domingo, 2 de septiembre de 2018

Harry Potter y el Caliz de Fuego- Cap 2


Aclaración: Bueno todos los personajes y los libros que leen pertenecen a Jo Rowling, yo solo lo traspaso a un blog para que puedan leerlo de una manera diferente con las intervenciones de ciertos personajes pertenecientes a ella.


Harry Potter y el Caliz de Fuego.


Capitulo II: "La Cicatriz"

-¿Quieres leerlo tú? Es algo bastante personal- Harry se encogió de hombros, no es que llevar cuatro libros hablando de su vida y su mente no fuera algo suficientemente personal…siempre había sido de pública propiedad su vida y sus sentimientos.

Harry se hallaba acostado boca arriba, jadeando como si hubiera estado corriendo. Acababa de despertarse de un sueño muy vívido y tenía las manos sobre la cara. La antigua cicatriz con forma de rayo le ardía bajo los dedos como si alguien le hubiera aplicado un hierro al rojo vivo.

Ginny  le acarició la cicatriz, era un gesto de lo más íntimo entre ellos, era la única persona con el permiso de tocar aquella marca, porque no lo hacía con curiosidad, morbo o lastima, lo hacía con el mismo amor con el que tocaba cada parte de él.
-Todo irá bien Harry. Solo espero que cuando cambiemos todo, vuelvas a elegirme.
-Ginevra, te elegiría mil veces en esta vida y en todas las que siguen, eres la razón por la que vivo.
-¿Sabes?- Lily se inclinó contra James- recuerdo que en tercer curso te dije que no volvieras a hablarme hasta otra vida, y tú me dijiste…
-"Ni a si te libraras de mi, pelirroja, porque te elegiría en la otra vida también"- completó.
-Harry no solo heredó tu físico James.

Se incorporó en la cama con una mano aún en la cicatriz de la frente y la otra buscando en la oscuridad las gafas, que estaban sobre la mesita de noche. Al ponérselas, el dormitorio se convirtió en un lugar un poco más nítido, iluminado por una leve y brumosa luz anaranjada que se filtraba por las cortinas de la ventana desde la farola de la calle.

-Por eso me fascinaba la habitación de Gryffindor- murmuró Sirius- cuando las pesadillas te despertaban, no te sentías atrapado en la negrura de la noche. Aún recuerdo cuando Orión torturaba mestizos en el sótano y el buen Regulus se pasaba a mi cuarto, poníamos varias mantas para ahogar el sonido de los llantos. Claro que cuando quedé en Gryffindor él no volvió a entrar a mi cuarto, pero en su lugar tenía los ronquidos de Remus y los lloriqueos de James por Lily dormido.
Y por algún motivo Andrómeda se sintió por primera vez triste por su primo menor, Sirius tenía un lugar donde huir, ella misma había huido, pero Regulus se había quedado allí, ahogado en los gritos de miseria y las manchas de sangre que brotaban de las paredes de la Ancestral casa Black. No había tenido nadie más a correr. Ya nadie cubría los gritos con mantas.


Volvió a tocarse la cicatriz. Aún le dolía. Encendió la lámpara que tenía a su lado y se levantó de la cama; cruzó el dormitorio, abrió el armario ropero y se miró en el espejo que había en el lado interno de la puerta. Un delgado muchacho de catorce años le devolvió la mirada con una expresión de desconcierto en los brillantes ojos verdes, que relucían bajo el enmarañado pelo negro.

-Maldita sea, no podrías haberlo hecho más igual a ti ni que lo diseñaras por encargo- comentó Marlene asombrada- sé que la genética da sus toques, miren a los niños zanahoria y al desteñido- señaló a los Weasley y a los Malfoy- pero lo de este mocoso fue un calco absoluto. ¡Oh por Merlín! Tus espermatozoides han de ser geniales.
-Estas halagando sexualmente a mi novio y lo haces de manera tan extraña que ni siquiera puedo enfadarme- Lily frunció el ceño, adoraba a Marlene pero era extraña como un hipogrifo de dos cabezas.

Examinó más de cerca la cicatriz en forma de rayo del reflejo. Parecía normal, pero seguía escociéndole. Harry intentó recordar lo que soñaba antes de despertarse. Había sido tan real... Aparecían dos personas a las que conocía, y otra a la que no. Se concentró todo lo que pudo, frunciendo el entrecejo, tratando de recordar...

-Es imposible que sea un simple sueño, es una visión, la pregunta es porqué la tuviste.
-No quiero sonar como la loca Trelawney, pero no tienes un tercer ojo o algo así ¿verdad?

Vislumbró la oscura imagen de una estancia en penumbra. Había una serpiente sobre una alfombra... un hombre pequeño llamado Peter y apodado Colagusano... y una voz fría y aguda... la voz de lord Voldemort. Sólo con pensarlo, Harry sintió como si un cubito de hielo se le hubiera deslizado por la garganta hasta el estómago.

La sensación que se expandía por el comedor, la voz fría como un vidrio quebrado raspándote la piel.

Apretó los ojos con fuerza e intentó recordar qué aspecto tenía lord Voldemort, pero no pudo, porque en el momento en que la butaca giró y él, Harry, lo vio sentado en ella, el espasmo de horror lo había despertado... ¿o había sido el dolor de la cicatriz? 

Alastor intentaba conectar con Dumbledore que le rehuía la mirada, el viejo sabía algo, algo mucho más complejo de que él, a pesar de toda su trayectoria, podría imaginar.
Snape y Lucius también se miraban desconcertados, ¿por qué aquel niño podía ver eso? ¿Era un plan del Señor Oscuro? ¿Era intencional y real?

¿Y quién era aquel anciano? Porque ya tenía claro que en el sueño aparecía un hombre viejo: Harry lo había visto caer al suelo. Las imágenes le llegaban de manera confusa. Se volvió a cubrir la cara con las manos e intentó representarse la estancia en penumbra, pero era tan difícil como tratar de que el agua recogida en el cuenco de las manos no se escurriera entre los dedos.
-Creo que todos tenemos el suficiente cerebro como para darnos cuenta que eso no es un delirio por sugestión, ¿verdad? Él no puede imaginar todo eso, ¿O sí? ¿Albus?
-Creo…- todos dieron un brinco al escuchar su voz tranquila, solo para desilusionarse un segundo después- que la señorita Granger mencionó que hay que esperar y seguir el ritmo de los libros, si vamos de un compás al otro sin seguir el orden y el tempo todo sería un desastre, ¿verdad Minerva? ¡Recuerdo que bailabas maravillosamente bien! ¡El aniversario del 54' ese fue un gran baile, aunque admito que me extralimité con la hidromiel!- McGonagall asintió, lo conocía, Albus no estaba demente, estaba haciendo lo que mejor sabía: desviar la atención hasta el momento preciso.

Voldemort y Colagusano habían hablado sobre alguien a quien habían matado, aunque no podía recordar su nombre... y habían estado planeando un nuevo asesinato: el suyo.
Harry apartó las manos de la cara, abrió los ojos y observó a su alrededor tratando de descubrir algo inusitado en su dormitorio.

-Casual, planean tu asesinato y tú haces el inventario de tu cuarto. Quizá a la manta se le descosió el ruedo.
-No creí encontrar una persona más irónica que Ginny, pero tu rebazas los límites- Marlene se encogió de hombros ante el comentario de Percy.
-Es uno de mis múltiples talentos, también hago origami y según Sirius soy buena en…
-¡QUE HAY UNA NIÑA, MCKINNON!- cortó Andrómeda, ante la mirada curiosa de Tonks.
-¡En Quidditch, joder, Quidditch!- Andrómeda se sonrojó ante su malpensamiento, pero Marlene sonrió con picardía- Se me da bien montar la escoba, a que si cachorro.
El Sirius adulto soltó una carcajada perruna, mientras su yo pequeño sonreía de lado.
-Espera, tengo una duda- cortó Lunático- están cambiando nuestras vidas, es decir sus propias historias, si Sirius, el de mi época, comienza a salir con Marlene cosa que no hizo en el tiempo de ustedes, ¿Qué ocurre en sus mentes? ¿Las memorias se modifican, los recuerdos?
-En realidad- Hermione tomó aire para explicar- el tiempo está detenido.  Es confidencial el cómo, pero podría decirse que con los años logramos poder en el ministerio, y eso incluye el departamento de misterios, después de la destrucción de los giratiempos parece que los Inefables se interesaron en el asunto del tiempo y logramos esto. Esto no cambiará hasta que el último libro sea leído y el paralelismo temporal se rompa, volveremos cada uno a nuestro lugar y ya será cuestión de ustedes reconstruir sus vidas e intentar que las nuestras no cambien a partir de esto.

En realidad, había una cantidad extraordinaria de cosas inusitadas en él: a los pies de la cama había un baúl grande de madera, abierto, y dentro de él un caldero, una escoba, una túnica negra y diversos libros de embrujos; los rollos de pergamino cubrían la parte de la mesa que dejaba libre la jaula grande y vacía en la que normalmente descansaba Hedwig, su lechuza blanca; en el suelo, junto a la cama, había un libro abierto. Lo había estado leyendo por la noche antes de dormirse.

-¿Leer antes de dormir? Eso lo saco de la madre.
-¡Que en lo últimos años he leído mucho, hombre!- se defendió James.
-Para impresionar a la pelirroja no cuenta.
-En realidad los libros no fueron mi asunto hasta que fui mayor, tenía diecinueve cuando comencé a estudiar Artes Oscuras- James miró a su hijo como si fuese un desconocido. -Una vez un hombre me enseñó que no podías luchar contra algo sin comprender contra que luchabas y para acabar con eso debí empezar por entender a que me enfrentaba.

Todas las fotos del libro se movían. Hombres vestidos con túnicas de color naranja brillante y montados en escobas voladoras entraban y salían de la foto a toda velocidad, arrojándose unos a otros una pelota roja.

-Eso tiene más sentido- Hermione puso los ojos en blanco.

Harry fue hasta el libro, lo cogió y observó cómo uno de los magos marcaba un tanto espectacular colando la pelota por un aro colocado a quince metros de altura. Luego cerró el libro de golpe. Ni siquiera el quidditch (en opinión de Harry, el mejor deporte del mundo) podía distraerlo en aquel momento.

-Solo una jugadora de Quidditch puede hacerme olvidar de mis pesadillas- besó la mejilla de Ginny.

Dejó Volando con los Cannons en su mesita de noche, se fue al otro extremo del dormitorio y retiró las cortinas de la ventana para observar la calle.

-Los Cannons son una pesadilla por si solos- acotó Gideon, ganándose una mirada de reproche por parte de Ron.

El aspecto de Privet Drive era exactamente el de una respetable calle de las afueras en la madrugada de un sábado. Todas las ventanas tenían las cortinas corridas. Por lo que Harry distinguía en la oscuridad, no había un alma en la calle, ni siquiera un gato.

-Deberías ir a visitarlo más a menudo Minerva.
-Muy gracioso, Albus.

Y aun así, aun así... Nervioso, Harry regresó a la cama, se sentó en ella y volvió a llevarse un dedo a la cicatriz. No era el dolor lo que le incomodaba: estaba acostumbrado al dolor y a las heridas.

-Dios santo, esa frase es tan cruel para un niño- Molly sentía en el pecho el mismo hueco que Lily.

En una ocasión había perdido todos los huesos del brazo derecho, y durante la noche le habían vuelto a crecer, muy dolorosamente.

-Estúpido Lockhart.

No mucho después, un colmillo de treinta centímetros de largo se había clavado en aquel mismo brazo.

-Estúpido basilisco.

Y durante el último curso, sin ir más lejos, se había caído desde una escoba voladora a quince metros de altura.

-¿Cómo es que nadie dice estúpido Quidditch?- bufó Hermione.

Estaba habituado a sufrir extraños accidentes y heridas: eran inevitables cuando uno iba al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, y él tenía una habilidad especial para atraer todo tipo de problemas.

-No es una gran publicidad para el colegio ni para casarse con un Potter- razonó James- agradezcamos que el colegio es obligatorio y los Potter tenemos nuestro encanto.

No, lo que a Harry le incomodaba era que la última vez que le había dolido la cicatriz había sido porque Voldemort estaba cerca. Pero Voldemort no podía andar por allí en esos momentos... La misma idea de que lord Voldemort merodeara por Privet Drive era absurda, imposible.

-Si hay algo que sé, es que nada es imposible en tu vida.

Harry escuchó atentamente en el silencio. ¿Esperaba sorprender el crujido de algún peldaño de la escalera, o el susurro de una capa? Se sobresaltó al oír un tremendo ronquido de su primo Dudley, en el dormitorio de al lado. Harry se reprendió mentalmente. Se estaba comportando como un estúpido: en la casa no había nadie aparte de él y de tío Vernon, tía Petunia y Dudley, y era evidente que ellos dormían tranquilos y que ningún problema ni dolor había perturbado su sueño.

-Cada vez que tengo la momentánea amnesia olvidando que tu hermana existe comienza otro libro y me lo recuerda- Lily hizo una mueca.
-Sé que Petunia es complicada, pero si vamos al caso Vernon es mil veces peor, ella es solo…dominada por él.
-Por el amor de Godric, esa estirada tenía doce años y ya te trataba como fenómeno de feria, es mas mala que la viruela de dragón acompañada de diarrea crónica, acéptalo de una vez.
-Eres asquerosamente ocurrente- felicitó Sirius, a una distraída Marlene.

Cuando más le gustaban los Dursley a Harry era cuando estaban dormidos; despiertos nunca constituían para él una ayuda. Tío Vernon, tía Petunia y Dudley eran los únicos parientes vivos que tenía. Eran muggles (no magos) que odiaban y despreciaban la magia en cualquiera de sus formas, loque suponía que Harry era tan bienvenido en aquella casa como una plaga de termitas.

-¿Es que cada libro va a repetir esa parte?- se quejó Fred- ya lo sabemos, tíos idiotas, no magia, discriminación, tortura infantil y la genial familia Weasley al rescate para no que no mueras desnutrido.
-Demonios, es más terrible cuando lo pones junto.

Habían explicado sus largas ausencias durante el curso en Hogwarts los últimos tres años diciendo a todo el mundo que estaba internado en el Centro de Seguridad San Bruto para Delincuentes Juveniles Incurables.

-Aun no puedo creer que digan eso- Lily bufó indignada- James, Cariño, recuerdame embrujar a Petunia de aquí hasta el año dos mil.
-Técnicamente lo maltrataron unos quince años, así que con maldecirla hasta el 90 alcanza-comentó Sirius rascándose la cabeza, de esa manera extraña y similar a la que tenían los perros.
-Primero, es sorprendente que la gente no notase que eres un perro antes, y segundo, no creo que eso sea suficiente.
-Créeme pelirroja, doce años de condena son suficientes para cualquiera.

Los Dursley estaban al corriente de que, como mago menor de edad, a Harry no le permitían hacer magia fuera de Hogwarts, pero aun así le echaban la culpa de todo cuanto iba mal en la casa. Harry no había podido confiar nunca en ellos, ni contarles nada sobre su vida en el mundo de los magos. La sola idea de explicarles que le dolía la cicatriz y que le preocupaba que Voldemort pudiera estar cerca, le resultaba graciosa.

Harry suspiró, el pequeño e introvertido muchacho que guardaba todo para si era solo el resultado de no haber tenido a nadie a quien le importaran suficiente sus cosas, ni siquiera de adolescente podía confiar sus cosas, Hermione las analizaría mil veces y quizás lo regañaría unas mil más mientras que Ron en aquel momento se debatía entre la risa, el miedo y los celos. Eso había cambiado con Sirius pero había durado tan poco que apenas y probo el sabor de la confianza. Hasta que llegó Ginny, con ella desvariaba eternamente sobre cualquier idea que pasara por su cabeza y ella respondía y debatía como si dejarse la barba o tener una pesadilla fuese algo realmente importante. Porque lo era, al menos para ella, todo lo relacionado con él resultaba importante.

Y sin embargo había sido Voldemort, principalmente, el responsable de que Harry viviera con los Dursley.

-Y de que asesinaran a su única hermana- murmuró Molly con desazón, los libros le había revelado la muerte de Fabian y Gideon y estaba segura que haría hasta lo imposible para salvarlos y aquella mujer tan atroz no soltaba ni una lagrima por la muerte de su hermana.

De no ser por él, Harry no tendría la cicatriz en la frente. De no ser por él, Harry todavía tendría padres... Tenía apenas un año la noche en que Voldemort (el mago tenebroso más poderoso del último siglo, un brujo que había ido adquiriendo poder durante once años) llegó a su casa y mató a sus padres. Voldemort dirigió su varita hacia Harry, lanzó la maldición con la que había eliminado a tantos magos y brujas adultos en su ascensión al poder e, increíblemente, ésta no hizo efecto: en lugar de matar al bebé, la maldición había rebotado contra Voldemort. Harry había sobrevivido sin otra lesión que una herida con forma de rayo en la frente, en tanto que Voldemort quedaba reducido a algo que apenas estaba vivo.

-Bla, Bla, Bla, colega todos sabemos que eres super y que tu cicatriz del zorro es genial, pero ¿es enserio? ¿En cada libro es necesario explicar todo de nuevo? Harry rió mientras Molly tomaba la oreja de Fred y le daba un tirón diciendo un “¡No te enseñé a ser un irrespetuoso Frederick Weasley!”

Desprovisto de su poder y casi moribundo, Voldemo1rt había huido; el terror que había atenazado a la comunidad mágica durante tanto tiempo se disipó, sus seguidores huyeron en desbandada y Harry se hizo famoso. Fue bastante impactante para él enterarse, el día de su undécimo cumpleaños, de que era un mago. Y aún había resultado más desconcertante descubrir que en el mundo de los magos todos conocían su nombre.

-Y continuamos con la introducción, ¿Quién escribió esto?- George miró a su madre con cautela- Ni se te ocurra, ya perderé una no quiero perder la otra.
-Espera un momento.
-¿Qué demonios Sirius? No quiero ser un desorejado.
-No por tu oreja, por los libros ¿Quién los escribió? Quiero decir, se centran en Harry pero no están en primera persona.
-Los escribió una amiga, ya sabes la conocí en un tren y anotó parte de mi historia en su bolsa de vomito- comentó Harry con una sonrisa- así comenzó, fue el año en que terminó la guerra, todo el mundo quería algo de mi y ella era muggle, así que solo comencé a contarle mi historia, como si fuese un cuento para niños. Supongo que tendría algunos fantasmas propios y por eso se ocupa tanto de repetir esos momentos.
-Ella no sabe que todo esto existe- cortó Hermione- cree que estamos en su cabeza, en la cabeza de Harry no lo sé, pero un día este idiota nos contó que había hablado con una muggle con lujo de detalles sobre nuestro mundo e historia, así que decidimos que de haber sabido muchas cosas antes las cosas serían distintas. Y aquí estamos.
-Pero nosotros luchamos contra Voldemort en nuestro momento- James se acomodó los lentes con seriedad- y lamento decirlo pero la gran mayoría perdió, ¿piensan entrenarnos o… solo contarnos como acabó cada uno? Si la idea era evitar la traición de Peter, ¿Por qué continúan aquí?
-Porque hay una información crucial para derrotar a Voldemort, algo que nadie sabía, ni siquiera Dumbledore y eso es lo que debemos revelarles para ganar la guerra. De manera menos sanguinaria de ser posible.

Al llegar a Hogwarts, las cabezas se volvían y los cuchicheos lo seguían por dondequiera que iba. Pero ya se había acostumbrado: al final de aquel verano comenzaría el cuarto curso. Y contaba los días que le faltaban para regresar al castillo.

Sirius sonrió con nostalgia, aquello había sido algo que lo había unido a su ahijado desde el comienzo, curiosamente compartir la soledad es quizás la mejor manera de unirse a alguien.

Pero todavía quedaban dos semanas para eso. Abatido, volvió a repasar con la vista los objetos del dormitorio, y sus ojos se detuvieron en las tarjetas de felicitación que sus dos mejores amigos le habían enviado a finales de julio, por su cumpleaños. ¿Qué le contestarían ellos si les escribía y les explicaba lo del dolor de la cicatriz?

Ginny rodó los ojos, por muy mejores amigos que fueran, Ron y Hermione rara vez respondían con lo que Harry necesitaba escuchar.

De inmediato, la voz asustada y estridente de Hermione Granger le vino a la cabeza: ¿Que te duele la cicatriz? Harry, eso es tremendamente grave... ¡Escribe al profesor Dumbledore! Mientras tanto yo iré a consultar el libro Enfermedades y dolencias mágicas frecuentes... Quizá encuentre algo sobre cicatrices producidas por maldiciones...


Hermione se puso colorada como el cabello de su novio. Pero no pudo negar aquello porque era exactamente lo que ella hubiese dicho.
-Que te conozco como la palma de mi mano Hermione- se mofó harry.

Sí, ése sería el consejo de Hermione: acudir sin demora al director de Hogwarts, y entretanto consultar un libro. Harry observó a través de la ventana 15 el oscuro cielo entre negro y azul. Dudaba mucho que un libro pudiera ayudarlo en aquel momento. Por lo que sabía, era la única persona viva que había sobrevivido a una maldición como la de Voldemort, así que era muy improbable que encontrara sus síntomas en Enfermedades y dolencias mágicas frecuentes.

-He estado considerando que quizás la cicatriz es un rayo porque es el movimiento que haces con la varita para hacer el avada- Comentó Astoria distendidamente, Lucius la miró sorprendido- Que no apoye las creencias mortífagas no significa que no entienda de artes oscuras, soy una de los sagrados veintiocho suegro.

En cuanto a lo de informar al director, Harry no tenía la más remota idea de adónde iba Dumbledore en sus vacaciones de verano. Por un instante le divirtió imaginárselo, con su larga barba plateada, túnica talar de mago y sombrero puntiagudo, tumbándose al sol en una playa en algún lugar del mundo y dándose loción protectora en su curvada nariz.

Todos rieron ante la idea, especialmente el mismo Dumbledore.

Pero, dondequiera que estuviera Dumbledore, Harry estaba seguro de que Hedwig lo encontraría: la lechuza de Harry nunca había dejado de entregar una carta a su destinatario, aunque careciera de dirección. Pero ¿qué pondría en ella? Querido profesor Dumbledore: Siento molestarlo, pero la cicatriz me ha dolido esta mañana. Atentamente, Harry Potter.

-No necesariamente tenías que decirlo así- bufó Hermione- A fin de cuentas Dumbledore si podría haberte dicho que pasaba.
-Tu y yo sabemos que Dumbledore no es de brindar información tan facilmente Hermione, probablemente me hubiese mandado una respuesta que me generara aún más preguntas.

Dumbledore suspiró en su asiento, aquella manía de brindar a cuenta gotas las cosas para confiar solo una gota en cada persona había sido una enseñanza de su madre, así se había acostumbrado desde muy joven a despistar la conversación y jamas responder cuando preguntaban por Ariana o por su padre en Azkaban.

Incluso en su mente, las palabras sonaban tontas. Así que intentó imaginarse la reacción de su otro mejor amigo, Ron Weasley, y al instante el pecoso rostro de Ron, con su larga nariz, flotaba ante él con una expresión de desconcierto: ¿Que te duele la cicatriz? Pero... pero no puede ser que Quien-tú-sabes esté ahí cerca, ¿verdad? Quiero decir... que te habrías dado cuenta, ¿no? Intentaría liquidarte, ¿no es cierto? No sé, Harry, a lo mejor las cicatrices producidas por maldiciones duelen siempre un poco... Le preguntaré a mi padre...

-Debes ser el único idiota que tartamudea hasta por carta- se burló Fred.
-No le llames idiota- Hermione y Molly lo dijeron con el mismo tono y al mismo tiempo- La unica persona que puede molestar a Ron soy yo- agregó Hermione ofuscada.
-¿Gracias?- el pelirrojo no supo si aquello era bueno o malo.
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El señor Weasley era un mago plenamente cualificado que trabajaba en el Departamento Contra el Uso Incorrecto de los Objetos Muggles del Ministerio de Magia, pero no tenía experiencia en materia de maldiciones, que Harry supiera.

-En realidad he estudiado el tema, pero claro esta que la magia se aprende haciéndola, hay quienes no les tiembla el pulso a la hora de usar hechizos que yo jamás osaría nombrar.
-Y eso es algo de lo que enorgullecerse Arthur, no de lo que avergonzarse- comentó Dumbledore- es más difícil hacer las cosas del modo correcto.

En cualquier caso, no le hacía gracia la idea de que toda la familia Weasley se enterara de que él, Harry, se había preocupado mucho a causa de un dolor que seguramente duraría muy poco. La señora Weasley alborotaría aún más que Hermione; y Fred y George, los gemelos de dieciséis años hermanos de Ron, podrían pensar que Harry estaba perdiendo el valor.

-Nunca nos burlaríamos de tu valor hermano- corrigió George- ¿De tus gafitas? Claro.
-De tu pelo despeinado, por supuesto.
-De tu lamentable estatura en aquellos tiempos, es obvio.
-De tu…
-Ya entendí, gracias por respetar mi valentía- bufó Harry mientras Ginny soltaba una risita.
-Eras tan tierno- los gemelos imitaron la risita de su hermana.

Los Weasley eran su familia favorita: esperaba que pudieran invitarlo a quedarse algún tiempo con ellos (Ron le había mencionado algo sobre los Mundiales de quidditch), y no quería que esa visita estuviera salpicada de indagaciones sobre su cicatriz.

-Cariño, si en algún momento hacemos algo como ello sería unica y exclusivamente por preocupación, sabes que eres como un hijo más para nosotros.
Lily quiso agradecerle a Molly, quizo abrazarla y felicitarla, pero no pudo. El dolor y la desazón de saber que no era y que no era James quienes ocupaban la mente de Harry al pensar en una familia le rompía el corazón.

Harry se frotó la frente con los nudillos. Lo que realmente quería (y casi le avergonzaba admitirlo ante sí mismo) era alguien como... alguien como un padre: un mago adulto al que pudiera pedir consejo sin sentirse estúpido, alguien que lo cuidara, que hubiera tenido experiencia con la magia oscura...

James apretó los puños bajo la mesa, y suspiró.
-Siento lo mismo, es horrible sentir envidia de los que aman a tu hijo, pero inevitable no sentir ese dolor James- susurró Lily, con su labio temblando levemente.

Y entonces encontró la solución. Era tan simple y tan obvia, que no podía 16 creer que hubiera tardado tanto en dar con ella: Sirius.


-Mi cachorro- Sirius lo miró con una ternura que ni James ni Remus conocían, porque solo sentía por Harry, su ahijado, su cachorro era la única atadura que Sirius había aceptado y adorado en toda su vida. Ese bebé de ojos verdes y risilla pegajoza había sido el único ser en ese mundo capaz de, realmente y con su consentimiento, robarle el alma.
-Al menos si pude hacer algo bueno por ti- comentó James- te heredé al buen canuto.
-Mejor que todo el oro de Gringotts- aceptó Harry.
-Y es como el vino- recordó Ginny riendo, Hermione suspiró divertida antes de completar la frase que Sirius solía decir por los pasillos del cuartel.
-Solo mejora con los años.
-Genial, la hora de halagar al inservible de Black- Snape tuvo que morderse la lengua para no lanzar una palabrota, el odio recorría sus ojos negros como la sangre sus venas.

Harry saltó de un brinco de la cama, fue rápidamente al otro extremo del dormitorio y se sentó a la mesa. Sacó un trozo de pergamino, cargó de tinta la pluma de águila, escribió «Querido Sirius», y luego se detuvo, pensando cuál sería la mejor forma de expresar su problema y sin dejar de extrañarse de que no se hubiera acordado antes de Sirius.

-Lo siento.
-Cachorro pasaste catorce años sin mí, no es extraño que no me consideres una primera opción, además de que no tuvimos la mejor primera impresión.
-¿Bromeas? Casi le rompes la pierna a Ron y creí que me asesinarías, ¿que mejor forma de conocer a un padrino?

Pero bien mirado no era nada sorprendente: al fin y al cabo, hacía menos de un año que había averiguado que Sirius era su padrino. Había un motivo muy simple para explicar la total ausencia de Sirius en la vida de Harry: había estado en Azkaban, la horrenda prisión del mundo mágico vigilada por unas criaturas llamadas dementores, unos monstruos ciegos que absorbían el alma y que habían ido hasta Hogwarts en persecución de Sirius cuando éste escapó.

-Demonios-La gran mayoría se estremeció al oír hablar de aquel lugar y aquellos seres, pero especialmente Sirius.

Pero Sirius era inocente, ya que los asesinatos por los que lo habían condenado eran en realidad obra de Colagusano, el secuaz de Voldemort a quien casi todo el mundo creía muerto.

-Estupido Pettigrew- bufó Ron.

Harry, Ron y Hermione, sin embargo, sabían que la verdad era otra: el curso anterior habían tenido a Colagusano frente a frente, aunque luego sólo el profesor Dumbledore les había creído.

Remus tosió, intentando liberar un poco de la incomodidad que todos aquellos que desconfiaron de Sirius sentían en aquel momento.

Durante una hora de gloriosa felicidad, Harry había creído que podría abandonar a los Dursley, porque Sirius le había ofrecido un hogar una vez que su nombre estuviera rehabilitado.

-¿Rehabilitado? Que me devolviesen la libertad que esa estupida rata cobarde me robó- corrigió el ojigris indignado.

Pero aquella oportunidad se había esfumado muy pronto: Colagusano se había escapado antes de que hubieran podido llevarlo al Ministerio de Magia, y Sirius había tenido que huir volando para salvar la vida.

-Aunque- intentó consolar Lily con una débil sonrisa- nadie hace historia mejor que Sirius Black ¿verdad? Hacerlo sencillo habría sido muy predecible como para ti.

Harry lo había ayudado a hacerlo sobre el lomo de un hipogrifo llamado Buckbeak, y desde entonces Sirius permanecía oculto. Harry se había pasado el verano pensando en la casa que habría tenido si Colagusano no se hubiera escapado. Había resultado especialmente duro volver con los Dursley sabiendo que había estado a punto de librarse de ellos para siempre.

-Tranquilo, tendrás una familia alguna día, lo sé, un día le prometí a tu madre que la protegería de todo ¿Sabes? Y fallé. No volveré a hacerlo, ni con ella ni contigo. Aunque tenga que luchar y morir, da igual, los protegeré y ella te dará todo, porque nadie podrá amarte más que ella.
-James, ambos lo haremos. Lo lograremos juntos, por él. Harry será un niño feliz, con su padre, su madre, su padrino y su tio consitiendolo hasta ser tan malcriado como solo un Potter puede serlo. Así será, yo lo sé. No estamos cambiando todo solo para repetir el sufrimiento.




No obstante, y aunque no pudiera estar con Sirius, éste había sido de cierta ayuda para Harry. Gracias a Sirius, ahora podía tener todas sus cosas con él en el dormitorio.

-Sé que los Dursley son idiotas ¿no? Pero admitan que utilizar a su padrino para conseguir lo que quiere no es algo que Harry hubiese hecho antes de conocer a Sirius- notó Marlene.
-Harry hacía todo lo que Sirius hiciese- bufó Hermione, no del todo feliz con aquello- hasta se notaba en su forma de vestir. Es bastante extraño, es como que depende a quien tengas de modelo a seguir cambiabas ligeramente tu estilo.
-No es cierto, siempre admiré a Dumbledore y nunca use borlas de color lavanda...Sin ofender señor.
-No me ofende, no todos pueden soportar mi estilo- Minerva sonrió, si alguien tenía un gran estilo y sabía llevarlo desde que ella recordaba ese era Albus Dumbledore.

Antes, los Dursley no lo habían consentido: su deseo de hacerle la vida a Harry tan penosa como fuera posible, unido al miedo que les inspiraba su poder, habían hecho que todos los veranos precedentes guardaran bajo llave el baúl escolar de Harry en la alacena que había debajo de la escalera. Pero su actitud había cambiado al averiguar que su sobrino tenía como padrino a un asesino peligroso (oportunamente, Harry había olvidado decirles que Sirius era inocente).

James y Sirius se miraron, con un orgullo complice, ese niño era desde que había sido concebido un merodeador a toda honra y aunque al principio eran pequeños detalles ahora comenzaba a aflorar al completo su forma de ser.

Desde que había vuelto a Privet Drive, Harry había recibido dos cartas de Sirius. No se las había entregado una lechuza, como era habitual en el correo entre magos, sino unos pájaros tropicales grandes y de brillantes colores.

-Genial, todos buscándote para arrancarte el alma y tu en el caribe con dos morenas de mecho ochenta- recriminó Marlene con los brazos en jarra al mejor estilo Molly Weasley.
-¿Tienes dramas con tu altura, verdad cariño?- murmuró Canuto- ¿Te he dicho lo linda que eres cuando te enojas y que no hay mujer más bonita que tú?
Lily arrugó la nariz cuando Marlene se mordió el labio por aquel cumplido de libro de seductor de los años cincuenta.
-¿De veras? Por el sombrero de Merlín creí que tenía amigas más inteligentes.
-Hablo la señorita “¡Nunca saldré con Potter pero me embarazaré de él a los diecinueve!”
-¡Que al menos estaba casada, oye!

A Hedwig no le habían hecho gracia aquellos llamativos intrusos y se había resistido a dejarlos beber de su bebedero antes de volver a emprender el vuelo.

-Tu lechuza es algo extraña, ya sabes demasiado inteligente.

A Harry, en cambio, le habían gustado: le habían hecho imaginarse palmeras y arena blanca, y esperaba que dondequiera que se encontrara Sirius (él nunca decía dónde, por si interceptaban la carta) se lo estuviera pasando bien. Harry dudaba que los dementores sobrevivieran durante mucho tiempo en un lugar muy soleado.


-En realidad, harían que el clima variase, pero suelen surgir donde hay desesperación y angustia y no hay mucho de eso en una playa, la gente suele estar bastante feliz cuando esta de vacaciones, o al menos con la suficiente angustia o desesperación como para generar dementores- explicó Lily.
-Espero no tener que ir de vacaciones con tu hermana o crearé el primero.

Quizá por eso Sirius había ido hacia el sur. Las cartas de su padrino (ocultas bajo la utilísima tabla suelta que había debajo de la cama de Harry) mostraban un tono alegre, y en ambas le insistía en que lo llamara si lo necesitaba. Pues bien, en aquel momento lo necesitaba... La lámpara de Harry pareció oscurecerse a medida que la fría luz gris que precede al amanecer se introducía en el dormitorio.

-¿Estuviste toda la noche despierto?- cuestionó Molly, con el ceño fruncido.

Finalmente, cuando los primeros rayos de sol daban un tono dorado a las paredes y empezaba a oírse ruido en la habitación de tío Vernon y tía Petunia, Harry despejó la mesa de trozos estrujados de pergamino y releyó la carta ya acabada:
Querido Sirius: Gracias por tu última carta. Vaya pájaro más grande: casi no podía entrar por la ventana. Aquí todo sigue como siempre. La dieta de Dudley no va demasiado bien. Mi tía lo descubrió ayer escondiendo en su habitación unas rosquillas que había traído de la calle. Le dijeron que tendrían que rebajarle la paga si seguía haciéndolo, y él se puso como loco y tiró la videoconsola por la ventana.

-Tipico del niño malcriado.
-¿Qué es una videoconsola?

Es una especie de ordenador en el que se puede jugar. Fue algo bastante tonto, realmente, porque ahora ni siquiera puede evadirse con su Mega-Mutilation, tercera generación. Yo estoy bien, sobre todo gracias a que tienen muchísimo miedo de que aparezcas de pronto y los conviertas en murciélagos.

-No sería mala idea.

Sin embargo, esta mañana me ha pasado algo raro. La cicatriz me ha vuelto a doler. La última vez que ocurrió fue porque Voldemort estaba en Hogwarts. Pero supongo que es imposible que él ronde ahora por aquí, ¿verdad? ¿Sabes si es normal que las cicatrices producidas por maldiciones duelan años después? Enviaré esta carta en cuanto regrese Hedwig. Ahora está por ahí, cazando. Recuerdos a Buckbeak de mi parte. Harry.

-No sabe como demostrar afecto ¿Verdad?- preguntó Lily con tristeza, ni siquiera en una simple carta Harry era capaz de poner palabras como te quiero o abrazos.
-Solo con ella- murmuró Hermione, señalando a Ginny con la cabeza- fue bastante extraño para todos cuando él comenzó a ser cariñoso con alguien.

«Sí —pensó Harry—, no está mal así.» No había por qué explicar lo del sueño, pues no quería dar la impresión de que estaba muy preocupado. Plegó el pergamino y lo dejó a un lado de la mesa, preparado para cuando volviera Hedwig. Luego se puso de pie, se desperezó y abrió de nuevo el armario. Sin mirar al espejo, empezó a vestirse para bajar a desayunar.

13 comentarios:

  1. Dios, ya extrañaba leer esto.

    Espero que actualices pronto y que hayas mejorado en este tipo.

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  2. Espero que actualices pronto

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  3. Yay!! Otra actualización!!
    Espero que ya te sientas mucho mejor y espero con ansias la ultima parte de este capitulo...

    Besos... :-* :-*

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  4. Yupiiiiii!!!

    Menudas ganas había de volver a leer, espero que ya estés mejor y puedas actualizar mas seguidamente.

    Un saludo :)

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  5. ya quiero la ultima parte... quiero ver la reaccion de todos cuando harry se acuerda de sirius para enviarle la carta... que bueno que regresaste mero... eres la mejor!!!

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  6. <3 <3 <3 Estoy tan feliiiiz!!! Gracias por esto..

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  7. recién me puse a leer, Mero!!! no sabes cuan feliz me hace leerte, gracias por regresar <3

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  8. Gracias por regresar!!!
    Espero que ya estes mejor

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  9. Espero ya estés mejor... amo tu historia sos lo más blda... firme me alegras la vida... me encantaría poder ayudarte tanto como lo que escribís lo hace conmigo sos única y nunca te rindas

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  10. Hola mero, vas a subir el cachito que falta de este cap? Lo esperamos con ansias!
    Besos

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  11. me gusta mucho, esperare el siguiente cap <3

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