Aclaración: Bueno todos los personajes y los libros que leen pertenecen
a Jo Rowling, yo solo lo traspaso a un blog para que puedan leerlo de una
manera diferente con las intervenciones de ciertos personajes pertenecientes a
ella.
Harry Potter y el Prisionero de Azkaban
Capitulo XX: "El beso del dementor"
-Ya solo quedan dos capítulos- comentó Sirius
al tomar el libro.
-Bueno, ha sido complicado pero al menos
veremos como todos se enteran de la traición de Pettigrew- el ojigris apretó la
mandíbula, no tenía suficiente valor para decirle a Cornamenta lo que sucedería
después.
-Quiero leer este capítulo- James le tendió el
libro a Lily, frunció el ceño tan pronto
vio la página-se titula "El beso del dementor"...James ¿estarás bien
con esto? Peter será una mala persona pero tú sigues queriéndole.
-No te preocupes por eso- murmuró Harry con
seriedad.
Harry no había
formado nunca parte de un grupo tan extraño.
-Y eso es mucho decir, has andado con ellos toda tu vida- se
burló Fred, señalando a Ron y Hermione.
Crookshanks bajaba
las escaleras en cabeza de la comitiva. Lupin, Pettigrew y Ron lo seguían, como
si participaran en una carrera. Detrás iba el profesor Snape, flotando de manera
fantasmal, tocando cada peldaño con los dedos de los pies y sostenido en el
aire por su propia varita, con la que Sirius le apuntaba. Harry y Hermione
cerraban la marcha.
-Bonito desfile para un Carnaval.
Fue difícil volver a
entrar en el túnel. Lupin, Pettigrew y Ron tuvieron que ladearse para conseguirlo.
Lupin seguía apuntando a Pettigrew con su varita. Harry los veía avanzar de
lado, poco a poco, en hilera. Crookshanks seguía en cabeza. Harry iba
inmediatamente detrás de Sirius, que continuaba dirigiendo a Snape con la
varita. Éste, de vez en cuando, se golpeaba la cabeza en el techo, y Harry tuvo
la impresión de que Sirius no hacía nada por evitarlo.
James soltó una risita sin poder evitarlo. Sirius seguía
siendo Sirius a pesar de década y media en el peor lugar que pudiese imaginar.
-Perro viejo no aprende nuevos trucos, Canuto.
—¿Sabes lo que
significa entregar a Pettigrew? —le dijo Sirius a Harry bruscamente, mientras
avanzaban por el túnel.
—Que tú quedarás
libre —respondió Harry
—Sí... —dijo Sirius—.
No sé si te lo ha dicho alguien, pero yo también soy tu padrino.
-Sirius te quiero, pero eres de lo más imbécil para iniciar
una conversación- Marlene rodó los ojos- ¿Es qué tienes el tacto de un
ladrillo?
-Bueno...se lleva bien con Ron- suspiró Hermione.
—Sí, ya lo sabía
—respondió Harry
—Bueno, tus padres me
nombraron tutor tuyo —dijo Sirius solemnemente—, por si les sucedía algo a
ellos... —Harry esperó. ¿Quería decir Sirius lo que él se imaginaba?— Por
supuesto —prosiguió Black—, comprendo que prefieras seguir con tus tíos.
Pero... medítalo. Cuando mi nombre quede limpio... si quisieras cambiar de
casa...
Lily se detuvo. En ese momento comprendió el amor que James
le profesaba a Sirius, al sentirlo ella también, como un duro golpe de cariño y
respeto. Sirius tenía miles de defectos, pero la lealtad y el amor que era
capaz de brindad la dejo perpleja.
A Harry se le encogió
el estómago.
—¿Qué? ¿Vivir contigo?
—preguntó, golpeándose accidentalmente la cabeza contra una piedra que
sobresalía del techo.
-Eres peor que Nymphadora- bufó Andrómeda.
-¡Yo nunca me choco nada!- se defendió la pequeña, con el
ceño fruncido.
-Cariño, tienes la rodilla del pantalón rota porque te caíste
viniendo aquí.
Remus sonrió en dirección a la niña, Tonks siempre se
apenaba por su torpeza y se avergonzaba de los destrozos que podía causar, pero
a él siempre le había parecido algo de lo más tierno que ella se tropezara
hasta con su sombra.
—¿Abandonar a los
Dursley?
—Claro, ya me imaginaba
que no querrías —dijo inmediatamente Sirius—. Lo comprendo. Sólo pensaba que...
-Nunca creí que llegaría el día en que vería a Sirius Black
tartamudear- Canuto se encogió de hombros, podría parecer una conversación
tonta y espontánea, pero él había pasado doce años imaginando ese momento y
cuando estuvo frente a Harry su cerebro se había vuelto puré.
—Pero ¿qué dices? —exclamó
Harry; con voz tan chirriante como la de Sirius—. ¡Por supuesto que quiero
abandonar a los Dursley! ¿Tienes casa? ¿Cuándo me puedo mudar?
-Se que Sirius es de confiar y todo, pero no deberías
aceptar ir a la casa de un extraño, es peligroso- regañó Molly, mientras Lily
asentía.
Sirius se volvió
hacia él. La cabeza de Snape rascó el techo, pero a Sirius no le importó.
—¿Quieres? ¿Lo dices
en serio?
—¡Sí, muy en serio!
En el rostro
demacrado de Sirius se dibujó la primera sonrisa auténtica que Harry había
visto en él.
-¿Por qué no has dicho nada, sobre todo esto?- Remus miró al
joven Sirius que parecía absorto en la cubierta del libro, en silencio y con la
mirada sin brillo.
-Me pregunto si es una especie de castigo. Nací en una
familia de torturadores, logré salir, podría haber hecho la diferencia y solo
hice lo mismo que ellos, quizás por eso pasó lo que pasó.
-¿Estas demente?- padre e hijo hablaron a la vez, pero James
continuó. -Sirius nadie merece pagar las culpas de algo que no hizo, y menos ir
a Azkaban por un par de bromas inofensivas.
-James tú y yo sabemos que no todas fueron inofensivas. Estuve
a esto de matar a Quejicus- juntó los dedos indice y pulgar- nada, un par de
segundos y sería un asesino tal y como los estúpidos mortífagos.
-A veces se te sale la cordura por la oreja, pero eso no
signifique seas mala persona o merezcas Azkaban.
La diferencia era
asombrosa, como si una persona diez años más joven se perfilase bajo la máscara
del consumido. Durante un momento se pudo reconocer en él al hombre que sonreía
en la boda de los padres de Harry.
-El tiempo no viene solo.
-Pero te conservas muy bien- Harry alzó una ceja, mientras
Ginny hacía una mueca de desinterés- No significa que me guste Sirius, pero hay
que ser ciego para no ver que esta muy...Hmm...bien para su edad.
Harry prefirió no ahondar en el tema.
No volvieron a hablar
hasta que llegaron al final del túnel. Crookshanks salió el primero, disparado.
Evidentemente había apretado con la zarpa el nudo del tronco, porque Lupin,
Pettigrew y Ron salieron sin que se produjera ningún rumor de ramas
enfurecidas.
-Le debo mucho al gato, recuérdame darle algún pescado en
lugar del alimento asqueroso que le da la niña.
Sirius hizo salir a
Snape por el agujero y luego se detuvo para ceder el paso a Harry y a Hermione.
No quedó nadie dentro. Los terrenos estaban muy oscuros. La única luz venía de
las ventanas distantes del castillo. Sin decir una palabra, emprendieron el
camino. Pettigrew seguía jadeando y gimiendo de vez en cuando.
-Cabrón- Molly no intentó hacer que sus hijos no insultaran,
estaba tan molesta que ella misma podría haber soltado algún improperio.
A Harry le zumbaba la cabeza. Iba a dejar a
los Dursley, iría a vivir con Sirius Black, el mejor amigo de sus padres...
Estaba aturdido. ¡Cuando dijera a los Dursley que se iba a vivir con el
presidiario que habían visto en la tele...!
-Buena forma de empezar una reunión familiar- ironizó
Dorcas.
—Un paso en falso,
Peter; y... —dijo Lupin delante de ellos, amenazador; apuntando con la varita
al pecho de Pettigrew.
-Es muy extraño ver a Remus en versión policía malo, él
suele ser el tranquilo de ustedes.
Atravesaron los
terrenos del colegio en silencio, con pesadez. Las luces del castillo se
dilataban poco a poco. Snape seguía inconsciente, fantasmalmente transportado
por Sirius, la barbilla rebotándole en el pecho. Y entonces...
Una nube se desplazó.
De repente, aparecieron en el suelo unas sombras oscuras. La luz de la luna
caía sobre el grupo.
James se pasó las manos por la cara, intentando calmar el
dolor de cabeza que tantos datos le estaban dando. -Dime Canuto que no fuiste
tan distraído como para hacer lo que estoy pensando.
-Define distraer...
Snape tropezó con
Lupin, Pettigrew y Ron, que se habían detenido de repente. Sirius se quedó
inmóvil. Con un brazo indicó a Harry y a Hermione que no avanzaran.
Harry vio la silueta
de Lupin. Se puso rígido y empezó a temblar.
—¡Dios mío! —dijo
Hermione con voz entrecortada—. ¡No se ha tomado la poción esta noche! ¡Es
peligroso!
—Corred —gritó
Sirius—. ¡Corred! ¡Ya!
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