domingo, 19 de marzo de 2017

Aclaración: Bueno todos los personajes y los libros que leen pertenecen a Jo Rowling, yo solo lo traspaso a un blog para que puedan leerlo de una manera diferente con las intervenciones de ciertos personajes pertenecientes a ella.


Harry Potter y el Prisionero de Azkaban


Capitulo XX: "El beso del dementor"

-Ya solo quedan dos capítulos- comentó Sirius al tomar el libro.
-Bueno, ha sido complicado pero al menos veremos como todos se enteran de la traición de Pettigrew- el ojigris apretó la mandíbula, no tenía suficiente valor para decirle a Cornamenta lo que sucedería después.
-Quiero leer este capítulo- James le tendió el libro a Lily,  frunció el ceño tan pronto vio la página-se titula "El beso del dementor"...James ¿estarás bien con esto? Peter será una mala persona pero tú sigues queriéndole.
-No te preocupes por eso- murmuró Harry con seriedad.

Harry no había formado nunca parte de un grupo tan extraño.
-Y eso es mucho decir, has andado con ellos toda tu vida- se burló Fred, señalando a Ron y Hermione.
Crookshanks bajaba las escaleras en cabeza de la comitiva. Lupin, Pettigrew y Ron lo seguían, como si participaran en una carrera. Detrás iba el profesor Snape, flotando de manera fantasmal, tocando cada peldaño con los dedos de los pies y sostenido en el aire por su propia varita, con la que Sirius le apuntaba. Harry y Hermione cerraban la marcha.

-Bonito desfile para un Carnaval.

Fue difícil volver a entrar en el túnel. Lupin, Pettigrew y Ron tuvieron que ladearse para conseguirlo. Lupin seguía apuntando a Pettigrew con su varita. Harry los veía avanzar de lado, poco a poco, en hilera. Crookshanks seguía en cabeza. Harry iba inmediatamente detrás de Sirius, que continuaba dirigiendo a Snape con la varita. Éste, de vez en cuando, se golpeaba la cabeza en el techo, y Harry tuvo la impresión de que Sirius no hacía nada por evitarlo.

James soltó una risita sin poder evitarlo. Sirius seguía siendo Sirius a pesar de década y media en el peor lugar que pudiese imaginar.
-Perro viejo no aprende nuevos trucos, Canuto.

—¿Sabes lo que significa entregar a Pettigrew? —le dijo Sirius a Harry bruscamente, mientras avanzaban por el túnel.
—Que tú quedarás libre —respondió Harry
—Sí... —dijo Sirius—. No sé si te lo ha dicho alguien, pero yo también soy tu padrino.

-Sirius te quiero, pero eres de lo más imbécil para iniciar una conversación- Marlene rodó los ojos- ¿Es qué tienes el tacto de un ladrillo?
-Bueno...se lleva bien con Ron- suspiró Hermione.

—Sí, ya lo sabía —respondió Harry
—Bueno, tus padres me nombraron tutor tuyo —dijo Sirius solemnemente—, por si les sucedía algo a ellos... —Harry esperó. ¿Quería decir Sirius lo que él se imaginaba?— Por supuesto —prosiguió Black—, comprendo que prefieras seguir con tus tíos. Pero... medítalo. Cuando mi nombre quede limpio... si quisieras cambiar de casa...

Lily se detuvo. En ese momento comprendió el amor que James le profesaba a Sirius, al sentirlo ella también, como un duro golpe de cariño y respeto. Sirius tenía miles de defectos, pero la lealtad y el amor que era capaz de brindad la dejo perpleja.

A Harry se le encogió el estómago.
—¿Qué? ¿Vivir contigo? —preguntó, golpeándose accidentalmente la cabeza contra una piedra que sobresalía del techo.

-Eres peor que Nymphadora- bufó Andrómeda.
-¡Yo nunca me choco nada!- se defendió la pequeña, con el ceño fruncido.
-Cariño, tienes la rodilla del pantalón rota porque te caíste viniendo aquí.
Remus sonrió en dirección a la niña, Tonks siempre se apenaba por su torpeza y se avergonzaba de los destrozos que podía causar, pero a él siempre le había parecido algo de lo más tierno que ella se tropezara hasta con su sombra.

—¿Abandonar a los Dursley?
—Claro, ya me imaginaba que no querrías —dijo inmediatamente Sirius—. Lo comprendo. Sólo pensaba que...

-Nunca creí que llegaría el día en que vería a Sirius Black tartamudear- Canuto se encogió de hombros, podría parecer una conversación tonta y espontánea, pero él había pasado doce años imaginando ese momento y cuando estuvo frente a Harry su cerebro se había vuelto puré.

—Pero ¿qué dices? —exclamó Harry; con voz tan chirriante como la de Sirius—. ¡Por supuesto que quiero abandonar a los Dursley! ¿Tienes casa? ¿Cuándo me puedo mudar?

-Se que Sirius es de confiar y todo, pero no deberías aceptar ir a la casa de un extraño, es peligroso- regañó Molly, mientras Lily asentía.

Sirius se volvió hacia él. La cabeza de Snape rascó el techo, pero a Sirius no le importó.
—¿Quieres? ¿Lo dices en serio?
—¡Sí, muy en serio!
En el rostro demacrado de Sirius se dibujó la primera sonrisa auténtica que Harry había visto en él.

-¿Por qué no has dicho nada, sobre todo esto?- Remus miró al joven Sirius que parecía absorto en la cubierta del libro, en silencio y con la mirada sin brillo.
-Me pregunto si es una especie de castigo. Nací en una familia de torturadores, logré salir, podría haber hecho la diferencia y solo hice lo mismo que ellos, quizás por eso pasó lo que pasó.
-¿Estas demente?- padre e hijo hablaron a la vez, pero James continuó. -Sirius nadie merece pagar las culpas de algo que no hizo, y menos ir a Azkaban por un par de bromas inofensivas.
-James tú y yo sabemos que no todas fueron inofensivas. Estuve a esto de matar a Quejicus- juntó los dedos indice y pulgar- nada, un par de segundos y sería un asesino tal y como los estúpidos mortífagos.
-A veces se te sale la cordura por la oreja, pero eso no signifique seas mala persona o merezcas Azkaban.

La diferencia era asombrosa, como si una persona diez años más joven se perfilase bajo la máscara del consumido. Durante un momento se pudo reconocer en él al hombre que sonreía en la boda de los padres de Harry.

-El tiempo no viene solo.
-Pero te conservas muy bien- Harry alzó una ceja, mientras Ginny hacía una mueca de desinterés- No significa que me guste Sirius, pero hay que ser ciego para no ver que esta muy...Hmm...bien para su edad.
Harry prefirió no ahondar en el tema.
No volvieron a hablar hasta que llegaron al final del túnel. Crookshanks salió el primero, disparado. Evidentemente había apretado con la zarpa el nudo del tronco, porque Lupin, Pettigrew y Ron salieron sin que se produjera ningún rumor de ramas enfurecidas.

-Le debo mucho al gato, recuérdame darle algún pescado en lugar del alimento asqueroso que le da la niña.

Sirius hizo salir a Snape por el agujero y luego se detuvo para ceder el paso a Harry y a Hermione. No quedó nadie dentro. Los terrenos estaban muy oscuros. La única luz venía de las ventanas distantes del castillo. Sin decir una palabra, emprendieron el camino. Pettigrew seguía jadeando y gimiendo de vez en cuando.

-Cabrón- Molly no intentó hacer que sus hijos no insultaran, estaba tan molesta que ella misma podría haber soltado algún improperio.

 A Harry le zumbaba la cabeza. Iba a dejar a los Dursley, iría a vivir con Sirius Black, el mejor amigo de sus padres... Estaba aturdido. ¡Cuando dijera a los Dursley que se iba a vivir con el presidiario que habían visto en la tele...!

-Buena forma de empezar una reunión familiar- ironizó Dorcas.

—Un paso en falso, Peter; y... —dijo Lupin delante de ellos, amenazador; apuntando con la varita al pecho de Pettigrew.

-Es muy extraño ver a Remus en versión policía malo, él suele ser el tranquilo de ustedes.

Atravesaron los terrenos del colegio en silencio, con pesadez. Las luces del castillo se dilataban poco a poco. Snape seguía inconsciente, fantasmalmente transportado por Sirius, la barbilla rebotándole en el pecho. Y entonces...
Una nube se desplazó. De repente, aparecieron en el suelo unas sombras oscuras. La luz de la luna caía sobre el grupo.

James se pasó las manos por la cara, intentando calmar el dolor de cabeza que tantos datos le estaban dando. -Dime Canuto que no fuiste tan distraído como para hacer lo que estoy pensando.
-Define distraer...

Snape tropezó con Lupin, Pettigrew y Ron, que se ha­bían detenido de repente. Sirius se quedó inmóvil. Con un brazo indicó a Harry y a Hermione que no avanzaran.
Harry vio la silueta de Lupin. Se puso rígido y empezó a temblar.
—¡Dios mío! —dijo Hermione con voz entrecortada—. ¡No se ha tomado la poción esta noche! ¡Es peligroso!

—Corred —gritó Sirius—. ¡Corred! ¡Ya!

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