Aclaración: Bueno todos los personajes y los libros que
leen pertenecen a Jo Rowling, yo solo lo traspaso a un blog para que puedan
leerlo de una manera diferente con las intervenciones de ciertos personajes
pertenecientes a ella.
Espero disfruten, recuerden que voy subiendo las partes
del capítulo en la misma entrada.
Harry Potter y el Prisionero
de Azkaban
Capitulo I:
"Lechuzas Mensajeras"
Habían pasado dos días desde la finalización del segundo
libro y Harry estaba nervioso por la reacción de todos frente al asunto de
Sirius. También estaba nervioso por volver a ver a Sirius y Remus mayores, la última
vez que los había visto, o algo parecido a sus espíritus, fue durante la guerra, pidiéndoles que lo
acompañasen a morir.
-Buenos días- saludó amablemente Dumbledore. –Hoy tenemos un
invitado, uno que tengo entendido es realmente crucial para esta lectura.
-¿Crucial?- repitió Marlene.
-Adelante- entro un hombre, con el cabello negro azulado,
ojos grises y una sonrisa pícara.
-Joder- Sirius miró a su yo mayor. –Sigo siendo atractivo.
-Claro que lo sigues siendo, ¿Qué demonios esperabas?
¡Cornamenta!- abrazó con fuerza a James, Lily y a Harry.
Harry se quedo abrazándolo un poco más. Su padrino había
sido su única familia, hasta que formo la suya propia con Ginny.
-¿Soy la única que cree que esto es demencial?- preguntó
Lily, alternando la mirada entre los dos Sirius.
-Totalmente- suspiró una rubia de Ravenclaw embobada.
-No lo decía por eso- cortó con una mueca.
-Se que esto es algo raro, pero Señor Black- ambos
levantaron la vista- el mayor…
-Mayor es usted- bufó ofendido.
-El adulto.
-Dudo que cualquiera de los dos pueda responder a esa- opinó
Remus, pero el Sirius adulto tomó el libro. (N/A:
para que no sea confuso para ustedes, al Sirius adulto le voy a decir Sirius y
al joven, Canuto).
Sirius se frotó la cara con molestia.
-El libro es el- carraspeó- el prisionero de Azkaban y el
capitulo se llama Lechuzas mensajeras.
Harry Potter era, en
muchos sentidos, un muchacho diferente.
-Si no dices no sabíamos- ironizó Fabian.
Por un lado, las
vacaciones de verano le gustaban menos que cualquier otra época del año;
-No eres el único- corrigió Canuto.
Y por otro, deseaba
de verdad hacer los deberes, pero tenía que hacerlos a escondidas, muy
entrada la noche.
-Eso si es bizarro- aceptó Seamus.
-No para todos- reprochó Hermione.
Y además, Harry Potter era un mago.
-Oh dios, que cosa tan increíble oyen mis oídos- exclamó
Fred dramáticamente.
Era casi medianoche y
estaba tumbado en la cama, boca abajo, tapado con las mantas hasta la cabeza,
como en una tienda de campaña. En una mano tenía la linterna y, abierto sobre
la almohada, había un libro grande, encuadernado en piel (Historia de la
Magia, de Adalbert Waffling).
-No esperaba que me traicionaras de esta manera, cachorro-
gimió Sirius con disgusto.
Harry recorría la página con la punta de su
pluma de águila, con el entrecejo fruncido, buscando algo que le sirviera para
su redacción sobre «La inutilidad de la quema de brujas en el siglo XIV».
-Todavía siguen dando ese estúpido ensayo- bufó Gideon.
La pluma se detuvo en
la parte superior de un párrafo que podía serle útil. Harry se subió las gafas
redondas, acercó la linterna al libro y leyó:
-¿Realmente hace falta que lea esto? Es de historia de la
magia- se quejó Sirius.
-Sirius, si no quieres que el libro acabe en un sitio poco
agradable, deja de parar la lectura- amenazó Lily.
-Fuh y yo que te recordaba más cariñosa conmigo, el embarazo
te sentó bien al humor.
-¿Enserio?- preguntó James curioso- seguro era preciosa
embarazada.
-Lo era, además solías decir que era la prueba real de que
habías conseguido tener sexo con Lily- la pelirroja frunció el ceño- además le
hablabas a su vientre, era algo extraño de ver.
-¿Y la pase mal? Ya sabes, doble carga- se tocó la espalda.
-No tanto, Harry siempre fue pequeño, yo fui la primer
persona después de James que lo cargó.
Harry se removió en el asiento, nunca había tenido tiempo
para hablar con Sirius de esas cosas.
En la Edad
Media, los no magos (comúnmente denominados muggles) sentían hacia
la magia un especial temor, pero no eran muy duchos en reconocerla. En las
raras ocasiones en que capturaban a un auténtico brujo o bruja, la quema
carecía en absoluto de efecto. La bruja o el brujo realizaba un sencillo
encantamiento para enfriar las llamas y luego fingía que se retorcía de dolor
mientras disfrutaba del suave cosquilleo. A Wendelin la Hechicera le gustaba
tanto ser quemada que se dejó capturar no menos de cuarenta y siete veces con
distintos aspectos.
-Eso es un desgaste
inútil de magia- se quejó Minerva- y una irresponsabilidad.
-Seguro Wendenlin
era buena en la cama, ya saben, el asuntito del fuego- se burló Canuto.
-¿En la cama?
¿Dormía mucho?- preguntó Tonks sin comprender.
-Si claro cariño-
asintió Andromeda, fulminando con la mirada a su primo.
-¡Oh es la pequeña
nymphi!- Sirius la miró con ternura, adoraba a la pequeña pelirosa.
Harry se puso la
pluma entre los dientes y buscó bajo la almohada el tintero y un rollo de
pergamino. Lentamente y con mucho cuidado, destapó el tintero, mojó la pluma y
comenzó a escribir, deteniéndose a escuchar de vez en cuando, porque si alguno
de los Dursley, al pasar hacia el baño, oía el rasgar de la pluma, lo más
probable era que lo encerraran bajo llave hasta el final del verano en el
armario que había debajo de las escaleras.
-No recuerdo que me mencionaras ninguna alacena, cachorro- gruño
Sirius, molesto con aquellos malditos muggles.
La familia Dursley,
que vivía en el número 4 de Privet Drive, era el motivo de que Harry no pudiera
tener nunca vacaciones de verano. Tío Vernon, tía Petunia y su hijo Dudley
eran los únicos parientes vivos que tenía Harry.
-¿Y que hay de Petunia ahora?- preguntó Lily.
-Nada especial, los vi antes de casarme y en una ocasión
después del nacimiento de James, a veces Dudley envía alguna tarjeta de navidad
y yo le envío un regalo a su hijo.
Eran muggles, y su
actitud hacia la magia era muy medieval. En casa de los Dursley nunca se
mencionaba a los difuntos padres de Harry; que habían sido brujos.
James carraspeó molesto.
Durante años, tía Petunia
y tío Vernon habían albergado la esperanza de extirpar lo que Harry tenía de
mago, teniéndolo bien sujeto.
-Como si eso fuera posible- susurró Dumbledore.
Les irritaba no
haberlo logrado y vivían con el temor de que alguien pudiera descubrir que
Harry había pasado la mayor parte de los últimos dos años en el Colegio
Hogwarts de Magia y Hechicería.
-No entiendo tanto temor, después de todo, los hijos de
muggles han existido durante siglos y siempre hemos llevado el asunto con
bastante discreción. –dijo contrariada Minerva.
Lo único que podían
hacer los Dursley aquellos días era guardar bajo llave los libros de hechizos,
la varita mágica, el caldero y la escoba al inicio de las vacaciones de
verano, y prohibirle que hablara con los vecinos.
-Eso no es normal- cuestionó Alice.
-Son los Durlsey ¿de que manera podrían ser normales?- bufó
Lily.
Para Harry había
representado un grave problema que le quitaran los libros, porque los
profesores de Hogwarts le habían puesto muchos deberes para el verano. Uno de
los trabajos menos agradables, sobre pociones para encoger; era para el
profesor menos estimado por Harry, Snape, que estaría encantado de tener una
excusa para castigar a Harry durante un mes.
Snape sonrió levemente ante la perspectiva.
Así que, durante la
primera semana de vacaciones, Harry aprovechó la oportunidad: mientras tío
Vernon, tía Petunia y Dudley estaban en el jardín admirando el nuevo coche de
la empresa de tío Vernon (en voz muy alta, para que el vecindario se enterara),
-Típico de Petunia- rodó los ojos Lily.
Harry fue a la planta
baja, forzó la cerradura del armario de debajo de las escaleras, cogió algunos
libros y los escondió en su habitación.
-Quitando el hecho de los libros, fue algo muy merodeador de
tu parte.
-Yo soy merodeador y leo- corrigió Remus con una mueca.
-Y no te querríamos de ninguna otra forma, Lunatico.
Mientras no dejara manchas de tinta en las
sábanas, los Dursley no tendrían por qué enterarse de que aprovechaba las
noches para estudiar magia.
Los profesores sonrieron ante las molestias que se tomaba el
pequeño Potter para hacer los deberes.
Harry no quería
problemas con sus tíos y menos en aquellos momentos, porque estaban enfadados
con él, y todo porque cuando llevaba una semana de vacaciones había recibido
una llamada telefónica de un compañero mago.
-Eso debe ser divertido.
Ron Weasley, que era
uno de los mejores amigos que Harry tenía en Hogwarts, procedía de una familia
de magos. Esto significaba que sabía muchas cosas que Harry ignoraba, pero
nunca había utilizado el teléfono.
-Oh mierda, eso fue vergonzoso- sus orejas se sonrojaron,
mientras Hermione, Ginny y Harry reían a carcajadas.
Por desgracia, fue
tío Vernon quien respondió:
—¿Diga?
Harry, que estaba en
ese momento en la habitación, se quedó de piedra al oír que era Ron quien respondía.
—¿HOLA? ¿HOLA? ¿ME
OYE? ¡QUISIERA HABLAR CON HARRY POTTER!
Todos comenzaron a reir estruendosamente, especialmente Fred
y George, mientras Ron se hundía en el asiento.
Ron daba tales gritos
que tío Vernon dio un salto y alejó el teléfono de su oído por lo menos medio
metro, mirándolo con furia y sorpresa.
—¿QUIÉN ES? —voceó en
dirección al auricular—. ¿QUIÉN ES?
—¡RON WEASLEY! —gritó
Ron a su vez, como si el tío Vernon y él estuvieran comunicándose desde los
extremos de un campo de fútbol—. SOY UN AMIGO DE HARRY, DEL COLEGIO.
-línea equivocada compañero- se burló Neville.
Los minúsculos ojos
de tío Vernon se volvieron hacia Harry; que estaba inmovilizado.
—¡AQUÍ NO VIVE NINGÚN
HARRY POTTER! —gritó tío Vernon, manteniendo el brazo estirado, como si temiera
que el teléfono pudiera estallar—. ¡NO SÉ DE QUÉ COLEGIO ME HABLA! ¡NO VUELVA A
LLAMAR AQUÍ! ¡NO SE ACERQUE A MI FAMILIA!
-Idiota- bufó Remus.
-Me quede con las ganas de partirle la nariz a ese bastardo-
reflexionó Sirius. –Recuerdame eso dentro de quince años.
Colgó el teléfono
como quien se desprende de una araña venenosa. La bronca que siguió fue una de
las peores que le habían echado.
-QUE NO SE ATREVA A PONERTE LA MANO ENCIMA PORQUE LE ARRANCARE
EL BRAZO Y LO OBLIGARE A COMERLO- Gritó Lily enfurecida.
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—¡CÓMO TE ATREVES A
DARLE ESTE NÚMERO A GENTE COMO... COMO TÚ! —le gritó tío Vernon, salpicándolo
de saliva.
Las niñas hicieron muecas de asco.
Ron, obviamente,
comprendió que había puesto a Harry en un apuro, porque no volvió a llamar.
Fred y George rodaron los ojos por la torpeza de su hermano.
La mejor amiga de Harry en Hogwarts, Hermione
Granger, tampoco lo llamó. Harry se imaginaba que Ron le había dicho a
Hermione que no lo llamara, lo cual era una pena, porque los padres de
Hermione, la bruja más inteligente de la clase de Harry,
-Gracias.
-Si vas a agradecerlo cada vez que alguien te lo diga…
eran muggles, y ella sabía muy bien cómo
utilizar el teléfono, y probablemente habría tenido tacto suficiente para no
revelar que estudiaba en Hogwarts.
-Podría decir que te conocía de tu anterior escuela o de algún
otro lugar.
De manera que Harry
había permanecido cinco largas semanas sin tener noticia de sus amigos magos, y
aquel verano estaba resultando casi tan desagradable como el anterior.
-No es justo para ti- suspiró Remus.
Sólo había una pequeña mejora: después de
jurar que no la usaría para enviar mensajes a ninguno de sus amigos, a Harry le
habían permitido sacar de la jaula por las noches a su lechuza Hedwig.
-Eso es una mejora para la lechuza, no para ti- corrigió
Marlenne.
Tío Vernon había
transigido debido al escándalo que armaba Hedwig cuando
permanecía todo el tiempo encerrada.
-Nada es peor que el encierro- murmuró con amargura Sirius.
Harry terminó de
escribir sobre Wendelin la Hechicera e hizo una pausa para volver a escuchar.
Sólo los ronquidos lejanos y ruidosos de su enorme primo Dudley rompían el silencio
de la casa.
-Cornamenta ronca mucho- reveló canuto divertido. James se
sonrojo levemente, pero Lily le sonrió.
-No creo que tengamos muchos problemas para dormir, después
de todo…gastaremos bastante energía.
James se estremeció y Harry hizo una mueca de asco.
Debía de ser muy
tarde. A Harry le picaban los ojos de cansancio. Sería mejor terminar la
redacción la noche siguiente...
-Es malo que un niño no duerma lo suficiente- regaño Molly
suavemente.
Tapó el tintero, sacó
una funda de almohada de debajo de la cama, metió dentro la linterna, la Historia
de la Magia, la redacción, la pluma y el tintero, se levantó y lo escondió
todo debajo de la cama, bajo una tabla del entarimado que estaba suelta.
-Bien cielo, ahora ve a dormir- ordenó Lily.
Se puso de pie, se
estiró y miró la hora en la esfera luminosa del despertador de la mesilla de
noche. Era la una de la mañana. Harry se sobresaltó: hacía una hora
que había cumplido trece años y no se había dado cuenta.
Muchos miraron con profunda pena a Harry, después de todo,
una fecha que todos los niños esperan ansiosamente son sus cumpleaños.
Harry aún era un
muchacho diferente en otro aspecto: en el escaso entusiasmo con que aguardaba
sus cumpleaños. Nunca había recibido una tarjeta de felicitación.
-Cuando todo esto cambie, te haremos fiestas para cada
cumpleaños- prometió Lily con dulzura.
Los Dursley habían pasado por alto sus dos
últimos cumpleaños y no tenía ningún motivo para suponer que fueran a acordarse
del siguiente.
-Prefería eso a que lo hagan todavía peor que el resto de
los días- murmuró.
Harry atravesó a
oscuras la habitación, pasando junto a la gran jaula vacía de Hedwig,
y llegó hasta la ventana, que estaba abierta. Se apoyó en el alféizar y notó
con agrado en la cara, después del largo rato pasado bajo las mantas, el
frescor de la noche.
-Tendrías que estar durmiendo.
Hacía dos noches
que Hedwig se había ido. Harry no estaba preocupado por ella (en
otras ocasiones se había ausentado durante períodos equivalentes), pero esperaba
que no tardara en volver.
-Las lechuzas no son animales domesticos por naturaleza, les
gusta las libertad y por muy serviciales que sean, necesitan sentirse libres-
explicó Pandora (Mega aclaración: JK dijo
a través de Pottermore, que la madre de Luna se llamaba Pandora, así que la
incluí).
Era el único ser vivo
en aquella casa que no se asustaba al verlo.
-Era el único ser vivo sin deficiencia mental además de ti
en esa casa- se mofó Dorcas.
Aunque Harry seguía
siendo demasiado pequeño y esmirriado para su edad,
-Eras la cosita mas tierna del planeta- se burló Hermione-
lo juro, tenías cara de bebé.
Harry frunció el ceño indignado, mientras Ginny se reía de
él.
había crecido varios centímetros durante el
último año. Sin embargo, su cabello negro azabache seguía como siempre: sin
dejarse peinar. No importaba lo que hiciera con él, el pelo no se sometía. Tras
las gafas…
-Parece que te estuviera describiendo a ti- comentó Canuto,
mirando a James.
tenía unos ojos
verdes brillantes,
-Y a Lily- agregó Remus.
y sobre la frente,
claramente visible entre el pelo, una cicatriz alargada en forma de rayo.
-La gente normal se hace tatuajes, tu tienes una cicatriz
hecha por un maniaco asesino serial- ironizó Gideon.
Aquella cicatriz era
la más extraordinaria de todas las características inusuales de Harry. No era,
como le habían hecho creer los Dursley durante diez años, una huella del accidente
de automóvil que había acabado con la vida de los padres de Harry,
-Eso fue una blasfemia- cortó Hagrid enojado.
porque Lily y James
Potter no habían muerto en un accidente de tráfico, sino asesinados. Asesinados
por el mago tenebroso más temido de los últimos cien años: lord Voldemort.
-No importa cuantas veces lo oiga, me cuesta asimilar que tu
y yo…- James abrazó a Lily protectoramente.
Harry había
sobrevivido a aquel ataque sin otra secuela que la cicatriz de la frente cuando
el hechizo de Voldemort, en vez de matarlo, había rebotado contra su agresor.
Medio muerto, Voldemort había huido...
-Eso es demasiado…- murmuró Lucius.
Pero Harry había
tenido que vérselas con él desde el momento en que llegó a Hogwarts. Al
recordar junto a la ventana su último encuentro, Harry pensó que si había
cumplido los trece años era porque tenía mucha suerte.
Suerte, bufó Snape
internamente mirando como James abrazaba a Lily, los malditos Potter gozaban de
suerte.
Miró el cielo
estrellado, por si veía a Hedwig, que quizá regresara con un ratón
muerto en el pico, esperando sus elogios. Harry miraba distraído por encima de
los tejados y pasaron algunos segundos hasta que comprendió lo que veía.
-Mientras no sea otro auto volador- bromeó Gideon.
Perfilada contra la
luna dorada y creciendo a cada instante se veía una figura de forma
extrañamente irregular que se dirigía hacia Harry batiendo las alas.
-¿Extrañamente irregular?- preguntó Alice confundida.
Se quedó quieto
viéndola descender. Durante una fracción de segundo, Harry no supo, con la mano
en la falleba, si cerrar la ventana de golpe. Pero entonces la extraña criatura
revoloteó sobre una farola de Privet Drive, y Harry, dándose cuenta de lo que era,
se hizo a un lado.
-¿Hedwig?- Harry le asintió a Seamus. –ese bicho era listo.
Tres lechuzas
penetraron por la ventana, dos sosteniendo a otra que parecía inconsciente.
-Creo saber de quien es la lechuza- rió Bill, pensando en la
patética y pobre Errol.
Aterrizaron
suavemente sobre la cama de Harry, y la lechuza que iba en medio, y que era
grande y gris, cayó y quedó allí inmóvil. Llevaba un paquete atado a las
patas.
-Pobre Errol, es torpe desde pequeña.
Harry reconoció
enseguida a la lechuza inconsciente. Se llamaba Errol y
pertenecía a la familia Weasley Harry se lanzó inmediatamente sobre
la cama, desató los cordeles de las patas de Errol, cogió el
paquete y depositó a Errol en la jaula de Hedwig.
-¿Por qué tienes que ser tan amable con todos? Creo que si
vieras una roca solitaria buscarías otra roca para que le haga compañía- Harry
se encogió de hombros.
Errol abrió
un ojo empañado, ululó débilmente en señal de agradecimiento y comenzó a beber
agua a tragos. Harry volvió al lugar en que descansaban las otras lechuzas.
Una de ellas (una hembra grande y blanca como la nieve) era su propia Hedwig.
-era preciosa- comentó Hermione.
También llevaba un
paquete y parecía muy satisfecha de sí misma. Dio a Harry un picotazo cariñoso
cuando le quitó la carga, y luego atravesó la habitación volando para reunirse
con Errol.
-¡Sus pajaritos se quieren y por eso son novios!- canturreó
Tonks.
-Nose Ginny, pero estoy segura que el pajarito de Harry
quiere bastante a Ginny- murmuró Sirius con voz rasposa, riéndose.
Harry no reconoció a
la tercera lechuza, que era muy bonita y de color pardo rojizo, pero supo
enseguida de dónde venía, porque además del correspondiente paquete portaba un
mensaje con el emblema de Hogwarts.
-No te metiste en problemas durante el verano ¿verdad?-
Harry carraspeó. -¡Todo por tu culpa, Potter!- Lily miró mal a James.
Cuando Harry le cogió
la carta a esta lechuza, ella erizó las plumas orgullosamente, estiró las alas
y emprendió el vuelo atravesando la ventana e internándose en la noche.
-Creo que si Errol hiciera un viaje ida y vuelta sin
descanso, hubiese tenido un paro- bufó Ron.
Harry se sentó en la
cama, cogió el paquete de Errol, rasgó el papel marrón y descubrió
un regalo envuelto en papel dorado y la primera tarjeta de cumpleaños de su
vida. Abrió el sobre con dedos ligeramente temblorosos. Cayeron dos trozos de
papel: una carta y un recorte de periódico.
-¡Oh por Merlín, Ronnie!- bufaron Fred y George, mientras
las orejas de Ron se sonrojaban.
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Supo que el recorte de
periódico pertenecía al diario del mundo mágico El Profeta porque
la gente de la fotografía en blanco y negro se movía. Harry recogió el recorte,
lo alisó y leyó:
FUNCIONARIO DEL
MINISTERIO DE MAGIA RECIBE EL GRAN PREMIO
-¿El premio Galleon Draw? Hace siglos que dan eso- comentó
Ted.
Arthur Weasley,
director del Departamento Contra el Uso Incorrecto de los Objetos Muggles, ha
ganado el gran premio anual Galleon Draw que entrega el diario El Profeta.
-Felicitaciones-
varios sonrieron, si era algo que la familia Weasley se merecía era buena
suerte.
Sirius, en cambio,
se sintió algo contrariado. Aquella noticia, esa foto de los Weasley con
Pettigrew, habían desatado todo; si nunca lo hubiese visto, posiblemente habría
muerto años después en aquella pútrida celda.
El señor Weasley,
radiante de alegría, declaró a El Profeta: «Gastaremos el
dinero en unas vacaciones estivales en Egipto, donde trabaja Bill, nuestro
hijo mayor, deshaciendo hechizos para el banco mágico Gringotts.»
-¡Semejante empleo!
¿Tan difícil era trabajar tranquilamente? ¡Maldiciones egipcias y dragones!
¡Pobre mis nervios! ¡Ya me comprenderán ustedes cuando tengan hijos!
-Mamá, yo tengo dos
hijas- aclaró Bill, algo divertido por su madre.
-¡pues mándalas a
pelear con dragones haber si te gusta la sensación!
La familia
Weasley pasará un mes en Egipto, y regresará para el comienzo del nuevo
curso escolar de Hogwarts, donde estudian actualmente cinco hijos del
matrimonio Weasley.
-Cinco de siete, señores- Gideon hizo una reverencia- no me
extraña que su casa se llame la madriguera, adorables conejillos- Molly y
Arthur se sonrojaron hasta la médula.
Observó la fotografía
en movimiento, y una sonrisa se le dibujó en la cara al ver a los nueve Weasley
ante una enorme pirámide, saludándolo con la mano.
-Era la primera vez que los veía a todos juntos- explicó
Harry.
La pequeña y
rechoncha señora Weasley,
-¿Crees que estoy gorda?- preguntó Molly por lo bajo.
-Creo que estas perfecta- le respondió Arthur con una
adorable sonrisa.
el alto y calvo señor
Weasley, los seis hijos y la hija tenían (aunque la fotografía en blanco y
negro no lo mostrara) el pelo de un rojo intenso.
-Una preciosa hija pelirroja- Harry le beso el hombro a
Ginny con ternura.
-Si tenemos suerte, el próximo bebé será una niña pelirroja-
comentó acariciándose el vientre, aun plano, con dos meses de embarazo. (N/A: Ginny esta embarazada de Lily, estuve
releyendo un poco para no perderme en ese asunto, así que en uno de estos
capítulos Hermione se entera de que esta esperando a Hugo.)
Justo en el centro de la foto aparecía Ron,
alto y larguirucho, con su rata Scabbers sobre el hombro y con
el brazo alrededor de Ginny, su hermana pequeña.
-Siempre te terminabas fijando en ella, no entiendo como no
notaste antes que estabas enamorado- bufó Hermione.
-Mira quien lo dice, señorita siete años amando desesperada
en silencio.
-¡Yo nunca dije lo de desesperadamente!- corrigió
avergonzada, mientras Harry alzaba una ceja con clara expresión de “¿Enserio, Hermione?”
Harry no sabía de
nadie que mereciera un premio más que los Weasley, que eran muy buenos y pobres
de solemnidad.
Molly le sonrió maternalmente al ojiverde.
Cogió la carta de Ron
y la desdobló.
-Ronnie escribió
una carta, todo un suceso.
Querido Harry:
¡Feliz cumpleaños!
Siento mucho lo de
la llamada de teléfono. Espero que los muggles no te dieran un mal rato. Se lo
he dicho a mi padre y él opina que no debería haber gritado.
-Definitivamente no
debiste haberlo hecho- confirmó Arthur.
Egipto es
estupendo. Bill nos ha llevado a ver todas las tumbas, y no te creerías las
maldiciones que los antiguos brujos egipcios ponían en ellas.
-Muy interesante,
por cierto- comentó Hermione.
Mi madre no dejó
que Ginny entrara en la última. Estaba llena de esqueletos mutantes
de muggles que habían profanado la tumba y tenían varias cabezas y cosas así.
-Adorable- ironizó
Alice con una mueca.
Cuando mi padre
ganó el premio de El Profeta no me lo podía creer.
¡Setecientos galeones! La mayor parte se nos ha ido en estas vacaciones, pero
me van a comprar otra varita mágica para el próximo curso.
-No es que
tuviéramos otra opción, si andas quebrando varitas en coches voladores- regañó Molly.
Harry recordaba muy
bien cómo se le había roto a Ron su vieja varita mágica. Fue cuando el coche en
que los dos habían ido volando a Hogwarts chocó contra un árbol del parque del
colegio.
-Estupido sauce- bufó Ron.
-No te metas con el sauce- defendieron Remus y James,
ganándose varias miradas curiosas.
Regresaremos más o
menos una semana antes de que comience el curso. Iremos a Londres a comprar la
varita mágica y los nuevos libros. ¿Podríamos vernos allí?
¡No dejes que los
muggles te depriman!
Intenta venir a
Londres.
Ron
Posdata: Percy ha
ganado el Premio Anual. Recibió la notificación la semana pasada.
-¡Oh felicidades cariño!- Molly abrazó a Percy que sonrió
orgulloso. Mientras Fred y George ponían los ojos en blanco.
Harry volvió a
mirar la foto. Percy, que estaba en el séptimo y último curso de
Hogwarts, parecía especialmente orgulloso. Se había colocado la medalla del
Premio Anual en el fez que llevaba graciosamente sobre su pelo repeinado. Las
gafas de montura de asta reflejaban el sol egipcio.
-Una preciosura- se burló Charlie.
-Ejem, creo oír a un solterón hablándole a un hombre casado con
una bonita mujer y con dos niñas pero puede que sea mi imaginación- respondió
Percy fulminándolo con la mirada.
-¡Eso es prefectito!- felicito Fabian.
Luego Harry cogió el regalo y lo desenvolvió.
Parecía una diminuta peonza de cristal. Debajo había otra nota de Ron:
Harry: Esto
es un chivatoscopio de bolsillo.
-Esas cosas no
sirven, no las que se venden por cualquier lado- suspiró Ojoloco.
Si hay alguien cerca que no sea de fiar, en
teoría tiene que dar vueltas y encenderse. Bill dice que no es más que una
engañifa para turistas magos, y que no funciona, porque la noche pasada estuvo
toda la cena sin parar.
-¿Ves? Tenía razón-
cortó Bill.
Claro que él no sabía que Fred y George le
habían echado escarabajos en la sopa.
El mayor miró feo a
los gemelos que esbozaron una sonrisa traviesa.
Hasta pronto, Ron.
Harry puso el
chivatoscopio de bolsillo sobre la mesita de noche, donde permaneció inmóvil,
en equilibrio sobre la punta, reflejando las manecillas luminosas del reloj.
-No se si los Dursley podrían considerarse exactamente de
fiar- cuestionó Lily.
Lo contempló durante
unos segundos, satisfecho, y luego cogió el paquete que había llevado Hedwig.
También contenía un regalo envuelto en papel, una tarjeta y una carta, esta
vez de Hermione:
Hermione sonrió.
Querido Harry:
Ron me escribió y
me contó lo de su conversación telefónica con tu tío Vernon. Espero que estés
bien.
-Lo que se dice
bien…- Sirius frunció el ceño, ansiando el momento de partirle la mandíbula a
Vernon Dursley.
En estos momentos
estoy en Francia de vacaciones y no sabía cómo enviarte esto (¿y si lo abrían
en la aduana?), ¡pero entonces apareció Hedwig! Creo que quería
asegurarse de que, para variar, recibías un regalo de cumpleaños.
-Amo a tu lechuza-
suspiró Marlene.
El regalo te lo he comprado por catálogo vía
lechuza. Había un anuncio en El Profeta (me he suscrito, hay
que estar al tanto de lo que ocurre en el mundo mágico). ¿Has visto la foto que
salió de Ron y su familia hace una semana? Apuesto a que está aprendiendo
montones de cosas, me muero de envidia... los brujos del antiguo Egipto eran
fascinantes.
-Tu estabas en la
torre Eiffel y nosotros en la tumba maldita, ¿tu eres la que tenía envidia?- se
rió Ginny. Molly esbozó una mueca triste que Harry notó.
-Ginny tiene una
pasión con Paris hace varios años- explicó.
-¿Qué? Pasamos
nuestra luna de miel ahí, es muy obvio que quedara enamorada de esa ciudad.
-Y de los hoteles
de la ciudad- murmuró Canuto con tono sugerente.
Aquí también
tienen un interesante pasado en cuestión de brujería. He tenido que reescribir
completa la redacción sobre Historia de la Magia para poder incluir algunas
cosas que he averiguado.
Todos la miraron
atónitos, incluso Lily la miró algo sorprendida.
-Lo tuyo es inmoral
nena- se indigno Canuto.
-Y me decepcionas-
secundo Sirius.
Espero que no resulte excesivamente larga:
comprende dos pergaminos más de los que había pedido el profesor Binns.
La fantasmal cara
de Binns mostro una expresión de sorpresa.
Ron dice que irá a
Londres la última semana de vacaciones. ¿Podrías ir tú también? ¿Te dejarán tus
tíos? Espero que sí. Si no, nos veremos en el expreso de Hogwarts el 1 de
septiembre.
Besos de Hermione
Posdata: Ron
me ha dicho que Percy ha recibido el Premio Anual. Me imagino que Percy estará
en una nube. A Ron no parece que le haga mucha gracia.
Percy miró mal a
Ron.
-¿Qué? Siempre
fuiste muy presumido, no había quien te soporte- se excusó.
Harry volvió a
sonreír mientras dejaba a un lado la carta de Hermione y cogía el regalo.
Pesaba mucho.
-Cientos de libros que el cachorro no leerá- bufó Sirius.
Conociendo a
Hermione, estaba convencido de que sería un gran libro lleno de difíciles
embrujos, pero no. El corazón le dio un vuelco cuando quitó el papel
-¿Qué le regalaste?- pregunto Dorcas curiosa, Hermione solo
sonrió.
y vio un estuche de cuero negro con unas
palabras estampadas en plata: EQUIPO DE MANTENIMIENTO DE ESCOBAS VOLADORAS.
-¡Quiero uno!- gritaron James y Canuto a coro.
-¿Por qué no fui yo el que te agarró de mejor amiga?-
cuestionó Seamus.
-Nos enorgulleces, cuñadita- felicitó George.
-¡El mejor regalo, sin duda!- alabó Charlie.
—¡Ostras, Hermione!
—murmuró Harry, abriendo el estuche para echar un vistazo.
Contenía un tarro
grande de abrillantador de palo de escoba marca Fleetwood, unas tijeras
especiales de plata para recortar las ramitas, una pequeña brújula de latón
para los viajes largos en escoba y un Manual de mantenimiento de la
escoba voladora.
-Maravilloso- los jugadores de Quidditch a lo largo y ancho
del comedor escuchaban entusiasmados.
Después de sus
amigos, lo que Harry más apreciaba de Hogwarts era el quidditch, el
deporte que contaba con más seguidores en el mundo mágico. Era muy peligroso,
muy emocionante, y los jugadores iban montados en escoba. Harry era muy bueno
jugando al quidditch.
-Como todo un Potter- comentó Sirius con una sonrisa
nostálgica.
Era el jugador más joven
de Hogwarts de los últimos cien años.
-Cosa que me enorgullece mucho- James le sonrió anchamente a
su hijo.
Uno de sus trofeos
más estimados era la escoba de carreras Nimbus 2.000.
McGonagall sonrió levemente, casi de manera maternal. Tenía
un cariño especial por aquel niño.
Harry dejó a un lado
el estuche y cogió el último paquete. Reconoció de inmediato los garabatos que
había en el papel marrón: aquel paquete lo había enviado Hagrid, el guardabosques
de Hogwarts.
Hagrid sonrió, mientras Lily y Molly miraban el libro algo
alarmadas, preguntándose que clase de regalo enviaría el semi gigante.
Desprendió la capa superior de papel y
vislumbró una cosa verde y como de piel, pero antes de que pudiera
desenvolverlo del todo, el paquete tembló y lo que estaba dentro emitió un
ruido fuerte, como de fauces que se cierran.
-Oh Merlín Hagrid, ¿Qué fue esta vez?- preguntó cansinamente
Minerva.
Harry se estremeció.
Sabía que Hagrid no le enviaría nunca nada peligroso a propósito, pero es que
las ideas de Hagrid sobre lo que podía resultar peligroso no eran muy normales:
Hagrid tenía amistad con arañas gigantes; había comprado en las tabernas
feroces perros de tres cabezas; y había escondido en su cabaña huevos de dragón
(lo cual estaba prohibido).
Varios adultos miraron desaprobativamente al guardabosques, que se hundió en su asiento
todo lo que su estatura le permitía.
Harry tocó el paquete
con el dedo, con temor. Volvió a hacer el mismo ruido de cerrar de fauces.
Harry cogió la lámpara de la mesita de noche, la sujetó firmemente con una
mano y la levantó por encima de su cabeza, preparado para atizar un golpe.
Entonces cogió con la otra mano lo que quedaba del envoltorio y tiró de él.
Miraron con expectación, preguntándose que clase de criatura
había sido enviada.
Cayó un libro.
-¿Un libro?- repitió Charlie decepcionado.
Harry sólo tuvo tiempo de ver su elegante
cubierta verde, con el título estampado en letras doradas, El
monstruoso libro de los monstruos, antes de que el libro se levantara sobre
el lomo y escapara por la cama como si fuera un extraño cangrejo.
-Le enviaste un libro que camina como cangrejo- repitió
Marlene, escéptica.
—Oh... ah —susurró
Harry.
Cayó de la cama
produciendo un golpe seco y recorrió con rapidez la habitación, arrastrando las
hojas. Harry lo persiguió procurando no hacer ruido. Se había escondido en el
oscuro espacio que había debajo de su mesa.
-Esto es ridículamente bizarro- las caras de desconcierto
estaban repartidas por todos lados.
Rezando para que los Dursley estuvieran aún
profundamente dormidos, Harry se puso a cuatro patas y se acercó a él.
—¡Ay!
El libro se cerró
atrapándole la mano
-Tu libro cangrejo te mordió- Dorcas no pudo contener la
risa.
-No es divertido- murmuró Neville, definitivamente no tenía
buenos recuerdos de ese libro en particular.
y huyó batiendo las hojas, apoyándose aún en
las cubiertas. Harry gateó, se echó hacia delante y logró aplastarlo. Tío
Vernon emitió un sonoro ronquido en el dormitorio contiguo.
Narcissa hizo una
mueca de desaprobación, aquella familia era de lo mas maleducada y
desagradable.
Hedwig y Errol lo
observaban con interés mientras Harry sujetaba el libro fuertemente entre sus
brazos, se iba a toda prisa hacia los cajones del armario y sacaba un cinturón
para atarlo. El libro monstruoso tembló de ira, pero ya no podía abrirse ni
cerrarse, así que Harry lo dejó sobre la cama
-Solucionado el asunto del libro cangrejo con complejo de
perro- exclamó Gideon.
y cogió la carta de Hagrid.
Querido Harry: ¡Feliz
cumpleaños!
He pensado que
esto te podría resultar útil para el próximo curso. De momento no te digo nada
más. Te lo diré cuando nos veamos.
-¿Por qué debería
serle esa cosa útil?- preguntó Lily confundida.
Espero que los
muggles te estén tratando bien. Con mis mejores deseos, Hagrid.
Harry sonrió, desde que había dejado a los Dursley, recibía
muchas tarjetas y regalos cada cumpleaños. Aunque claro los mejores siempre
eran los inentendibles dibujos de Albus, los casi ilegibles “te amo papi” de James y las desprolijas
manualidades de Teddy, cosas que siempre terminaban decorando su escritorio.
Además de los interesantes regalos
que Ginny suele darle, por supuesto.
A Harry le dio mala
espina que Hagrid pensara que podía serle útil un libro que mordía, pero dejó
la tarjeta de Hagrid junto a las de Ron y Hermione, sonriendo con más ganas
que nunca.
Lily, Sirius y James sonrieron al saber que por fin tenía un
cumpleaños feliz.
Ya sólo le quedaba la
carta de Hogwarts. Percatándose de que era más gruesa de lo normal, Harry rasgó
el sobre, extrajo la primera página de pergamino y leyó:
Estimado señor
Potter:
Le rogamos que no
olvide que el próximo curso dará comienzo el 1 de septiembre. El expreso de Hogwarts
partirá a las once en punto de la mañana de la estación de King’s Cross, anden
nueve y tres cuartos.
A los alumnos de
tercer curso se les permite visitar determinados fines de semana el pueblo de
Hogsmeade.
Harry frunció el
ceño, recordando lo mal que lo había pasado aquellos primeros fines de semana.
Le rogamos que
entregue a sus padres o tutores el documento de autorización adjunto para que
lo firmen.
-Auch- Andromeda
miro con tristeza al ojiverde, ya se imaginaba lo que pasaría con esa
autorización.
-No fue tan auch el
asunto- tranquilizó Sirius, sonriéndole complice a su ahijado que le devolvió
la sonrisa.
También se adjunta
la lista de libros del próximo curso. Atentamente, Profesora M. McGonagall, Subdirectora.
Harry extrajo la
autorización para visitar el pueblo de Hogsmeade, y la examinó, ya sin sonreír.
Lily se entristeció profundamente, tarde o temprano, su
pequeño sufría un golpe de triste realidad.
-Todo va a cambiar- consoló James, con la misma expresión
que ella.
Sería estupendo visitar Hogsmeade los fines
de semana; sabía que era un pueblo enteramente dedicado a la magia y nunca
había puesto en él los pies. Pero ¿cómo demonios iba a convencer a sus tíos de
que le firmaran la autorización?
-Ya se te ocurrirá algo, eres demasiado parecido a James
como para quedarte así como así- comentó Alice.
Miró el despertador.
Eran las dos de la mañana.
Molly frunció el ceño, era demasiado tarde para que un
pequeño estuviera despierto.
Decidió pensar en
ello al día siguiente, se metió en la cama y se estiró para tachar otro día en
el calendario que se había hecho para ir descontando los días que le quedaban
para regresar a Hogwarts. Se quitó las gafas y se acostó para contemplar las
tres tarjetas de cumpleaños.
Ron, Hermione y Hagrid sonrieron, enviar una tarjeta no
costaba mas que unos segundos y era extraordinario saber lo mucho que eso había
alegrado a Harry.
Aunque era un
muchacho diferente en muchos aspectos, en aquel momento Harry Potter se sintió
como cualquier otro: contento, por primera vez en su vida, de que fuera su cumpleaños.
-¡feliz cumpleaños, cachorro!- canturreó Sirius.
-¿Sigues siendo tan idiota como para no saber que no es su
cumpleaños?- bufó Severus.
-No te metas conmigo Snivellus, no te pateo el trasero
porque te llevo varios años y eres un estúpido niño raro, pero no hay nada que
impida que mi colega- se señalo a si mismo de diecisiete- lo haga.
-Basta ustedes dos, ¿Quién lee el siguiente capítulo?
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Todos los Domingos subo una actualización de mil/dos mil palabras a esta entrada hasta terminar el capitulo. Nuevo capitulo, nueva entrada.
Genial :) el prisionero de azkaban es mi libro favorito. Te sigo leyendo... saludos :D
ResponderEliminarYa quiero leer la cara que pondrán los merodeadores cuando se enteren que cola gusano los traiciono y por su culpa sirius termino en azcaban
ResponderEliminarOhhh ya quiero empezar este librooo
ResponderEliminarGenial!!! adoro ese libro c: no tardes :*
ResponderEliminarempiezalo pronto!!! es mi libro favorito!!!!!
ResponderEliminarJime!
Si al fin , porfa que ese sea mas seguido porfa , me encanto todo el segundo libro , pero me gustaria de mas hanny porfa .
ResponderEliminarGracias
Deberías ser mas cumplida, esperamos la actualización
ResponderEliminarNo eran todos los domingos? Por favor no puedo esperar mas!
ResponderEliminarQUE BIEN SIGUE ASI
ResponderEliminaresta genial. pero deberías hacerlos mas largos
ResponderEliminarDios mio, que fic tan estupendo, por favor nunca lo abandones es el mejor que e leído y acabamos de empezar nuestro libro favorito, las cosas como están estan bien, no prestes atención a las otras cosas mas bien mira que hay gente que se impacienta y escribe las cosas que no son, pero por la mayoría sigue escribiendo porfa
ResponderEliminarEsta exelente tu historia y me ENCANTA.pero 1 consejo:
ResponderEliminar-Trata de que los personajes no digan muchas malas palabras (se que paso por MUCHAS cosas horribles y te dan ganas de matar al que le hace todas estas cosas) porque vi que en el libro que hiciste el 1 y el 2 dicen unas pares,pasa que yo en los libros y en las peliculas los tengo como que son cero puteadas,son "puedo hacerte la vida imposible pero de la mejor manera sin decirte ni A"
REPITO ES INCREIBLE TU HISTORIA Y LA AMO! eso es lo unico que te digo si? ^-^ bueno eso y espero con todas las ganas que sigas hasta terminar las reliquias de la muerte <3 encerio tengo muchisimas esperanzas puestas en vos :) sin presiones eh jajajaj xd
Me encanta tu blog!!! Amo este libro es mi segundo fav!!!
ResponderEliminarNo hay presiones para que actualices aunque sí quisiera que lo hagas!!!
Besos
SIIII SIRIUS GRANDE LLEGO <3 VOY A LLORAR DE LA EMOCION :')
ResponderEliminarSe nota que te gusta mucho mas este libro jajajajajaj es mi favorito <3
No te dejes llevar por los estupidos que no tienen mas que hacer que criticar a las personas, realmente los mandaria al callejon Knockturn a que se compren una vida.
Seguila por favor, no abndones ahora que por fin empezaste con tu libro favorito!
Mucho Felix Felicis para vos!
Cornamenta
OMG!!! Este siempre ha sido mi libro favorito de la saga, me emociona demaciado que ya lo hayas comenzado, me encanta como escribes, los comentarios siempre me hacen reir...es...es fantastico, actualiza cuando puedas ;) un abrazo psicologico y espero leerte luego...
ResponderEliminarme encanta leerte y espero que no lo dejes eres estupenda! no te dejes llevar por los que te critican es que no tienen nada mejor que hacer!! tu tienes una vida y debes ocuparte de ella y esperare el todo el tiempo del mundo a que tu tengas un timpito para actualizar asi sea dentro de 5 meses o mas!!!!! un abrazo de oso!!!!! escribes muy bien! :) :) :)
ResponderEliminarBesitos!!
Jime!!
Hola. Mero... Sé que había escrito esto antes pero... Por Fin El Tercer Libro... a mi parecer es el mejor porque Harry por fin comienza a tener una familia, o al menos alguien que pueda tomar de figura paterna... ¿sabes? me encantaría estar en dentro de tu fic y ver a los dos Sirius, el sueño de cualquier chica... en cuanto lo leí casi me desmayo.... creo que te estoy aburriendo, pero es que amo a Sirius y estaba esperando este libro desde que te comence a leerte...bueno solo digo Continua... siempre nos dejas en la mejor parte... Alexz
ResponderEliminarOoh dios ahora que tengo lo dia los cuento para que llegue los domingos,gracias por esa linda historia
ResponderEliminarBesosos
esta genial, felicitaciones
ResponderEliminarEstupendo capitulo tener a los dos Sirius es alucinante otra cosa que amo de este Fic es a la pequeña Tonks <3 amo sus dialogos y al Remus adolescente como la trata ademas de Sirius como tio. :D espero y hoy domingo actualices XD
ResponderEliminarpor favooor actualizaaa :(
ResponderEliminarEstoy feliz :D y totalmente desesperada por leer el prox capitulo y todos los qe siguen :) de verdad qe este es mi libro favorito!!
ResponderEliminarHoli acer algún tiempo q sigo tú finc pero algo me extraño, en el primer libro pusiste q la mamá de luna se llamaba Amelia no Pandora no se si me equivoco un saludo desde concepción chile Danny
ResponderEliminarQue cool, empezamos por el tercer libro!
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