Aclaración:
Bueno todos los personajes y los libros que leen pertenecen a Jo
Rowling, yo solo lo traspaso a un blog para que puedan leerlo de una
manera diferente con las intervenciones de ciertos personajes
pertenecientes a ella.
Harry
Potter y el Caliz de Fuego.
Capitulo
II: "La Cicatriz"
-¿Quieres
leerlo tú? Es algo bastante personal- Harry se encogió de hombros,
no es que llevar cuatro libros hablando de su vida y su mente no
fuera algo suficientemente personal…siempre había sido de pública
propiedad su vida y sus sentimientos.
Harry
se hallaba acostado boca arriba, jadeando como si hubiera estado
corriendo. Acababa de despertarse de un sueño muy vívido y tenía
las manos sobre la cara. La antigua cicatriz con forma de rayo le
ardía bajo los dedos como si alguien le hubiera aplicado un hierro
al rojo vivo.
Ginny le
acarició la cicatriz, era un gesto de lo más íntimo entre ellos,
era la única persona con el permiso de tocar aquella marca, porque
no lo hacía con curiosidad, morbo o lastima, lo hacía con el mismo
amor con el que tocaba cada parte de él.
-Todo
irá bien Harry. Solo espero que cuando cambiemos todo, vuelvas a
elegirme.
-Ginevra,
te elegiría mil veces en esta vida y en todas las que siguen, eres
la razón por la que vivo.
-¿Sabes?-
Lily se inclinó contra James- recuerdo que en tercer curso te dije
que no volvieras a hablarme hasta otra vida, y tú me dijiste…
-"Ni
a si te libraras de mi, pelirroja, porque te elegiría en la otra
vida también"- completó.
-Harry
no solo heredó tu físico James.
Se
incorporó en la cama con una mano aún en la cicatriz de la frente y
la otra buscando en la oscuridad las gafas, que estaban sobre la
mesita de noche. Al ponérselas, el dormitorio se convirtió en un
lugar un poco más nítido, iluminado por una leve y brumosa luz
anaranjada que se filtraba por las cortinas de la ventana desde la
farola de la calle.
-Por
eso me fascinaba la habitación de Gryffindor- murmuró Sirius-
cuando las pesadillas te despertaban, no te sentías atrapado en la
negrura de la noche. Aún recuerdo cuando Orión torturaba mestizos
en el sótano y el buen Regulus se pasaba a mi cuarto, poníamos
varias mantas para ahogar el sonido de los llantos. Claro que cuando
quedé en Gryffindor él no volvió a entrar a mi cuarto, pero en su
lugar tenía los ronquidos de Remus y los lloriqueos de James por
Lily dormido.
Y
por algún motivo Andrómeda se sintió por primera vez triste por su
primo menor, Sirius tenía un lugar donde huir, ella misma había
huido, pero Regulus se había quedado allí, ahogado en los gritos de
miseria y las manchas de sangre que brotaban de las paredes de la
Ancestral casa Black. No había tenido nadie más a correr. Ya nadie
cubría los gritos con mantas.
Volvió
a tocarse la cicatriz. Aún le dolía. Encendió la lámpara que
tenía a su lado y se levantó de la cama; cruzó el dormitorio,
abrió el armario ropero y se miró en el espejo que había en el
lado interno de la puerta. Un delgado muchacho de catorce años le
devolvió la mirada con una expresión de desconcierto en los
brillantes ojos verdes, que relucían bajo el enmarañado pelo negro.
-Maldita
sea, no podrías haberlo hecho más igual a ti ni que lo diseñaras
por encargo- comentó Marlene asombrada- sé que la genética da sus
toques, miren a los niños zanahoria y al desteñido- señaló a los
Weasley y a los Malfoy- pero lo de este mocoso fue un calco absoluto.
¡Oh por Merlín! Tus espermatozoides han de ser geniales.
-Estas
halagando sexualmente a mi novio y lo haces de manera tan extraña
que ni siquiera puedo enfadarme- Lily frunció el ceño, adoraba a
Marlene pero era extraña como un hipogrifo de dos cabezas.
Examinó
más de cerca la cicatriz en forma de rayo del reflejo. Parecía
normal, pero seguía escociéndole. Harry intentó recordar lo que
soñaba antes de despertarse. Había sido tan real... Aparecían dos
personas a las que conocía, y otra a la que no. Se concentró todo
lo que pudo, frunciendo el entrecejo, tratando de recordar...
-Es
imposible que sea un simple sueño, es una visión, la pregunta es
porqué la tuviste.
-No
quiero sonar como la loca Trelawney, pero no tienes un tercer ojo o
algo así ¿verdad?
Vislumbró
la oscura imagen de una estancia en penumbra. Había una serpiente
sobre una alfombra... un hombre pequeño llamado Peter y apodado
Colagusano... y una voz fría y aguda... la voz de lord Voldemort.
Sólo con pensarlo, Harry sintió como si un cubito de hielo se le
hubiera deslizado por la garganta hasta el estómago.
La
sensación que se expandía por el comedor, la voz fría como un
vidrio quebrado raspándote la piel.
Apretó
los ojos con fuerza e intentó recordar qué aspecto tenía lord
Voldemort, pero no pudo, porque en el momento en que la butaca giró
y él, Harry, lo vio sentado en ella, el espasmo de horror lo había
despertado... ¿o había sido el dolor de la cicatriz?
Alastor
intentaba conectar con Dumbledore que le rehuía la mirada, el viejo
sabía algo, algo mucho más complejo de que él, a pesar de toda su
trayectoria, podría imaginar.
Snape
y Lucius también se miraban desconcertados, ¿por qué aquel niño
podía ver eso? ¿Era un plan del Señor Oscuro? ¿Era intencional y
real?
¿Y
quién era aquel anciano? Porque ya tenía claro que en el sueño
aparecía un hombre viejo: Harry lo había visto caer al suelo. Las
imágenes le llegaban de manera confusa. Se volvió a cubrir la cara
con las manos e intentó representarse la estancia en penumbra, pero
era tan difícil como tratar de que el agua recogida en el cuenco de
las manos no se escurriera entre los dedos.
-Creo
que todos tenemos el suficiente cerebro como para darnos cuenta que
eso no es un delirio por sugestión, ¿verdad? Él no puede imaginar
todo eso, ¿O sí? ¿Albus?
-Creo…-
todos dieron un brinco al escuchar su voz tranquila, solo para
desilusionarse un segundo después- que la señorita Granger mencionó
que hay que esperar y seguir el ritmo de los libros, si vamos de un
compás al otro sin seguir el orden y el tempo todo sería un
desastre, ¿verdad Minerva? ¡Recuerdo que bailabas maravillosamente
bien! ¡El aniversario del 54' ese fue un gran baile, aunque admito
que me extralimité con la hidromiel!- McGonagall asintió, lo
conocía, Albus no estaba demente, estaba haciendo lo que mejor
sabía: desviar la atención hasta el momento preciso.
Voldemort
y Colagusano habían hablado sobre alguien a quien habían matado,
aunque no podía recordar su nombre... y habían estado planeando un
nuevo asesinato: el suyo.
Harry
apartó las manos de la cara, abrió los ojos y observó a su
alrededor tratando de descubrir algo inusitado en su dormitorio.
-Casual,
planean tu asesinato y tú haces el inventario de tu cuarto. Quizá a
la manta se le descosió el ruedo.
-No
creí encontrar una persona más irónica que Ginny, pero tu rebazas
los límites- Marlene se encogió de hombros ante el comentario de
Percy.
-Es
uno de mis múltiples talentos, también hago origami y según Sirius
soy buena en…
-¡QUE
HAY UNA NIÑA, MCKINNON!- cortó Andrómeda, ante la mirada curiosa
de Tonks.
-¡En
Quidditch, joder, Quidditch!- Andrómeda se sonrojó ante su
malpensamiento, pero Marlene sonrió con picardía- Se me da bien
montar la escoba, a que si cachorro.
El
Sirius adulto soltó una carcajada perruna, mientras su yo pequeño
sonreía de lado.
-Espera,
tengo una duda- cortó Lunático- están cambiando nuestras vidas, es
decir sus propias historias, si Sirius, el de mi época, comienza a
salir con Marlene cosa que no hizo en el tiempo de ustedes, ¿Qué
ocurre en sus mentes? ¿Las memorias se modifican, los recuerdos?
-En
realidad- Hermione tomó aire para explicar- el tiempo está
detenido. Es confidencial el cómo, pero podría decirse
que con los años logramos poder en el ministerio, y eso incluye el
departamento de misterios, después de la destrucción de los
giratiempos parece que los Inefables se interesaron en el asunto del
tiempo y logramos esto. Esto no cambiará hasta que el último libro
sea leído y el paralelismo temporal se rompa, volveremos cada uno a
nuestro lugar y ya será cuestión de ustedes reconstruir sus vidas e
intentar que las nuestras no cambien a partir de esto.
En
realidad, había una cantidad extraordinaria de cosas inusitadas en
él: a los pies de la cama había un baúl grande de madera, abierto,
y dentro de él un caldero, una escoba, una túnica negra y diversos
libros de embrujos; los rollos de pergamino cubrían la parte de la
mesa que dejaba libre la jaula grande y vacía en la que normalmente
descansaba Hedwig, su lechuza blanca; en el suelo, junto a la cama,
había un libro abierto. Lo había estado leyendo por la noche antes
de dormirse.
-¿Leer
antes de dormir? Eso lo saco de la madre.
-¡Que
en lo últimos años he leído mucho, hombre!- se defendió James.
-Para
impresionar a la pelirroja no cuenta.
-En
realidad los libros no fueron mi asunto hasta que fui mayor, tenía
diecinueve cuando comencé a estudiar Artes Oscuras- James miró a su
hijo como si fuese un desconocido. -Una vez un hombre me enseñó que
no podías luchar contra algo sin comprender contra que luchabas y
para acabar con eso debí empezar por entender a que me enfrentaba.
Todas
las fotos del libro se movían. Hombres vestidos con túnicas de
color naranja brillante y montados en escobas voladoras entraban y
salían de la foto a toda velocidad, arrojándose unos a otros una
pelota roja.
-Eso
tiene más sentido- Hermione puso los ojos en blanco.
Harry
fue hasta el libro, lo cogió y observó cómo uno de los magos
marcaba un tanto espectacular colando la pelota por un aro colocado a
quince metros de altura. Luego cerró el libro de golpe. Ni siquiera
el quidditch (en opinión de Harry, el mejor deporte del mundo) podía
distraerlo en aquel momento.
-Solo
una jugadora de Quidditch puede hacerme olvidar de mis pesadillas-
besó la mejilla de Ginny.
Dejó
Volando con los Cannons en su mesita de noche, se fue al otro extremo
del dormitorio y retiró las cortinas de la ventana para observar la
calle.
-Los
Cannons son una pesadilla por si solos- acotó Gideon, ganándose una
mirada de reproche por parte de Ron.
El
aspecto de Privet Drive era exactamente el de una respetable calle de
las afueras en la madrugada de un sábado. Todas las ventanas tenían
las cortinas corridas. Por lo que Harry distinguía en la oscuridad,
no había un alma en la calle, ni siquiera un gato.
-Deberías
ir a visitarlo más a menudo Minerva.
-Muy
gracioso, Albus.
Y
aun así, aun así... Nervioso, Harry regresó a la cama, se sentó
en ella y volvió a llevarse un dedo a la cicatriz. No era el dolor
lo que le incomodaba: estaba acostumbrado al dolor y a las heridas.
-Dios
santo, esa frase es tan cruel para un niño- Molly sentía en el
pecho el mismo hueco que Lily.
En
una ocasión había perdido todos los huesos del brazo derecho, y
durante la noche le habían vuelto a crecer, muy dolorosamente.
-Estúpido
Lockhart.
No
mucho después, un colmillo de treinta centímetros de largo se había
clavado en aquel mismo brazo.
-Estúpido
basilisco.
Y
durante el último curso, sin ir más lejos, se había caído desde
una escoba voladora a quince metros de altura.
-¿Cómo
es que nadie dice estúpido Quidditch?- bufó Hermione.
Estaba
habituado a sufrir extraños accidentes y heridas: eran inevitables
cuando uno iba al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, y él
tenía una habilidad especial para atraer todo tipo de problemas.
-No
es una gran publicidad para el colegio ni para casarse con un Potter-
razonó James- agradezcamos que el colegio es obligatorio y los
Potter tenemos nuestro encanto.
No,
lo que a Harry le incomodaba era que la última vez que le había
dolido la cicatriz había sido porque Voldemort estaba cerca. Pero
Voldemort no podía andar por allí en esos momentos... La misma idea
de que lord Voldemort merodeara por Privet Drive era absurda,
imposible.
-Si
hay algo que sé, es que nada es imposible en tu vida.
Harry
escuchó atentamente en el silencio. ¿Esperaba sorprender el crujido
de algún peldaño de la escalera, o el susurro de una capa? Se
sobresaltó al oír un tremendo ronquido de su primo Dudley, en el
dormitorio de al lado. Harry se reprendió mentalmente. Se estaba
comportando como un estúpido: en la casa no había nadie aparte de
él y de tío Vernon, tía Petunia y Dudley, y era evidente que ellos
dormían tranquilos y que ningún problema ni dolor había perturbado
su sueño.
-Cada
vez que tengo la momentánea amnesia olvidando que tu hermana existe
comienza otro libro y me lo recuerda- Lily hizo una mueca.
-Sé
que Petunia es complicada, pero si vamos al caso Vernon es mil veces
peor, ella es solo…dominada por él.
-Por
el amor de Godric, esa estirada tenía doce años y ya te trataba
como fenómeno de feria, es mas mala que la viruela de dragón
acompañada de diarrea crónica, acéptalo de una vez.
-Eres
asquerosamente ocurrente- felicitó Sirius, a una distraída Marlene.
Cuando
más le gustaban los Dursley a Harry era cuando estaban dormidos;
despiertos nunca constituían para él una ayuda. Tío Vernon, tía
Petunia y Dudley eran los únicos parientes vivos que tenía. Eran
muggles (no magos) que odiaban y despreciaban la magia en cualquiera
de sus formas, loque suponía que Harry era tan bienvenido en aquella
casa como una plaga de termitas.
-¿Es
que cada libro va a repetir esa parte?- se quejó Fred- ya lo
sabemos, tíos idiotas, no magia, discriminación, tortura infantil y
la genial familia Weasley al rescate para no que no mueras
desnutrido.
-Demonios,
es más terrible cuando lo pones junto.
Habían explicado
sus largas ausencias durante el curso en Hogwarts los últimos tres
años diciendo a todo el mundo que estaba internado en el Centro de
Seguridad San Bruto para Delincuentes Juveniles Incurables.
-Aun no puedo creer que digan eso- Lily bufó indignada- James,
Cariño, recuerdame embrujar a Petunia de aquí hasta el año dos
mil.
-Técnicamente lo maltrataron unos quince años, así que con
maldecirla hasta el 90 alcanza-comentó Sirius rascándose la cabeza,
de esa manera extraña y similar a la que tenían los perros.
-Primero, es sorprendente que la gente no notase que eres un perro
antes, y segundo, no creo que eso sea suficiente.
-Créeme
pelirroja, doce años de condena son suficientes para cualquiera.
Los Dursley
estaban al corriente de que, como mago menor de edad, a Harry no le
permitían hacer magia fuera de Hogwarts, pero aun así le echaban la
culpa de todo cuanto iba mal en la casa. Harry no había podido
confiar nunca en ellos, ni contarles nada sobre su vida en el mundo
de los magos. La sola idea de explicarles que le dolía la cicatriz y
que le preocupaba que Voldemort pudiera estar cerca, le resultaba
graciosa.
Harry
suspiró, el pequeño e introvertido muchacho que guardaba todo para
si era solo el resultado de no haber tenido a nadie a quien le
importaran suficiente sus cosas, ni siquiera de adolescente podía
confiar sus cosas, Hermione las analizaría mil veces y quizás lo
regañaría unas mil más mientras que Ron en aquel momento se
debatía entre la risa, el miedo y los celos. Eso había cambiado con
Sirius pero había durado tan poco que apenas y probo el sabor de la
confianza. Hasta que llegó Ginny, con ella desvariaba eternamente
sobre cualquier idea que pasara por su cabeza y ella respondía y
debatía como si dejarse la barba o tener una pesadilla fuese algo
realmente importante. Porque lo era, al menos para ella, todo lo
relacionado con él resultaba importante.
Y sin embargo
había sido Voldemort, principalmente, el responsable de que Harry
viviera con los Dursley.
-Y de que asesinaran a su única hermana- murmuró Molly con desazón,
los libros le había revelado la muerte de Fabian y Gideon y estaba
segura que haría hasta lo imposible para salvarlos y aquella mujer
tan atroz no soltaba ni una lagrima por la muerte de su hermana.
De no ser por él,
Harry no tendría la cicatriz en la frente. De no ser por él, Harry
todavía tendría padres... Tenía apenas un año la noche en que
Voldemort (el mago tenebroso más poderoso del último siglo, un
brujo que había ido adquiriendo poder durante once años) llegó a
su casa y mató a sus padres. Voldemort dirigió su varita hacia
Harry, lanzó la maldición con la que había eliminado a tantos
magos y brujas adultos en su ascensión al poder e, increíblemente,
ésta no hizo efecto: en lugar de matar al bebé, la maldición había
rebotado contra Voldemort. Harry había sobrevivido sin otra lesión
que una herida con forma de rayo en la frente, en tanto que Voldemort
quedaba reducido a algo que apenas estaba vivo.
-Bla, Bla, Bla, colega todos sabemos que eres super y que tu cicatriz
del zorro es genial, pero ¿es enserio? ¿En cada libro es necesario
explicar todo de nuevo? Harry rió mientras Molly tomaba la oreja de
Fred y le daba un tirón diciendo un “¡No te enseñé a ser un
irrespetuoso Frederick Weasley!”
Desprovisto de
su poder y casi moribundo, Voldemo1rt había huido; el terror que
había atenazado a la comunidad mágica durante tanto tiempo se
disipó, sus seguidores huyeron en desbandada y Harry se hizo famoso.
Fue bastante impactante para él enterarse, el día de su undécimo
cumpleaños, de que era un mago. Y aún había resultado más
desconcertante descubrir que en el mundo de los magos todos conocían
su nombre.
-Y continuamos con la introducción, ¿Quién escribió esto?- George
miró a su madre con cautela- Ni se te ocurra, ya perderé una no
quiero perder la otra.
-Espera un momento.
-¿Qué demonios Sirius? No quiero ser un desorejado.
-No por tu oreja, por los libros ¿Quién los escribió? Quiero
decir, se centran en Harry pero no están en primera persona.
-Los escribió una amiga, ya sabes la conocí en un tren y anotó
parte de mi historia en su bolsa de vomito- comentó Harry con una
sonrisa- así comenzó, fue el año en que terminó la guerra, todo
el mundo quería algo de mi y ella era muggle, así que solo comencé
a contarle mi historia, como si fuese un cuento para niños. Supongo
que tendría algunos fantasmas propios y por eso se ocupa tanto de
repetir esos momentos.
-Ella no sabe que todo esto existe- cortó Hermione- cree que estamos
en su cabeza, en la cabeza de Harry no lo sé, pero un día este
idiota nos contó que había hablado con una muggle con lujo de
detalles sobre nuestro mundo e historia, así que decidimos que de
haber sabido muchas cosas antes las cosas serían distintas. Y aquí
estamos.
-Pero nosotros luchamos contra Voldemort en nuestro momento- James se
acomodó los lentes con seriedad- y lamento decirlo pero la gran
mayoría perdió, ¿piensan entrenarnos o… solo contarnos como
acabó cada uno? Si la idea era evitar la traición de Peter, ¿Por
qué continúan aquí?
-Porque hay una información crucial para derrotar a Voldemort, algo
que nadie sabía, ni siquiera Dumbledore y eso es lo que debemos
revelarles para ganar la guerra. De manera menos sanguinaria de ser
posible.
Al llegar a
Hogwarts, las cabezas se volvían y los cuchicheos lo seguían por
dondequiera que iba. Pero ya se había acostumbrado: al final de
aquel verano comenzaría el cuarto curso. Y contaba los días que le
faltaban para regresar al castillo.
Sirius
sonrió con nostalgia, aquello había sido algo que lo había unido a
su ahijado desde el comienzo, curiosamente compartir la soledad es
quizás la mejor manera de unirse a alguien.
Pero todavía
quedaban dos semanas para eso. Abatido, volvió a repasar con la
vista los objetos del dormitorio, y sus ojos se detuvieron en las
tarjetas de felicitación que sus dos mejores amigos le habían
enviado a finales de julio, por su cumpleaños. ¿Qué le
contestarían ellos si les escribía y les explicaba lo del dolor de
la cicatriz?
Ginny rodó los ojos, por muy mejores amigos que fueran, Ron y
Hermione rara vez respondían con lo que Harry necesitaba escuchar.
De inmediato, la
voz asustada y estridente de Hermione Granger le vino a la cabeza:
¿Que te duele la cicatriz? Harry, eso es tremendamente grave...
¡Escribe al profesor Dumbledore! Mientras tanto yo iré a consultar
el libro Enfermedades y dolencias mágicas frecuentes... Quizá
encuentre algo sobre cicatrices producidas por maldiciones...
Hermione se puso colorada como el cabello de su novio. Pero no pudo
negar aquello porque era exactamente lo que ella hubiese dicho.
-Que
te conozco como la palma de mi mano Hermione- se mofó harry.
Sí, ése sería
el consejo de Hermione: acudir sin demora al director de Hogwarts, y
entretanto consultar un libro. Harry observó a través de la ventana
15 el oscuro cielo entre negro y azul. Dudaba mucho que un libro
pudiera ayudarlo en aquel momento. Por lo que sabía, era la única
persona viva que había sobrevivido a una maldición como la de
Voldemort, así que era muy improbable que encontrara sus síntomas
en Enfermedades y dolencias mágicas frecuentes.
-He estado considerando que quizás la cicatriz es un rayo porque es
el movimiento que haces con la varita para hacer el avada- Comentó
Astoria distendidamente, Lucius la miró sorprendido- Que no apoye
las creencias mortífagas no significa que no entienda de artes
oscuras, soy una de los sagrados veintiocho suegro.
En cuanto a lo de
informar al director, Harry no tenía la más remota idea de adónde
iba Dumbledore en sus vacaciones de verano. Por un instante le
divirtió imaginárselo, con su larga barba plateada, túnica talar
de mago y sombrero puntiagudo, tumbándose al sol en una playa en
algún lugar del mundo y dándose loción protectora en su curvada
nariz.
Todos rieron ante la idea, especialmente el mismo Dumbledore.
Pero, dondequiera
que estuviera Dumbledore, Harry estaba seguro de que Hedwig lo
encontraría: la lechuza de Harry nunca había dejado de entregar una
carta a su destinatario, aunque careciera de dirección. Pero ¿qué
pondría en ella? Querido profesor Dumbledore: Siento molestarlo,
pero la cicatriz me ha dolido esta mañana. Atentamente, Harry
Potter.
-No necesariamente tenías que decirlo así- bufó Hermione- A fin de
cuentas Dumbledore si podría haberte dicho que pasaba.
-Tu
y yo sabemos que Dumbledore no es de brindar información tan
facilmente Hermione, probablemente me hubiese mandado una respuesta
que me generara aún más preguntas.
Dumbledore
suspiró en su asiento, aquella manía de brindar a cuenta gotas las
cosas para confiar solo una gota en cada persona había sido una
enseñanza de su madre, así se había acostumbrado desde muy joven a
despistar la conversación y jamas responder cuando preguntaban por
Ariana o por su padre en Azkaban.
Incluso en su
mente, las palabras sonaban tontas. Así que intentó imaginarse la
reacción de su otro mejor amigo, Ron Weasley, y al instante el
pecoso rostro de Ron, con su larga nariz, flotaba ante él con una
expresión de desconcierto: ¿Que te duele la cicatriz? Pero... pero
no puede ser que Quien-tú-sabes esté ahí cerca, ¿verdad? Quiero
decir... que te habrías dado cuenta, ¿no? Intentaría liquidarte,
¿no es cierto? No sé, Harry, a lo mejor las cicatrices producidas
por maldiciones duelen siempre un poco... Le preguntaré a mi
padre...
-Debes ser el único idiota que tartamudea hasta por carta- se burló
Fred.
-No le llames idiota- Hermione y Molly lo dijeron con el mismo tono y
al mismo tiempo- La unica persona que puede molestar a Ron soy yo-
agregó Hermione ofuscada.
-¿Gracias?-
el pelirrojo no supo si aquello era bueno o malo.
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El señor Weasley
era un mago plenamente cualificado que trabajaba en el Departamento
Contra el Uso Incorrecto de los Objetos Muggles del Ministerio de
Magia, pero no tenía experiencia en materia de maldiciones, que
Harry supiera.
-En realidad he estudiado el tema, pero claro esta que la magia se
aprende haciéndola, hay quienes no les tiembla el pulso a la hora de
usar hechizos que yo jamás osaría nombrar.
-Y
eso es algo de lo que enorgullecerse Arthur, no de lo que
avergonzarse- comentó Dumbledore- es más difícil hacer las cosas
del modo correcto.
En cualquier
caso, no le hacía gracia la idea de que toda la familia Weasley se
enterara de que él, Harry, se había preocupado mucho a causa de un
dolor que seguramente duraría muy poco. La señora Weasley
alborotaría aún más que Hermione; y Fred y George, los gemelos de
dieciséis años hermanos de Ron, podrían pensar que Harry estaba
perdiendo el valor.
-Nunca nos burlaríamos de tu valor hermano- corrigió George- ¿De
tus gafitas? Claro.
-De tu pelo despeinado, por supuesto.
-De tu lamentable estatura en aquellos tiempos, es obvio.
-De tu…
-Ya entendí, gracias por respetar mi valentía- bufó Harry mientras
Ginny soltaba una risita.
-Eras
tan tierno- los gemelos imitaron la risita de su hermana.
Los Weasley eran
su familia favorita: esperaba que pudieran invitarlo a quedarse algún
tiempo con ellos (Ron le había mencionado algo sobre los Mundiales
de quidditch), y no quería que esa visita estuviera salpicada de
indagaciones sobre su cicatriz.
-Cariño, si en algún momento hacemos algo como ello sería unica y
exclusivamente por preocupación, sabes que eres como un hijo más
para nosotros.
Lily
quiso agradecerle a Molly, quizo abrazarla y felicitarla, pero no
pudo. El dolor y la desazón de saber que no era y que no era James
quienes ocupaban la mente de Harry al pensar en una familia le rompía
el corazón.
Harry se frotó
la frente con los nudillos. Lo que realmente quería (y casi le
avergonzaba admitirlo ante sí mismo) era alguien como... alguien
como un padre: un mago adulto al que pudiera pedir consejo sin
sentirse estúpido, alguien que lo cuidara, que hubiera tenido
experiencia con la magia oscura...
James apretó los puños bajo la mesa, y suspiró.
-Siento
lo mismo, es horrible sentir envidia de los que aman a tu hijo, pero
inevitable no sentir ese dolor James- susurró Lily, con su labio
temblando levemente.
Y entonces
encontró la solución. Era tan simple y tan obvia, que no podía 16
creer que hubiera tardado tanto en dar con ella: Sirius.
-Mi
cachorro- Sirius lo miró con una ternura que ni James ni Remus
conocían, porque solo sentía por Harry, su ahijado, su cachorro era
la única atadura que Sirius había aceptado y adorado en toda su
vida. Ese bebé de ojos verdes y risilla pegajoza había sido el
único ser en ese mundo capaz de, realmente y con su consentimiento,
robarle el alma.
-Al
menos si pude hacer algo bueno por ti- comentó James- te heredé al
buen canuto.
-Mejor
que todo el oro de Gringotts- aceptó Harry.
-Y
es como el vino- recordó Ginny riendo, Hermione suspiró divertida
antes de completar la frase que Sirius solía decir por los pasillos
del cuartel.
-Solo
mejora con los años.
-Genial,
la hora de halagar al inservible de Black- Snape tuvo que morderse la
lengua para no lanzar una palabrota, el odio recorría sus ojos
negros como la sangre sus venas.
Harry saltó de
un brinco de la cama, fue rápidamente al otro extremo del dormitorio
y se sentó a la mesa. Sacó un trozo de pergamino, cargó de tinta
la pluma de águila, escribió «Querido Sirius», y luego se detuvo,
pensando cuál sería la mejor forma de expresar su problema y sin
dejar de extrañarse de que no se hubiera acordado antes de Sirius.
-Lo siento.
-Cachorro pasaste catorce años sin mí, no es extraño que no me
consideres una primera opción, además de que no tuvimos la mejor
primera impresión.
-¿Bromeas?
Casi le rompes la pierna a Ron y creí que me asesinarías, ¿que
mejor forma de conocer a un padrino?
Pero bien mirado
no era nada sorprendente: al fin y al cabo, hacía menos de un año
que había averiguado que Sirius era su padrino. Había un motivo muy
simple para explicar la total ausencia de Sirius en la vida de Harry:
había estado en Azkaban, la horrenda prisión del mundo mágico
vigilada por unas criaturas llamadas dementores, unos monstruos
ciegos que absorbían el alma y que habían ido hasta Hogwarts en
persecución de Sirius cuando éste escapó.
-Demonios-La gran mayoría se estremeció al oír hablar de aquel
lugar y aquellos seres, pero especialmente Sirius.
Pero Sirius era
inocente, ya que los asesinatos por los que lo habían condenado eran
en realidad obra de Colagusano, el secuaz de Voldemort a quien casi
todo el mundo creía muerto.
-Estupido
Pettigrew- bufó Ron.
Harry, Ron y
Hermione, sin embargo, sabían que la verdad era otra: el curso
anterior habían tenido a Colagusano frente a frente, aunque luego
sólo el profesor Dumbledore les había creído.
Remus
tosió, intentando liberar un poco de la incomodidad que todos
aquellos que desconfiaron de Sirius sentían en aquel momento.
Durante una hora
de gloriosa felicidad, Harry había creído que podría abandonar a
los Dursley, porque Sirius le había ofrecido un hogar una vez que su
nombre estuviera rehabilitado.
-¿Rehabilitado?
Que me devolviesen la libertad que esa estupida rata cobarde me robó-
corrigió el ojigris indignado.
Pero aquella
oportunidad se había esfumado muy pronto: Colagusano se había
escapado antes de que hubieran podido llevarlo al Ministerio de
Magia, y Sirius había tenido que huir volando para salvar la vida.
-Aunque- intentó consolar Lily con una débil sonrisa- nadie hace
historia mejor que Sirius Black ¿verdad? Hacerlo sencillo habría
sido muy predecible como para ti.
Harry lo había
ayudado a hacerlo sobre el lomo de un hipogrifo llamado Buckbeak, y
desde entonces Sirius permanecía oculto. Harry se había pasado el
verano pensando en la casa que habría tenido si Colagusano no se
hubiera escapado. Había resultado especialmente duro volver con los
Dursley sabiendo que había estado a punto de librarse de ellos para
siempre.
-Tranquilo, tendrás una familia alguna día, lo sé, un día le
prometí a tu madre que la protegería de todo ¿Sabes? Y fallé. No
volveré a hacerlo, ni con ella ni contigo. Aunque tenga que luchar y
morir, da igual, los protegeré y ella te dará todo, porque nadie
podrá amarte más que ella.
-James,
ambos lo haremos. Lo lograremos juntos, por él. Harry será un niño
feliz, con su padre, su madre, su padrino y su tio consitiendolo
hasta ser tan malcriado como solo un Potter puede serlo. Así será,
yo lo sé. No estamos cambiando todo solo para repetir el
sufrimiento.
No obstante, y
aunque no pudiera estar con Sirius, éste había sido de cierta ayuda
para Harry. Gracias a Sirius, ahora podía tener todas sus cosas con
él en el dormitorio.
-Sé que los Dursley son idiotas ¿no? Pero admitan que utilizar a su
padrino para conseguir lo que quiere no es algo que Harry hubiese
hecho antes de conocer a Sirius- notó Marlene.
-Harry hacía todo lo que Sirius hiciese- bufó Hermione, no del todo
feliz con aquello- hasta se notaba en su forma de vestir. Es bastante
extraño, es como que depende a quien tengas de modelo a seguir
cambiabas ligeramente tu estilo.
-No es cierto, siempre admiré a Dumbledore y nunca use borlas de
color lavanda...Sin ofender señor.
-No me ofende, no todos pueden soportar mi estilo- Minerva sonrió,
si alguien tenía un gran estilo y sabía llevarlo desde que ella
recordaba ese era Albus Dumbledore.
Antes, los
Dursley no lo habían consentido: su deseo de hacerle la vida a Harry
tan penosa como fuera posible, unido al miedo que les inspiraba su
poder, habían hecho que todos los veranos precedentes guardaran bajo
llave el baúl escolar de Harry en la alacena que había debajo de la
escalera. Pero su actitud había cambiado al averiguar que su sobrino
tenía como padrino a un asesino peligroso (oportunamente, Harry
había olvidado decirles que Sirius era inocente).
James
y Sirius se miraron, con un orgullo complice, ese niño era desde que
había sido concebido un merodeador a toda honra y aunque al
principio eran pequeños detalles ahora comenzaba a aflorar al
completo su forma de ser.
Desde que había
vuelto a Privet Drive, Harry había recibido dos cartas de Sirius. No
se las había entregado una lechuza, como era habitual en el correo
entre magos, sino unos pájaros tropicales grandes y de brillantes
colores.
-Genial, todos buscándote para arrancarte el alma y tu en el caribe
con dos morenas de mecho ochenta- recriminó Marlene con los brazos
en jarra al mejor estilo Molly Weasley.
-¿Tienes dramas con tu altura, verdad cariño?- murmuró Canuto- ¿Te
he dicho lo linda que eres cuando te enojas y que no hay mujer más
bonita que tú?
Lily arrugó la nariz cuando Marlene se mordió el labio por aquel
cumplido de libro de seductor de los años cincuenta.
-¿De veras? Por el sombrero de Merlín creí que tenía amigas más
inteligentes.
-Hablo la señorita “¡Nunca saldré con Potter pero me embarazaré
de él a los diecinueve!”
-¡Que
al menos estaba casada, oye!
A Hedwig no le
habían hecho gracia aquellos llamativos intrusos y se había
resistido a dejarlos beber de su bebedero antes de volver a emprender
el vuelo.
-Tu lechuza es algo extraña, ya sabes demasiado inteligente.
A Harry, en
cambio, le habían gustado: le habían hecho imaginarse palmeras y
arena blanca, y esperaba que dondequiera que se encontrara Sirius (él
nunca decía dónde, por si interceptaban la carta) se lo estuviera
pasando bien. Harry dudaba que los dementores sobrevivieran durante
mucho tiempo en un lugar muy soleado.
-En
realidad, harían que el clima variase, pero suelen surgir donde hay
desesperación y angustia y no hay mucho de eso en una playa, la
gente suele estar bastante feliz cuando esta de vacaciones, o al
menos con la suficiente angustia o desesperación como para generar
dementores- explicó Lily.
-Espero
no tener que ir de vacaciones con tu hermana o crearé el primero.
Quizá por eso
Sirius había ido hacia el sur. Las cartas de su padrino (ocultas
bajo la utilísima tabla suelta que había debajo de la cama de
Harry) mostraban un tono alegre, y en ambas le insistía en que lo
llamara si lo necesitaba. Pues bien, en aquel momento lo
necesitaba... La lámpara de Harry pareció oscurecerse a medida que
la fría luz gris que precede al amanecer se introducía en el
dormitorio.
-¿Estuviste toda la
noche despierto?- cuestionó Molly, con el ceño fruncido.
Finalmente,
cuando los primeros rayos de sol daban un tono dorado a las paredes y
empezaba a oírse ruido en la habitación de tío Vernon y tía
Petunia, Harry despejó la mesa de trozos estrujados de pergamino y
releyó la carta ya acabada:
Querido
Sirius: Gracias por tu última carta. Vaya pájaro más grande: casi
no podía entrar por la ventana. Aquí todo sigue como siempre. La
dieta de Dudley no va demasiado bien. Mi tía lo descubrió ayer
escondiendo en su habitación unas rosquillas que había traído de
la calle. Le dijeron que tendrían que rebajarle la paga si seguía
haciéndolo, y él se puso como loco y tiró la videoconsola por la
ventana.
-Tipico del niño malcriado.
-¿Qué
es una videoconsola?
Es una especie
de ordenador en el que se puede jugar. Fue algo bastante tonto,
realmente, porque ahora ni siquiera puede evadirse con su
Mega-Mutilation, tercera generación. Yo estoy bien, sobre todo
gracias a que tienen muchísimo miedo de que aparezcas de pronto y
los conviertas en murciélagos.
-No
sería mala idea.
Sin embargo,
esta mañana me ha pasado algo raro. La cicatriz me ha vuelto a
doler. La última vez que ocurrió fue porque Voldemort estaba en
Hogwarts. Pero supongo que es imposible que él ronde ahora por aquí,
¿verdad? ¿Sabes si es normal que las cicatrices producidas por
maldiciones duelan años después? Enviaré esta carta en cuanto
regrese Hedwig. Ahora está por ahí, cazando. Recuerdos a Buckbeak
de mi parte. Harry.
-No
sabe como demostrar afecto ¿Verdad?- preguntó Lily con tristeza, ni
siquiera en una simple carta Harry era capaz de poner palabras como
te quiero o abrazos.
-Solo con ella- murmuró Hermione, señalando a Ginny con la cabeza-
fue bastante extraño para todos cuando él comenzó a ser cariñoso
con alguien.
«Sí —pensó
Harry—, no está mal así.» No había por qué explicar lo del
sueño, pues no quería dar la impresión de que estaba muy
preocupado. Plegó el pergamino y lo dejó a un lado de la mesa,
preparado para cuando volviera Hedwig. Luego se puso de pie, se
desperezó y abrió de nuevo el armario. Sin mirar al espejo, empezó
a vestirse para bajar a desayunar.
Dios, ya extrañaba leer esto.
ResponderEliminarEspero que actualices pronto y que hayas mejorado en este tipo.
Espero que actualices pronto
ResponderEliminarYay!! Otra actualización!!
ResponderEliminarEspero que ya te sientas mucho mejor y espero con ansias la ultima parte de este capitulo...
Besos... :-* :-*
Jo.... Se me ha echo cortoooo, necesito masssss
ResponderEliminarYupiiiiii!!!
ResponderEliminarMenudas ganas había de volver a leer, espero que ya estés mejor y puedas actualizar mas seguidamente.
Un saludo :)
ya quiero la ultima parte... quiero ver la reaccion de todos cuando harry se acuerda de sirius para enviarle la carta... que bueno que regresaste mero... eres la mejor!!!
ResponderEliminar<3 <3 <3 Estoy tan feliiiiz!!! Gracias por esto..
ResponderEliminarrecién me puse a leer, Mero!!! no sabes cuan feliz me hace leerte, gracias por regresar <3
ResponderEliminarGracias por regresar!!!
ResponderEliminarEspero que ya estes mejor
Espero ya estés mejor... amo tu historia sos lo más blda... firme me alegras la vida... me encantaría poder ayudarte tanto como lo que escribís lo hace conmigo sos única y nunca te rindas
ResponderEliminarHola mero, vas a subir el cachito que falta de este cap? Lo esperamos con ansias!
ResponderEliminarBesos
me gusta mucho, esperare el siguiente cap <3
ResponderEliminarYa regresa, por favor ):
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