia. Fui yo.
-Tu no fuiste, fue tu hermana. Lils, uno no puede cargar con lo que
la familia hace, piensa en Sirius y Andromeda, toda las personas
malas tienen familias y no por eso las familias son malas. Tu hermana
decidió ser una perra y no es tu culpa.
-¿Acabas de llamar perra a Petunia?- James se encogió de hombros.
-Considerando que esta matando de hambre a mi hijo, agradece que solo
diga eso.
Pero tía Petunia
no sabía lo que se ocultaba bajo la tabla suelta del piso de arriba.
No tenía ni idea de que Harry no estaba siguiendo el régimen. En
cuanto éste se había enterado de que tenía que pasar el verano
alimentándose de tiras de zanahoria, había enviado a Hedwig a casa
de sus amigos pidiéndoles socorro, y ellos habían cumplido
maravillosamente.
Remus
sonrió, Sirius aplaudió y James los miró con cariño. Así habían
sido muchas épocas, la casa Potter no solo había sido un hogar para
ellos, si no un lugar al cual recurrir cuando las cosas se
complicaban en sus propios hogares. La familia de Remus era de buen
corazón, pero desde la muerte de su madre y las complicaciones por
tener un hijo licántropo, Remus se había mudado solo a una pequeña
casuchita a las afueras de Londres, donde James siempre se encargaba
de hacerle llegar la comida, primero de su madre y ahora de Pispy, la
joven elfina que con dedicación y cariño horneaba los mejores
pasteles de calabaza de la región.
Hedwig había
vuelto de casa de Hermione con una caja grande llena de cosas sin
azúcar para picar (los padres de Hermione eran dentistas); Hagrid,
el guardabosque de Hogwarts, le había enviado una bolsa llena de
bollos de frutos secos hechos por él (Harry ni siquiera los había
tocado: ya había experimentado las dotes culinarias de Hagrid); en
cuanto a la señora Weasley, le había enviado a la lechuza de la
familia, Errol, con un enorme pastel de frutas y pastas variadas. El
pobre Errol, que era viejo y débil, tardó cinco días en
recuperarse del viaje.
Lily sintió que sus ojos se aguaban. Quería agradecer, quería
abrazar, pero nada salió de su boca. Aquellos desconocidos, aquellas
caras que no tenían nada que ver con ella hasta ahora, habían
cuidado y alimentado a su hijo sin peros ni problemas, dándole todo
lo que ella no pudo y su propia familia le negaba.
-No tienes que decir nada querida, se que hubieses hecho exactamente
lo mismo por cualquiera de mis hijos- adivinó Molly con una sonrisa
maternal y comprensiva- vivimos dos guerras Lily, sé que en esos
libros perderé a uno de mis niños, sé que no será fácil como no
lo es para ti leer todo esto, pero todo cambiará. Y tu niño solo
comerá de mis tartas cuando yo insista en que esta delgado aunque
este en su mejor forma.
Y luego, el día
de su cumpleaños (que los Dursley habían pasado olímpicamente por
alto), había recibido cuatro tartas estupendas enviadas por Ron,
Hermione, Hagrid y Sirius. Todavía le quedaban dos, y por eso,
impaciente por tomarse un desayuno de verdad cuando volviera a su
habitación, empezó a comerse el pomelo sin una queja.
-Espera
un segundo, ¿Canuto, horneaste una tarta?- James se sintió
conmovido, cuando creía que nada de lo que Sirius hiciera podría
hacerlo querer más a aquel hermano que había escogido a primera
vista, hacía algo que le recordaba porque el buen canuto se había
ganado aquel lugar en su corazón.
-Algo
aprendí de la señora Potter, pero esa tarta la robe, prófugo de la
ley ¿recuerdas? Vivía comiendo ratas asadas, no es que tuviera
tiempo para hornear, pero quería asegurarme que mi cachorro tuviera
algo que comer en su cumpleaños.
Tío Vernon dejó
el periódico a un lado con un resoplido de disgusto y observó su
trozo de pomelo.
—¿Esto es el
desayuno? —preguntó de mal humor a tía Petunia. Ella le dirigió
una severa mirada y luego asintió con la cabeza, mirando de forma
harto significativa a Dudley, que había terminado ya su parte de
pomelo y observaba el de Harry con una expresión muy amarga en sus
pequeños ojos de cerdito.
-Sé que no podemos preguntar nada del futuro pero hay algo que me
carcome ¿Cómo demonios Dudley Dursley se casó?- cuestionó
Marlene.
-Bueno, considerando que el peso no era su peor problema, cambió un
poco su actitud y Mildred es hija de un colega de Vernon, son
bastante similares en realidad. Aunque resulta más cordial y menos
imbécil que Vernon. Su hijo es un año menor que James Sirius y
hasta resulta casi agradable. Aunque James no es un niño que va a
dejarse maltratar- Ginny rió.
-Cuando el niño de Dudley quizo quitarle su juguete, James le volcó
su leche en la cabeza.
-Delicioso Karma.
Tío Vernon lanzó
un intenso suspiro que le alborotó el poblado bigote y cogió la
cuchara. Llamaron al timbre de la puerta. Tío Vernon se levantó con
mucho esfuerzo y fue al recibidor. Veloz como un rayo, mientras su
madre preparaba el té, Dudley le robó a su padre lo que le quedaba
de pomelo.
-Me ofendía como te trataban a ti pero al menos veo que no es
personal, son gente horrible.
Harry oyó un
murmullo en la entrada, a alguien riéndose y a tío Vernon
respondiendo de manera cortante. Luego se cerró la puerta y oyó
rasgar un papel en el recibidor. Tía Petunia posó la tetera en la
mesa y miró a su alrededor preguntándose dónde se había metido
tío Vernon. No tardó en averiguarlo: regresó un minuto después,
lívido.
-¿Es qué de todo tiene que hacer un circo esta gente? Luego
nosotros somos los anormales, maldita sea- Lily golpeó suavemente el
antebrazo de James.
-No maldigas frente al niño.
-El niño viene del futuro y es mayor que tú y yo y tiene sus
propios niños para que lo escuchen maldecir. ¡Si no cumplo ni los
20 y ya soy abuelo! Pero es que Lilian, casi puedo llegar a perdonar
a tu hermana, no debe haber sido fácil ser ella siendo tú su
hermana, pero Vernon Dursley es el ser más despreciable, egoísta y
estúpido que he conocido en mi vida y vé que he conocido a toda la
casa de Slytherin incluyendo a Quejicus.
-¿Siendo yo su hermana?- Marlene le sonrió levemente.
-Lily la envidia hace cosas raras en la mente de las personas, la
ambición y los celos se esparcen y a veces gente no tan mala logra
ser peor que los malos- no pudo evitar lanzar una significativa
mirada a donde Snape estaba sentado sin decir nada, con la cabeza
gacha.
—Tú —le
gritó a Harry— Ven a la sala, ahora mismo.
Desconcertado,
preguntándose qué demonios había hecho en aquella ocasión, Harry
se levantó, salió de la cocina detrás de tío Vernon y fue con él
hasta la habitación contigua. Tío Vernon cerró la puerta con
fuerza detrás de ellos.
—Vaya —dijo,
yendo hasta la chimenea y volviéndose hacia Harry como si estuviera
a punto de pronunciar la sentencia de su arresto—. Vaya.
-¿Vaya
qué?- James se quedaba sin paciencia, aquel capítulo iba lento,
odiaba a los Dursley y Harry parecía desinteresado en largarse de
aquella maldita casa. Quería que su hijo estuviese con su padrino,
no que su hermano estuviese prófugo por el jodido Peter y su hijo
con aquellas personas.
A Harry le
hubiera encantado preguntar «¿Vaya qué?»,
-Tal
palo, tal astilla- Remus intentó consolar a su amigo. Pero realmente
tampoco sabía muy bien que aportar, después de todo, Sirius estaba
prófugo, pero él… él había abandonado a Harry sin motivo más
que su inseguridad y su miedo absurdo a su propia condición. Si tan
solo… miró a la pequeña Nymphadora, si tan solo aquella mujer
hubiese aparecido años antes para convencerlo de que tenía más que
ofrecer.
Pero no juzgó
prudente poner a prueba el humor de tío Vernon tan temprano, y menos
teniendo en cuenta que éste se encontraba sometido a una fuerte
tensión por la carencia de alimento. Así que decidió adoptar una
expresión de cortés desconcierto.
—Acaba de
llegar esto —dijo tío Vernon, blandiendo ante Harry un trozo de
papel de color púrpura—. Una carta. Sobre ti.
-Por
fin alguien se llevara a mi niño de ahí- la mirada avellana de
James no juzgaba a Sirius, ni Remus, ni los Weasley. Iba directamente
a Dumbledore. Sabía que cualquiera de ellos se hubiese llevado a
Harry de esa casa de no ser por una muralla, y sabía que la unica
muralla suficientemente alta era Albus Dumbledore.
El desconcierto
de Harry fue en aumento. ¿Quién le escribiría a tío Vernon sobre
él? ¿Conocía a alguien que enviara cartas por correo? Tío Vernon
miró furioso a Harry; luego bajó los ojos al papel y empezó a
leer:
Estimados señor
y señora Dursley: No nos conocemos personalmente, pero estoy segura
de que Harry les habrá hablado mucho de mi hijo Ron. Como Harry les
habrá dicho, la final de los Mundiales de quidditch tendrá lugar el
próximo lunes por la noche, y Arthur, mi marido, acaba de conseguir
entradas de primera clase gracias a sus conocidos en el Departamento
de Deportes y Juegos Mágicos.
-¡Esa es una buena invitación!- aplaudió Canuto- Buena familia de
apoyo te haz conseguido cachorro. Recuerdame llevarte si en otra vida
no lo hacen.
-Sirius, la idea es que ustedes hagan que nuestras vidas sean los más
similares posibles sin tantas muertes de por medio. Pero si, llevame
a todos los partidos de Quidditch que puedas o adoptaré a Remus de
padrino- Sirius arrugó la nariz, en un gesto más perruno que
humano.
-Cachorro me hieres, Lunático será un gran tío pero es muy
aburrido en comparación. Y sabes que estará muy ocupado haciendo
arrumacos con…
-¡SIRIUS BLACK SILENCIO!- Hermione lo golpeó con el libro- ¡CUATRO
LIBROS INTENTANDO MANTENER LOS SECRETOS EN ORDEN! Cierra la boca.
-Al
fin le pega con un libro a otra persona que no sea a Harry y a mi-
agradeció Ron, algo divertido por la exasperación de su mujer.
Hermione era bonita y graciosa enojada, siempre y cuando no fuera
contra él y le dieran ganas de esconderse de la furia de la castaña.
Espero que nos
permitan llevar a Harry al partido, ya que es una oportunidad única
en la vida. Hace treinta años que Gran Bretaña no es la anfitriona
de la Copa y es extraordinariamente difícil conseguir una entrada.
Nos encantaría
que Harry pudiera quedarse con nosotros lo que queda de vacaciones de
verano y acompañarlo al tren que lo llevará de nuevo al colegio.
Sería preferible que Harry nos enviara la respuesta de ustedes por
el medio habitual, ya que el cartero muggle nunca nos ha entregado
una carta y me temo que ni siquiera sabe dónde vivimos.
Esperando ver
pronto a Harry,
se despide
cordialmente Molly Weasley
P. D.: Espero que
hayamos puesto bastantes sellos.
___________________________________________________________________________________
Salvo un trocito,
delante, en el que la señora Weasley había consignado en letra
diminuta la dirección de los Dursley.
—Creo que si
que han puesto bastantes sellos —comentó Harry, como si cualquiera
pudiera cometer el error de la señora Weasley. Hubo un fulgor en los
ojos de su tío.
-No
creo que el sarcasmo sea una gran táctica en esa situación,
muchacho.
—El cartero se
dio cuenta —dijo entre sus dientes apretados—. Estaba muy
interesado en saber de dónde procedía la carta. Por eso llamó al
timbre. Daba la impresión de que le parecía divertido.
-¿Y
eso es lo malo? ¿Que le pareciera divertido? Demonios, si es que la
gente carece de humor- Marlene puso los ojos en blanco, si es cierto
que los Durlsey eran insufribles seres humanos, pero varios podrían
criticar lo que Sirius Black consideraba divertido.
Harry no dijo
nada. Otra gente podría no entender por qué tío Vernon armaba
tanto escándalo porque alguien hubiera puesto demasiados sellos en
un sobre, pero Harry había vivido demasiado tiempo con ellos para no
comprender hasta qué punto les molestaba cualquier cosa que se
saliera de lo ordinario.
-Quizás
por eso les molestaba alguien tan extraordinaria como tú- James
observó a Lily con cariño, había llegado el punto en que la
belleza de Lily era su virtud más pequeña en comparasión con las
otras que lo encantaban, valentía, lealtad y una fortaleza
arrolladora que hacían que una mujer como Petunia Dursley no fuera
más que una ordinaria y amargada señora.
Nada los
aterrorizaba tanto como que alguien pudiera averiguar que tenían
relación (aunque fuera lejana) con gente como la señora Weasley.
-Ellos
se lo pierden, en ese caso- Fred pasó su largo brazo por los hombros
de su madre, que incluso de joven era pequeña y regordeta como él
la conocía.
Tío Vernon
seguía mirando a Harry, que intentaba mantener su expresión neutra.
Si no hacía ni decía ninguna tontería, podía lograr que lo
dejaran asistir al mejor espectáculo de su vida.
Y es que todos los fanáticos del Quidditch estaban igual, no todos
los días tenías una entrada en tus manos para asistir a una final.
Y mucho menos con tus mejores amigos.
Esperó a que tío
Vernon añadiera algo, pero simplemente seguía mirándolo. Harry
decidió romper el silencio.
—Entonces,
¿puedo ir? —preguntó. Un ligero espasmo cruzó el rostro de tío
Vernon, grande y colorado. Se le erizó el bigote.
-Que adorable imagen. ¿Es qué acaso Petunia creyó que se habían
acabado los hombres?Aunque creo que ni aún así me casaría con
Vernon Dursley.
-No lo sé, Petunia era una niña que soñaba con eso, ser esposa y
ama de casa en un barrio caro, Vernon le dio lo que ella anhelaba
tener.
-Supongo
que no todos anhelamos las mismas cosas- Albus guardó silencio, le
daba pena oír que aquella niña que tanto deseaba que la magia
corriera por sus venas se había vuelto aquella mujer resentida y sin
sueños.
Harry creía
saber lo que tenía lugar detrás de aquel mostacho: una furiosa
batalla en la que entraban en conflicto dos de los instintos más
básicos en tío Vernon. Permitirle marchar haría feliz a Harry,
algo contra lo que tío Vernon había luchado durante trece años.
Pero, por otro lado, dejar que se fuera con los Weasley lo que
quedaba de verano equivalía a deshacerse de él dos semanas antes de
lo esperado, y tío Vernon aborrecía tener a Harry en casa.
-Aún me resulta incomprensible que un adulto pueda odiar tanto a un
niño, seas quien seas y sean quienes sean sus padres, es solo un
niño. Yo no podría ser capaz de odiar a una criatura inocente.
-Pero tú eres un buen hombre Remus, y también un buen profesor-
Lily no pudo evitar la mirada herida y enojada que sus ojos
esmeraldas lanzaron hacia la mesa de Slytherin donde Severus Snape se
encontraba pálido, impasible y solitario como siempre. Como aquel
primer día.
Para ganar algo
de tiempo, volvió a mirar la carta de la señora Weasley.
—¿Quién es
esta mujer? —inquirió, observando la firma con desagrado.
—La conoces
—respondió Harry—. Es la madre de mi amigo Ron. Lo estaba
esperando cuando llegamos en el expreso de Hog... en el tren del 22
colegio al final del curso. Había estado a p unto de decir «expreso
de Hogwarts», y eso habría irritado a tío Vernon. En casa de los
Dursley no se podía mencionar el nombre del colegio de Harry. Tío
Vernon hizo una mueca con su enorme rostro como si tratara de
recordar algo muy desagradable.
—¿Una mujer
gorda? —gruñó por fin—. ¿Con un montón de niños pelirrojos?
-Esa es la descripción más ofensiva que he escuchado- bramó
Hermione con molestia.
-Deja
cariño, puede que no sea la mujer más delgada del mundo, pero
¿crees que hubiese aguantado tener a mis siete hermosos bebés de no
tener un cuerpo fuerte? ¡Oh querida! Si es que podría tener un gran
cuerpo y ropa cara, Arthur podría costear esa vida si solo fuesemos
nosotros dos. Pero no hay sola parte de mi que no tenga algo de mis
niños, y no podría avergonzarme de nada que tenga que ver con mis
hijos Hermione, nunca. Especialmente, porque han crecido siendo
buenos muchachos y una fuerte y hermosa muchachita.
Harry frunció el
entrecejo pensando que tenía gracia que tío Vernon llamara gordo a
alguien cuando su propio hijo, Dudley, acababa de lograr lo que había
estado intentando desde que tenía tres años: ser más ancho que
alto.
-¿Es eso humanamente posible?
-Al parecer.
Tío Vernon
volvió a examinar la carta.
—Quidditch
—murmuró entre dientes—, quidditch. ¿Qué demonios es eso?
Harry sintió una
segunda punzada de irritación.
—Es un deporte
—dijo lacónicamente— que se juega sobre esc...
—¡Vale, vale!
—interrumpió tío Vernon casi gritando.
-¿Y para que demonios pregunta?- Sirius estaba irritado y se pasaba
la mano por el cabello negro constantemente.
-¡Basta o tendrás un tick nervioso, maldita sea!
-¿Pueden
parar de maldecir? ¡Si es que serán desagradables!
Con cierta
satisfacción, Harry observó que su tío tenía expresión de miedo.
Daba la impresión de que sus nervios no aguantarían el sonido de
las palabras «escobas voladoras» en la sala de estar.
Harry rió suavemente.
-Años después me enteré que fue tu culpa- James alzó la ceja
confundido- parece que Vernon te describió su coche y tú le
describiste tu mejor escoba y él creyó que estabas vacilando su
honrosa presencia.
-Demonios,
primera vez que no tengo intención de vacilar a un idiota y lo hago
de todos modos.
Disimuló
volviendo a examinar la carta. Harry descubrió que movía los labios
formando las palabras «que nos enviara la respuesta de ustedes por
el medio habitual».
—¿Qué quiere
decir eso de «el medio habitual»? —preguntó irritado.
—Habitual para
nosotros —explicó Harry y, antes de que su tío pudiera detenerlo,
añadió—: Ya sabes, lechuzas mensajeras. Es lo normal entre magos.
George se frotó los ojos.
-Recuérdame enseñarle a este niño como convencer a los demás de
que te dejen hacer algo, porque es un fiasco.
-Se crió viendo nuestro maravilloso ejemplo. Diez galeones a que lo
soluciona en la próxima página.
-Si, pero también con Ron y Percy. Cinco a que no lo logra-
contradijo George, Fred sonrió.
-Siete-
acordaron los dos al mismo tiempo en voz alta.
Tío Vernon
parecía tan ofendido como si Harry acabara de soltar una horrible
blasfemia.
-Lo que no sería
raro, teniendo en cuenta como hablan su padre y su padrino- rezongó
Lily.
Temblando de
enojo, lanzó una mirada nerviosa por la ventana; parecía temeroso
de ver a algún vecino con la oreja pegada al cristal.
—¿Cuántas
veces tengo que decirte que no menciones tu anormalidad bajo este
techo? —dijo entre dientes. Su rostro había adquirido un tono
ciruela vivo.
-¿Anormalidad? Si es que no le veo ningún cuerno en la frente.
-Recuerdo cuando Ginny tenía tres años y quería tener un cuerno.
-¿Querías ser un unicornio?- Ginny negó.
-Un rinoceronte.
—Recuerda dónde
estás, y recuerda que deberías agradecer un poco esa ropa que
Petunia y yo te hemos da...
-Ropa usada y en las peores condiciones.
—Después de
que Dudley la usó —lo interrumpió Harry con frialdad; de hecho,
llevaba una sudadera tan grande para él que tenía que dar cinco
vueltas a las mangas para poder utilizar las manos y que le caía
hasta más abajo de las rodillas de unos vaqueros extremadamente
anchos.
-Sé que era una maldad, pero te veías tan tierno y pequeñito-
Ginny sonrió- Si es que yo era más pequeña que tú, pero eras tan
tierno.
—¡No
consentiré que se me hable en ese tono! —exclamó tío Vernon,
temblando de ira.
-Casi
siento los galeones en mi bolsillo- Fred sacudió la cabeza, le tenía
fe al ingenio de su cuñado.
Pero Harry no
pensaba resignarse. Ya habían pasado los tiempos en que se había
visto obligado a aceptar cada una de las estúpidas disposiciones de
los Dursley. No estaba siguiendo el régimen de Dudley, y no se iba a
quedar sin ir a los Mundiales de quidditch por culpa de tío Vernon
si podía evitarlo. Harry respiró hondo para relajarse y luego dijo:
-Prepara
tus siete galeones Georgie.
—Vale, no iré
a los Mundiales. ¿Puedo subir ya a mi habitación? Tengo que
terminar una carta para Sirius. Ya sabes... mi padrino.
-¿Has visto, Black? Si hay problemas tenías que ir a meterte- rió
Marlene.
-Si aunque no este me meten en líos. Pero considerando contra quien,
encantado.
-Sirius él niño quiere apoyo no que muelas a golpes a sus tíos-
bufó Remus, al ver a Sirius tronarse los puños.
-Nadie me deja divertirme.
Lo había hecho,
había pronunciado las palabras mágicas.
-¿Palabras
mágicas? Harry tú…- los ojos grises de Sirius se llenaron de
calida chispa cuando comprendió lo que él niño había estado
haciendo.
Vio cómo la
colorada piel de tío Vernon palidecía a ronchas, dándole el
aspecto de un helado de grosellas mal mezclado.
—Le... ¿le vas
a escribir, de verdad? —dijo tío Vernon, intentando aparentar
tranquilidad. Pero Harry había visto cómo se le contraían de miedo
los diminutos ojos.
—Bueno, sí...
—contestó Harry, como sin darle importancia—. Hace tiempo que no
ha tenido noticias mías y, bueno, si no le escribo puede pensar que
algo va mal.
-Canuto, tú saliste como asesino en serie en las noticias muggles,
¿no es cierto?
-Si Cornamenta.
-Y nuestro cachorro lo esta utilizando a su favor, ¿no es cierto?
-¿No estas orgulloso de nuestro bebé?- Ambos merodeadores
suspiraron con orgullo, mientras Lily apretaba los labios.
-Genial, yo solo lo parí. No es que le haya dado la vida ni nada.
Se detuvo para
disfrutar el efecto de sus palabras. Casi podía ver funcionar los
engranajes del cerebro de tío Vernon debajo de su grueso y oscuro
cabello peinado con una raya muy recta.
Si intentaba
impedir que Harry escribiera a Sirius, éste pensaría que lo
maltrataban. Si no lo dejaba ir a los Mundiales de quidditch, Harry
se lo contaría a Sirius, y Sirius sabría que lo maltrataban.
-Pague- ordenó
Fred, extendiendo la mano. Un placer hacer negocios con mi reflejo,
Feorge.
-¿Sabes donde
puedes poner esos galeones verdad?
-¡George Weasley!-
regañó su gemelo imitando la voz y el tono de su adorada madre.
A tío Vernon
sólo le quedaba una salida, y Harry pudo ver esa conclusión
formársele en el cerebro como si el rostro grande adornado con el
bigote fuera transparente.
Harry trató de
no reírse y de mantener la cara tan inexpresiva como le fuera
posible. Y luego...
—Bien, de
acuerdo. Puedes ir a esa condenada... a esa estúpida... a esa Copa
del Mundo.
-Espera, él no acaba de… ¿Acaba de…?- Charlie parecía estar al
borde de un cíncope- ¿Acaba de insultar la copa de Quidditch? ¿Es
lo que acaba de hacer?- Estaba pálido y enojado.
-Ahora
entiendo porque se llevaba bien con Oliver- Harry observó a su
cuñado, intrigado por como los Weasley podían ir del blanco al rojo
en sus caras sin escalas.
Escríbeles a
esos... a esos Weasley para que vengan a recogerte, porque yo no
tengo tiempo para llevarte a ningún lado.
-Primero
nos insultan los Malfoy, después los Dursley. Estoy empezando a
sentirme honrado- bromeó Arthur con una ancha sonrisa. Al menos sus
hijos, de sangre y adoptivos, pasarían un buen rato en el evento y
Harry estaría protegido de esa gente durante un tiempo.
Y puedes pasar
con ellos el resto del verano. Y dile a tu... tu padrino... dile...
dile que vas.
—Muy bien
—asintió Harry, muy contento. Se volvió y fue hacia la puerta de
la sala, reprimiendo el impulso de gritar y dar saltos. Iba a... ¡Se
iba con los Weasley! ¡Iba a presenciar la final de los Mundiales!
En el recibidor
estuvo a punto de atropellar a Dudley, que acechaba detrás de la
puerta esperando oír una buena reprimenda contra Harry y se quedó
desconcertado al ver su amplia sonrisa.
-Alguien realmente debería preocuparse por la mente de ese niñato,
si es que no puede salir normal de esa casa.
—¡Qué buen
desayuno!, ¿verdad? —le dijo Harry—. Estoy lleno, ¿tú no?
Riéndose de la
cara atónita de Dudley, Harry subió los escalones de tres en tres y
entró en su habitación como un bólido. Lo primero que vio fue que
Hedwig ya había regresado. Estaba en la jaula, mirando a Harry con
sus enormes ojos ambarinos y chasqueando el pico como hacía siempre
que estaba molesta.
-Podemos detenernos un momento a hablar de la conexión extraña que
tienes con Hedwig?
-No.
Harry no tardó
en ver qué era lo que le molestaba en aquella ocasión.
—¡Ay! —gritó.
Acababa de pegarle en un lado de la cabeza lo que parecía ser una
pelota de tenis pequeña, gris y cubierta de plumas.
-Hace dos años fue un elfo doméstico que intentó matarte,
realmente ya no estoy segura de que clase de peligro hay en tu
habitación.
-El único peligro en la habitación de Harry, es Ginny- la pelirroja
golpeó a su hermano mayor con el puño cerrado en el brazo- ¡Eso
duele Ginevra!
-Entonces deja de intentar ser gracioso Ronald.
Harry se frotó
con fuerza la zona dolorida al tiempo que intentaba descubrir qué
era lo que lo había golpeado, y vio una lechuza diminuta, lo
bastante pequeña para ocultarla en la mano, que, como si fuera un
cohete buscapiés, zumbaba sin parar por toda la habitación.
-Bueno-
Remus torció la cabeza- eso es un desconcertante alivio.
Harry se dio
cuenta entonces de que la lechuza había dejado caer a sus pies una
carta. Se inclinó para recogerla, reconoció la letra de Ron y abrió
el sobre. Dentro había una nota escrita apresuradamente:
-¿Estás diciéndome que tu madre se esforzó en entender el correo
muggle solo para que tu casi lo arruines por ansioso?- Hermione
parecía indignada.
-Si alguna de ustedes dos vuelve a golpearme- señaló a su esposa y
su hermana- las embrujaré.
-¿Como a Malfoy?
-¡Harry!
Harry: ¡MI PADRE
HA CONSEGUIDO LAS ENTRADAS! Irlanda contra Bulgaria,
-Oh demonios- Ron casi había olvidado que en ese libro saldría
Krum.
-Esto será incómodo- murmuró Hermione, recordando aquel año.
-¿Algo que debamos saber con antelación?- Marlene picó las caras
rojas del trío y comprendió- ¡Si los niños ya son adultos! ¿Quién
comenzó con los besuqueos ese año? ¿Harry? ¿Ron?- ante el
silenció de ambos, la rubia aplaudió- ¡ESO ES NiñA!
-Esperen, creí que estaban juntos desde pequeños- Andrómeda
observó al par.
-Algo así, pero Hermione salió con un imbécil.
-Y tú con la muchacha más estúpida del colegio.
-Me
alegra saber que son una pareja sana sin celos.
el lunes por la
noche. Mi madre les ha escrito a los muggles para pedirles que te
dejen venir y quedarte. A lo mejor ya han recibido la carta, no sé
cuánto tarda el correo muggle. De todas maneras, he querido enviarte
esta nota por medio de Pig.
-¿Quién demonios le puso Pig a una lechuza?- Ginny levantó la
mano.
-Es
un gran nombre y le quedaba genial.
Harry reparó en
el nombre «Pig», y luego observó a la diminuta lechuza que zumbaba
dando vueltas alrededor de la lámpara del techo. Nunca había visto
nada que se pareciera menos a un cerdo.
-¡Contradiciendo a
su esposa!- Fred chasqueó la lengua- eso esta mal muchacho, yo que
tú lo castigo hermanita.
-¡creí que te
agradaba!
-Me agradas, pero
siempre es gracioso ver que Ginny te patee el trasero.
Quizá no había
entendido bien la letra de Ron.
Siguió leyendo:
Vamos a ir a buscarte tanto si quieren los muggles como si no, porque
no te puedes perder los Mundiales. Lo que pasa es que mis padres
pensaban que era mejor pedirles su consentimiento. Si dicen que te
dejan, envía a Pig inmediatamente con la respuesta, e iremos a
recogerte el domingo a las cinco en punto. Si no te dejan, envía
también a Pig e iremos a recogerte de todas maneras el domingo a las
cinco.
Molly
puso los ojos en blanco. Mientras el resto reía ante las maneras de
los muchachos.
Hermione llega
esta tarde. Percy ha comenzado a trabajar: en el Departamento de
Cooperación Mágica Internacional. No menciones nada sobre el
extranjero mientras estés aquí a menos que quieras que te mate de
aburrimiento.
Percy no dijo nada. Deseo que todo aquello fuese omitido. Sentía
tanta verguenza.
-Oye Percy- Ron tosió, no era bueno para la charla emocional- sé
que hiciste tonterías, fuiste un idiota de hecho, pero el caso es
que yo también lo fui. Todos lo fuimos en algún punto.
Hasta pronto,
Ron.
—¡Cálmate!
—dijo Harry a la pequeña lechuza, que revoloteaba por encima de su
cabeza gorjeando como loca (Harry supuso que era a causa del orgullo
de haber llevado la carta a la persona correcta).
-Nunca vi una lechuza que se pareciera tanto a Sirius. Ansiosa como
un demonio porque noten que hizo algo bien- Se burló Marlene.
—. ¡Ven aquí!
Tienes que llevar la contestación. La lechuza revoloteó hasta
posarse sobre la jaula de Hedwig, que le echó una mirada fría, como
desafiándola a que se acercara más. Harry volvió a
coger su pluma de águila y un trozo de pergamino, y escribió: Todo
perfecto, Ron: los muggles me dejan ir. Hasta mañana a las cinco.
¡Me muero de impaciencia! Harry Plegó la nota hasta hacerla muy
pequeña y, con inmensa dificultad, la ató a la diminuta pata de la
lechuza, que aguardaba muy excitada. En cuanto la nota estuvo
asegurada, la lechuza se marchó: salió por la ventana zumbando y se
perdió de vista.
Que belleza!!! Ya extrañaba leerte, en verdad. Ansío lo que resta y en serio, me encanta.
ResponderEliminarEstoy igual que Andrea. Extrañaba mucho esto.
ResponderEliminarGracias por darnos nuestra... Droga.
Gracias por seguirla, tu fanfic era una de las cosas que me hacían feliz. Me encanta volver a leerla de nuevo.
ResponderEliminarBuena vuelta, gran capítulo.
ResponderEliminarme encanta leerte de nuevo que bueno que volviste ahora a esperar a que subas las partes que restan del libro el comentario de james y sirius sobre su bebe jajajaja me mato y lo de sirius diciendo que no le dejan divertirse jajaja mori con ese en fin espero subas la conti pronto nos leemos byee ^^
ResponderEliminarGenial, al fin haz vuelto, me alegra que vallas a continuar los libros que faltan espero por los demas, muchas gracias,,,
ResponderEliminarYa extrañaba los capítulos y no creo ser la única, me alegra mucho que hayas regresado aquí tienes una seguidora fiel👍
ResponderEliminarAcabo de conseguir este blog en el prisionero de Azkaban y me gusto mucho la historia y pensaba seguro es otro blog abandonado cuando llego a este capítulo y veo la fecha no me lo creo, no esta abandonado y me da tanta alegría haber conseguido una historia que se ve que se quiere terminarrrr, mi chas gracias, me encanta Sirius y Marlene, y la parte de que James se da cuenta que es él patronus de su hijo me llegó al corazón, sigue escribiendo te haz ganado una seguidora fiel
ResponderEliminarPesaba que El blog estaba abandonado!!! Me alegra tanto que lo continues :) gracias!!!
ResponderEliminarMe enamore de esta historia cuando tenia 15 años, ahora a mis 21 sigo aqui, te voy a esperar cariño!!! Muy feliz y ansiosa enamorada de tus ideas!! Gracias!!! Muchos besos desde Argentina! Espero con ansias el proximo capitulo. Besotes
ResponderEliminarFue una vuelta estupenda!! Asi se hace una entrada triunfal!! Sigue MERO te queremos
ResponderEliminarAmaria que siguieras con la historia
ResponderEliminarHola, amo mucho tu historia, es muy entretenida, me la terminé en unos 5 días (fuese sido menos sino tuviera tanta tarea) espero que la continúes
ResponderEliminarllevo siguiendo este blog ya tiene muucho desde que tengo 16 y ahora tengo 20, voy a esperar lo que sea necesario. vale la pena la espera tu escritura y creatividad no la tiene nadie, prueba de ello es que solo tu has sabido como darle un giro a la historia original sin modificar las personalidades de los demás.
ResponderEliminarhola yo nunca te e escrito pero llevo dos año leyendo y releyendo tu fanfic por fa sigue se te quiere besos.
ResponderEliminarHola espero que estés bien desde hace mucho llevo siguiendo tu blog solo espero que continúes la historia saludos
ResponderEliminarHola espero que estés bien llevo leyendo y releído tus historias una y otra vez, esperó que la sigas actualizando cada vez que puedo entro acá a ver si actualizaste, saludos espero que respondas pronto
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