lunes, 30 de julio de 2012

Leyendo Harry Potter y la piedra filosofal- cap 9


Aclaracion: Bueno todos los personajes y los libros que leen pertenecen a la genialisima JK Rowling ¿ok? yo solo lo traspaso a un blog para que puedan leerlo de una manera diferente con las intervenciones de ciertos personajes pertenecientes a ella.
Espero Disfruten, son un poco largos, pero en cada actualizacion subo un capitulo entero.

Harry Potter y la piedra filosofal


Capitulo IX: “Duelo a Medianoche”
-bueno Fabian comienza a leer- dijo Sirius
-el capitulo se llama- una sonrisa cruzo por su rostro- duelo a medianoche
-muy merodeador de su parte-dijo Remus divertido
Harry nunca había creído que pudiera existir un chico al que detestara más que a Dudley, pero eso era antes de haber conocido a Draco Malfoy. Sin embargo, los de primer año de Gryffindor sólo compartían con los de Slytherin la clase de Pociones, así que no tenía que encontrarse mucho con él. O, al menos, así era hasta que apareció una noticia en la sala común de Gryffindor; que los hizo protestar a todos. Las lecciones de vuelo comenzarían el jueves... y Gryffindor y Slytherin aprenderían juntos. —Perfecto —dijo en tono sombrío Harry—. Justo lo que siempre he deseado. Hacer el ridículo sobre una escoba delante de Malfoy. Deseaba aprender a volar más que ninguna otra cosa.
-tan James- dijo Lily divertida mirando al castaño que sonreia orgulloso al igual que Sirius
 —No sabes aún si vas a hacer un papelón —dijo razonablemente Ron—. De todos modos, sé que Malfoy siempre habla de lo bueno que es en quidditch, pero seguro que es pura palabrería. La verdad es que Malfoy hablaba mucho sobre volar. Se quejaba en voz alta porque los de primer año nunca estaban en los equipos de quidditch y contaba largas y jactanciosas historias, que siempre acababan con él escapando de helicópteros pilotados por muggles. Pero no era el único: por la forma de hablar de Seamus Finnigan, parecía que había pasado toda la infancia volando por el campo con su escoba. 
-y es lo que el hara si el lo desea- dijo Lily sorprendiendo a todos- podra volar dia y noche si le apetece, y tu le enseñaras a volar porque yo soy un desastre
-claro que si mi amor- dijo James con dulzura- tambien podria enseñarte a volar a ti- le dijo en un susurro
-tendras que enseñarme otras cosas...si quieres que nazca Harry claro- le respondio por lo bajo sorprendiendo a James y haciendolo sonreir anchamente
Hasta Ron podía contar a quien quisiera oírlo que una vez casi había chocado contra un planeador con la vieja escoba de Charles. Todos los que procedían de familias de magos hablaban constantemente de quidditch. Ron ya había tenido una gran discusión con Dean Thomas, que compartía el dormitorio con ellos, sobre fútbol. Ron no podía ver qué tenía de excitante un juego con una sola pelota, donde nadie podía volar. Harry había descubierto a Ron tratando de animar un cartel de Dean en que aparecía el equipo de fútbol de West Ham, para hacer que los jugadores se movieran. Neville no había tenido una escoba en toda su vida, porque su abuela no se lo permitía. 
-si salio a nosotros volara terriblemente mal el pobre- comento divertido Frank
Harry pensó que ella había actuado correctamente, dado que Neville se las ingeniaba para tener un número extraordinario de accidentes, incluso con los dos pies en tierra.
-igual a Frank- dijo Marlene riendo
 Hermione Granger estaba casi tan nerviosa como Neville con el tema del vuelo. Eso era algo que no se podía aprender de memoria en los libros, aunque lo había intentado. En el desayuno del jueves, aburrió a todos con estúpidas notas sobre el vuelo que había encontrado en un libro de la biblioteca, llamado Quidditch a través de los tiempos. 
-el unico libro interesante de la biblioteca -dijo Sirius y Lily junto con Remus lo miraron ofendidos
-aparte no puedes aprender a volar leyendo un libro- agrego James
Neville estaba pendiente de cada palabra, desesperado por encontrar algo que lo ayudara más tarde con su escoba, pero todos los demás se alegraron mucho cuando la lectura de Hermione fue interrumpida por la llegada del correo. Harry no había recibido una sola carta desde la nota de Hagrid, algo que Malfoy ya había notado, por supuesto. 
-pobre mi ahijado- dijo Sirius- le enviare golosinas, y regalos, y escoba nueva cada mes, y...y... muchos articulos de bromas y todo lo que se le antoje- dijo el ojigris con decision ganandose un abrazo de Lily y una mirada de agradecimiento de James
La lechuza de Malfoy siempre le llevaba de su casa paquetes con golosinas, que el muchacho abría con perversa satisfacción en la mesa de Slytherin. Un lechuzón entregó a Neville un paquetito de parte de su abuela. Lo abrió excitado y les enseñó una bola de cristal, del tamaño de una gran canica, que parecía llena de humo blanco. —¡Es una Recordadora! —explicó—. La abuela sabe que olvido cosas y esto te dice si hay algo que te has olvidado de hacer. Mirad, uno la sujeta así, con fuerza, y si se vuelve roja... oh... —se puso pálido, porque la Recordadora súbitamente se tiñó de un brillo escarlata—... es que has olvidado algo... Neville estaba tratando de recordar qué era lo que había olvidado
todos rieron
 cuando Draco Malfoy que pasaba al lado de la mesa de Gryffindor; le quitó la Recordadora de las manos. Harry y Ron saltaron de sus asientos.
-bien hecho- festejaron los merodeadores y Ron rio
En realidad, deseaban tener un motivo para pelearse con Malfoy, pero la profesora McGonagall, que detectaba problemas más rápido que ningún otro profesor del colegio, ya estaba allí. 
-¿notaron que Harry siempre habla bien de Mcgonagall?-pregunto Dorcas
-harry adora a la profesora Mcgonagall- dijo Hermione y Minerva sonrio
-y la profesora tiene un trato especial hacia Harry- dijo Ron
-¿minerva?- pregunto Slughorn sorprendido
-aja- dijo Ron- Harry es su consentido, incluso casi nunca lo castiga
-no puedo creerlo Minnie- dijeron Sirius y James con una sonrisa
-todos queremos a Minerva- dijo Lily y la profesora le dirigio una mirada de agradecimiento
—¿Qué sucede? —Malfoy me ha quitado mi Recordadora, profesora. Con aire ceñudo, Malfoy dejó rápidamente la Recordadora sobre la mesa. —Sólo la miraba —dijo, y se alejó, seguido por Crabbe y Goyle. Aquella tarde, a las tres y media, Harry, Ron y los otros Gryffindors bajaron corriendo los escalones delanteros, hacia el parque, para asistir a su primera clase de vuelo. Era un día claro y ventoso. La hierba se agitaba bajo sus pies mientras marchaban por el terreno inclinado en dirección a un prado que estaba al otro lado del bosque prohibido, cuyos árboles se agitaban tenebrosamente en la distancia. Los Slytherins ya estaban allí, y también las veinte escobas, cuidadosamente alineadas en el suelo. Harry había oído a Fred y a George Weasley quejarse de las escobas del colegio
-sabe pofesora Bugnes deberiams comprar escobas nuevas
-¿bugnes?- pregunto Ron
-claro que esperabas ver a nuestros profesores aqui? algunso deben tener nuestra edad- dijo hermione exasperada
-¿porque te enfadas?
-porque me exasperas
-no sera que tienes hambre- todos rieron
-Ronald tienes la misma sensibilidad que una  cucharita de tè
-oye eso me dijiste en segundo! tengo que haber subido de rango
-claro a cuchara sopera- bufo y todos los miraban divertidos
  diciendo que algunas comenzaban a vibrar si uno volaba muy alto, o que siempre volaban ligeramente torcidas hacia la izquierda. Entonces llegó la profesora, la señora Hooch. Era baja, de pelo canoso y ojos amarillos como los de un halcón. —Bueno ¿qué estáis esperando? —bramó—. Cada uno al lado de una escoba. Vamos, rápido. Harry miró su escoba. Era vieja y algunas de las ramitas de paja sobresalían formando ángulos extraños. —Extended la mano derecha sobre la escoba —les indicó la señora Hooch— y decid «arriba». —¡ARRIBA! —gritaron todos. La escoba de Harry saltó de inmediato en sus manos, pero fue uno de los pocos que lo consiguió.
-ese es mi pequeño!- grito Lily orgullosa
-ese es mi campeon- dijo James con los ojos brillantes y Lily lo beso aalegre
 La de Hermione Granger no hizo más que rodar por el suelo y la de Neville no se movió en absoluto. «A lo mejor las escobas saben, como los caballos, cuándo tienes miedo», pensó Harry, y había un temblor en la voz de Neville que indicaba, demasiado claramente, que deseaba mantener sus pies en la tierra. Luego, la señora Hooch les enseñó cómo montarse en la escoba, sin deslizarse hasta la punta, y recorrió la fila, corrigiéndoles la forma de sujetarla. Harry y Ron se alegraron muchísimo cuando la profesora dijo a Malfoy que lo había estado haciendo mal durante todos esos años
-todos los malfoy son estupidos- dijo Sirius "en voz baja" para que todo el comedor lo escuchara
-muerete Black- espeto el rubio
 —Ahora, cuando haga sonar mi silbato, dais una fuerte patada —dijo la señora Hooch—. Mantened las escobas firmes, elevaos un metro o dos y luego bajad inclinándoos suavemente. Preparados... tres... dos... Pero Neville, nervioso y temeroso de quedarse en tierra, dio la patada antes de que sonara el silbato. —¡Vuelve, muchacho! —gritó, pero Neville subía en línea recta, como el corcho de una botella... Cuatro metros... seis metros... Harry le vio la cara pálida y asustada, mirando hacia el terreno que se alejaba, lo vio jadear; deslizarse hacia un lado de la escoba y.. BUM... Un ruido horrible y Neville quedó tirado en la hierba. Su escoba seguía subiendo, cada vez más alto, hasta que comenzó a torcer hacia el bosque prohibido y desapareció de la vista. La señora Hooch se inclinó sobre Neville, con el rostro tan blanco como el del chico. —La muñeca fracturada —la oyó murmurar Harry—. Vamos, muchacho... Está bien... A levantarse. Se volvió hacia el resto de la clase. —No debéis moveros mientras llevo a este chico a la enfermería. Dejad las escobas donde están o estaréis fuera de Hogwarts más rápido de lo que tardéis en decir quidditch.
- ¿porque me da la sensacion de que Harry va a hacer akgo muy a lo James?- dijo Remus
 Vamos, hijo. Neville, con la cara surcada de lágrimas y agarrándose la muñeca, cojeaba al lado de la señora Hooch, que lo sostenía.
-pobrecito mi pequeño- dijo Alice
 Casi antes de que pudieran marcharse, Malfoy ya se estaba riendo a carcajadas. —¿Habéis visto la cara de ese gran zoquete? Los otros Slytherins le hicieron coro. —¡Cierra la boca, Malfoy! —dijo Parvati Patil en tono cortante.
-mira no sera hija de ese chico moreno que se graduo hace unos años?- pregunto James
-era Indu creo- dijo Lily
 —Oh, ¿estás enamorada de Longbottom? —dijo Pansy Parkinson, una chica de Slytherin de rostro duro. Nunca pensé que te podían gustar los gorditos llorones, Parvati. —¡Mirad! —dijo Malfoy, agachándose y recogiendo algo de la hierba—. Es esa cosa estúpida que le mandó la abuela a Longbottom. La Recordadora brillaba al sol cuando la cogió. —Trae eso aquí, Malfoy —dijo Harry con calma. Todos dejaron de hablar para observarlos. 
-tenias razon muy a lo James- dijo Lily
-¿lo regañaras?- pregunto Sirius
-prometo no regañar a Harry a no ser que haga algo peligroso o no apruebe alguna materia ¿felices? -es dijo a James y Sirius con una sonrisa
-claro y a nosotros nos regañaras?- preegunntaron a coro
-a James no- dijo ella y James le beso la mejilla
-¿y porque a mi si?- dijo Sirius haciendo puchero
-porque en alguien tengo que descargarme- explico ella y James y Remus rieron mientras Sirius murmuraba algo como "todos se aprovechan del perrito"
Malfoy sonrió con malignidad. —Creo que voy a dejarla en algún sitio para que Longbottom la busque... ¿Qué os parece... en la copa de un árbol? —¡Tráela aquí! —rugió Harry, pero Malfoy había subido a su escoba y se alejaba. No había mentido, sabía volar. Desde las ramas más altas de un roble lo llamó: —¡Ven a buscarla, Potter! Harry cogió su escoba. 
-se va a ganar un castigo- dijo Remus
—¡No! —gritó Hermione Granger—. La señora Hooch dijo que no nos moviéramos. Nos vas a meter en un lío. 
-muy sensato de su parte señorita Granger- le felicito Minerva
Harry no le hizo caso. Le ardían las orejas. Se montó en su escoba, pegó una fuerte patada y subió. El aire agitaba su pelo y su túnica, silbando tras él y, en un relámpago de feroz alegría, se dio cuenta de que había descubierto algo que podía hacer sin que se lo enseñaran. 
-sorprendente- dijeron muchos
Era fácil, era maravilloso. Empujó su escoba un poquito más, para volar más alto, y oyó los gritos y gemidos de las chicas que lo miraban desde abajo
-muy James- repitio Sirius y todos rieron
-es tu viva imagen- dijo Lily con orgullo
 y una exclamación admirada de Ron. Dirigió su escoba para enfrentarse a Malfoy en el aire. Éste lo miró asombrado. —¡Déjala —gritó Harry— o te bajaré de esa escoba! —Ah, ¿sí? —dijo Malfoy, tratando de burlarse, pero con tono preocupado. Harry sabía, de alguna manera, lo que tenía que hacer. Se inclinó hacia delante, cogió la escoba con las dos manos y se lanzó sobre Malfoy como una jabalina. Malfoy pudo apartarse justo a tiempo, Harry dio la vuelta y mantuvo firme la escoba. Abajo, algunos aplaudían. —Aquí no están Crabbe y Goyle para salvarte, Malfoy
-Crabbe y Goyle ¿quien podria casarse con ellos?- dijo Alice mirando a la mesa de Slytherin
-por dios que asco- dijo Lily y James rio
  —exclamó Harry Parecía que Malfoy también lo había pensado. —¡Atrápala si puedes, entonces! —gritó. Giró la bola de cristal hacia arriba y bajó a tierra con su escoba. Harry vio, como si fuera a cámara lenta, que la bola se elevaba en el aire y luego comenzaba a caer. Se inclinó hacia delante y apuntó el mango de la escoba hacia abajo. Al momento siguiente, estaba ganando velocidad en la caída, persiguiendo a la bola, con el viento silbando en sus orejas mezclándose con los gritos de los que miraban. Extendió la mano y, a unos metros del suelo, la atrapó, justo a tiempo para enderezar su escoba y descender suavemente sobre la hierba, con la Recordadora a salvo.
-impresionante- dijeron todos
-ese chico es excepcional- exclamo la prfoesora de vuelo
-ese es mi campeon-gritaron James y Sirius
—¡HARRY POTTER! Su corazón latió más rápido que nunca. La profesora McGonagall corría hacia ellos. Se puso de pie, temblando. 
-oh oh- dijeron James y Remus
—Nunca... en todo mis años en Hogwarts... La profesora McGonagall estaba casi muda de la impresión, y sus gafas centelleaban de furia. —¿Cómo te has atrevido...? Has podido romperte el cuello... —No fue culpa de él, profesora... —Silencio, Parvati. —Pero Malfoy.. —Ya es suficiente, Weasley. Harry Potter, ven conmigo. En aquel momento, Harry pudo ver el aire triunfal de Malfoy, Crabbe y Goyle, mientras andaba inseguro tras la profesora McGonagall, de vuelta al castillo. Lo iban a expulsar; lo sabía. 
-pobrecillo, no lo expulsarian por algo asi, esta aterrado- dijo Lily sonriendo tiernamente
-aunque se ganara un buen castigo- dijo Andromeda
Quería decir algo para defenderse, pero no podía controlar su voz. La profesora McGonagall andaba muy rápido, sin siquiera mirarlo. Tenía que correr para alcanzarla. Esta vez sí que lo había hecho. No había durado ni dos semanas. En diez minutos estaría haciendo su maleta. ¿Qué dirían los Dursley cuando lo vieran llegar a la puerta de su casa? Subieron por los peldaños delanteros y después por la escalera de mármol. La profesora McGonagall seguía sin hablar. Abría puertas y andaba por los pasillos, con Harry corriendo tristemente tras ella. Tal vez lo llevaba ante Dumbledore. Pensó en Hagrid, expulsado, pero con permiso para quedarse como guardabosque. Quizá podría ser el ayudante de Hagrid. 
Todos rieron a carcajadas, incluyendo Ron y Hermione
-Parece que mi hijo te quiere mucho, esta dispuesto a vivir contigo y ser tu ayudante- dijo Lily con cariño al semi-gigante que sonrio anchamente
-siempre sera mas que bienvenido en mi  casa- dijo Hagrid con una sonrisa que le fue devuelta por James
Se le revolvió el estómago al imaginarse observando a Ron y los otros convirtiéndose en magos, mientras él andaba por ahí, llevando la bolsa de Hagrid. La profesora McGonagall se detuvo ante un aula. Abrió la puerta y asomó la cabeza. —Discúlpeme, profesor Flitwick. ¿Puedo llevarme a Wood un momento? «¿Wood? —pensó Harry aterrado
-¿Wood? Derek Wood, el que jugaba Quiddicht- pregunto Dorcas
-no es ese chico guapo que se graduo el año pasado?- pregunto Lily
-¿oye como que guapo?- gruño celoso James
-james soy tu novia, me casare contigo, tendremos un hijo y lo mas probale es que mas, no tienes que tener celos de nadie- le dijo Lily con dulzura
-sigue leyendo Fabian, antes de que se me suba el azucar-bufo Sirius
 —. ¿Wood sería el encargado de aplicar los castigos físicos?>
-¿como piensa que seriamos capaces de eso?- pregunto Minerva consternada
- entiendelo Minerva no sabe nada de quienes somos ni de Hogwarts es normal que tenga miedo- le dijo Dumbledore con voz tranquila
 Pero Wood era sólo un muchacho corpulento de quinto año, que salió de la clase de Flitwick con aire confundido. —Seguidme los dos —dijo la profesora McGonagall. Avanzaron por el pasillo, Wood mirando a Harry con curiosidad. —Aquí. La profesora McGonagall señaló un aula en la que sólo estaba Peeves, ocupado en escribir groserías en la pizarra. —¡Fuera, Peeves! —dijo con ira la profesora. Peeves tiró la tiza en un cubo y se marchó maldiciendo. La profesora McGonagall cerró la puerta y se volvió para encararse con los muchachos. —Potter, éste es Oliver Wood. Wood, te he encontrado un buscador. 
-ven- grito Ron- se los dije, se metio en un buen problema y la profesora en vez de castigarlo lo hace entrar al equipo de Quiddicht sin nisiquiera hacer una prueba
-creo que de verdad es su consentido- dijo Gideon
-Esperen ¡buscador! ¡igual que yo! - grito James
-¡y en su primer año!- grito Sirius
La expresión de intriga de Wood se convirtió en deleite. —¿Está segura, profesora? —Totalmente —dijo la profesora con vigor—. Este chico tiene un talento natural. Nunca vi nada parecido. ¿Ésta ha sido tu primera vez con la escoba, Potter? Harry asintió con la cabeza en silencio. No tenía una explicación para lo que estaba sucediendo, pero le parecía que no lo iban a expulsar y comenzaba a sentirse más seguro. —Atrapó esa cosa con la mano, después de un vuelo de quince metros —explicó la profesora a Wood—. Ni un rasguño.
-Wow Minnie me sorprendes, de verdad mi pequeño es tu consentido- dijo James sonriendo
-tal vez lo sea- reconocio Minerva sorprendiendo a todos
 Charlie Weasley no lo habría hecho mejor. Wood parecía pensar que todos sus sueños se habían hecho realidad. —¿Alguna vez has visto un partido de quidditch, Potter? —preguntó excitado. —Wood es el capitán del equipo de Gryffindor —aclaró la profesora McGonagall. —Y tiene el cuerpo indicado para ser buscador —dijo Wood, paseando alrededor de Harry y observándolo con atención—. Ligero, veloz... Vamos a tener que darle una escoba decente, profesora, una Nimbus 2.000 o una Cleansweep 7. —Hablaré con el profesor Dumbledore para ver si podemos suspender la regla del primer año.
-¿esta consintiendo que se rompan las reglas para que el cachorro juegue Quiddicht?- pregunto Sirius- eres estupenda Minnie
-gracias señor Black- comento la profesora, ese pequeño era especial, tal vez por eso lo consentia
 Los cielos saben que necesitamos un equipo mejor que el del año pasado. Fuimos aplastados por Slytherin en ese último partido. No pude mirar a la cara a Severus Snape en vanas semanas... 
-Snivellus- rugieron Sirius y James
La profesora McGonagall observó con severidad a Harry, por encima de sus gafas. —Quiero oír que te entrenas mucho, Potter, o cambiaré de idea sobre tu castigo. Luego, súbitamente, sonrió. —Tu padre habría estado orgulloso 
-claro que lo estoy- dijo James emocionado- gracias por hablarle de mi- dijo James con los ojos humedos a la profesora Mcgonagall
-no hay porque Potter- dijo Minerva, le tenia mucho cariño a esos niños eran revoltosos, pero eran muy buenas personas y extremadamente inteligentes
—dijo—. Era un excelente jugador de quidditch. —Es una broma. Era la hora de la cena. Harry había terminado de contarle a Ron todo lo sucedido cuando dejó el parque con la profesora McGonagall. Ron tenía un trozo de carne y pastel de riñón en el tenedor; pero se olvidó de llevárselo a la boca. —¿Buscador? —dijo—. Pero los de primer año nunca... Serías el jugador más joven en... —Un siglo —terminó Harry, metiéndose un trozo de pastel en la boca. Tenía muchísima hambre después de toda la excitación de la tarde—. Wood me lo dijo. Ron estaba tan sorprendido e impresionado que se quedó mirándolo boquiabierto. —Tengo que empezar a entrenarme la semana que viene —dijo Harry—. Pero no se lo digas a nadie, Wood quiere mantenerlo en secreto.
-que ingenuo-rio Marlene
-no se guardan secretos en Howgarst- dijeron los gemelos Prewwet
 Fred y George Weasley aparecieron en el comedor; vieron a Harry y se acercaron rápidamente. —Bien hecho —dijo George en voz baja—. Wood nos lo contó. Nosotros también estamos en el equipo. Somos golpeadores. —Te lo aseguro, vamos a ganar la copa de quidditch este curso —dijo Fred—. No la ganamos desde que Charlie se fue, pero el equipo de este año será muy bueno. Tienes que hacerlo bien, Harry. Wood casi saltaba cuando nos lo contó. —Bueno, tenemos que irnos. Lee Jordan cree que ha descubierto un nuevo pasadizo secreto, fuera del colegio.
-esos son mis sobrinos- gritaron los gemelos
-se meteran en un lio- regaño Molly
 —Seguro que es el que hay detrás de...
-no lo dire- dijo Fabian ¿que gracia tendria un pasadizo si no es secreto?
-tiene razon, no lo digas- dijo Sirius
 la estatua de Gregory Smarmy, que nosotros encontramos en nuestra primera semana. Fred y George acababan de desaparecer, cuando se presentaron unos visitantes mucho menos agradables. Malfoy, flanqueado por Crabbe y Goyle. —¿Comiendo la última cena, Potter? ¿Cuándo coges el tren para volver con los muggles? —Eres mucho más valiente ahora que has vuelto a tierra firme y tienes a tus «amiguitos» —dijo fríamente Harry. Por supuesto que en Crabbe y Goyle no había nada que justificara el diminutivo, pero como la Mesa Alta estaba llena de profesores, no podían hacer más que crujir los nudillos y mirarlo con el ceño fruncido. —Nos veremos cuando quieras —dijo Malfoy—. Esta noche, si quieres. Un duelo de magos. Sólo varitas, nada de contacto. ¿Qué pasa? Nunca has oído hablar de duelos de magos, ¿verdad? —Por supuesto que sí —dijo Ron, interviniendo—. Yo soy su segundo.
-muy valiente de tu parte- lo felicito Arthur
-no lo felicites se metera en lios- lo reto Molly
-pero por defender un amigo- agrego Arthur y Molly asintio
 ¿Cuál es el tuyo? Malfoy miró a Crabbe y Goyle, valorándolos. —Crabbe —respondió—. A medianoche, ¿de acuerdo? Nos encontraremos en el salón de los trofeos, nunca se cierra con llave. Cuando Malfoy se fue, Ron y Harry se miraron. —¿Qué es un duelo de magos? —preguntó Harry—. ¿Y qué quiere decir que seas mi segundo? —Bueno, un segundo es el que se hace cargo, si te matan —dijo Ron sin darle importancia. Al ver la expresión de Harry, añadió rápidamente—: Pero la gente sólo muere en los duelos reales, ya sabes, con magos de verdad. Lo máximo que podéis hacer Malfoy y tú es mandaros chispas uno al otro.
Todos rieron
 Ninguno sabe suficiente magia para hacer verdadero daño. De todos modos, seguro que él esperaba que te negaras. —¿Y si levanto mi varita y no sucede nada? —La tiras y le das un puñetazo en la nariz
- muy bien dicho- grito Sirius chocando puños con Ron mientras Hermione y Lily los miraban acusatoriamente
 —le sugirió Ron. —Disculpad. Los dos miraron. Era Hermione Granger. —¿No se puede comer en paz en este lugar? —dijo Ron. Hermione no le hizo caso y se dirigió a Harry —No pude dejar de oír lo que tú y Malfoy estabais diciendo... —No esperaba otra cosa —murmuró Ron. —... y no debes andar por el colegio de noche. Piensa en los puntos que perderás para Gryffindor si te atrapan, y lo harán. La verdad es que es muy egoísta de tu parte. 
-tiene mucho sentido comun- la felicito el profesor Slughorn- muy parecida a Lily
—Y la verdad es que no es asunto tuyo —respondió Harry. —Adiós —añadió Ron. De todos modos, pensó Harry, aquello no era lo que llamaría un perfecto final para el día. Estaba acostado, despierto, oyendo dormir a Seamus y a Dean (Neville no había regresado de la enfermería). Ron había pasado toda la velada dándole consejos del tipo de: «Si trata de maldecirte, será mejor que te escapes, porque no recuerdo cómo se hace para pararlo». Tenían grandes probabilidades de que los atraparan Filch o la Señora Norris, y Harry sintió que estaba abusando de su suerte al transgredir otra regla del colegio en un mismo día.
-por lo menos siente culpa- dijo Lily mirando con disculpas a Minerva que le sonrio levemente
 Por otra parte, el rostro burlón de Malfoy se le aparecía en la oscuridad, y aquélla era la gran oportunidad de vencerlo frente a frente. No podía perderla.
-saben en un mismo parrafo a mostrado la personalidad de James y la de Lily- dijo Remus
 —Once y media —murmuró finalmente Ron—. Mejor nos vamos ya. Se pusieron las batas, cogieron sus varitas y se lanzaron a través del dormitorio de la torre. Bajaron la escalera de caracol y entraron en la sala común de Gryffindor. Todavía brillaban algunas brasas en la chimenea, haciendo que todos los sillones parecieran sombras negras. Ya casi habían llegado al retrato, cuando una voz habló desde un sillón cercano. —No puedo creer que vayas a hacer esto, Harry. una luz brilló. Era Hermione Granger;
-aguafiestas- dijeron Sirius y Ron
  con el rostro ceñudo y una bata rosada. —¡Tu! —dijo Ron furioso—. ¡Vuelve a la cama! —Estuve a punto de decírselo a tu hermano —contestó enfadada Hermione—. Percy es el prefecto y puede deteneros. Harry no podía creer que alguien fuera tan entrometido. —Vamos —dijo a Ron. Empujó el retrato de la Dama Gorda y se metió por el agujero. Hermione no iba a rendirse tan fácilmente. Siguió a Ron a través del agujero, gruñendo como una gansa enfadada. —No os importa Gryffindor; ¿verdad? Sólo os importa lo vuestro. Yo no quiero que Slytherin gane la copa de las casas y vosotros vais a perder todos los puntos que yo conseguí de la profesora McGonagall por conocer los encantamientos para cambios.
-se dieron cuenta que son iguales a nosotros- dijo Sirius- ya saben, Harry es igual a James, Ron se parece a mi y Hermione es igual a Remus
-tienes razon- dijo Hermione- y Ginny es igual a Lily
 —Vete. —Muy bien, pero os he avisado. Recordad todo lo que os he dicho cuando estéis en el tren volviendo a casa mañana. Sois tan... Pero lo que eran no lo supieron. Hermione había retrocedido hasta el retrato de la Dama Gorda, para volver; y descubrió que la tela estaba vacía. La Dama Gorda se había ido a una visita nocturna y Hermione estaba encerrada, fuera de la torre de Gryffindor. —¿Y ahora qué voy a hacer? —preguntó con tono agudo. —Ése es tu problema —dijo Ron—. Nosotros tenemos que irnos o llegaremos tarde. No habían llegado al final del pasillo cuando Hermione los alcanzó. —Voy con vosotros —dijo. —No lo harás. —¿No creeréis que me voy a quedar aquí, esperando a que Filch me atrape? Si nos encuentra a los tres, yo le diré la verdad, que estaba tratando de deteneros, y vosotros me apoyaréis.
Todos rieron
 —Eres una caradura —dijo Ron en voz alta. —Callaos los dos —dijo Harry en tono cortante—. He oído algo. Era una especie de respiración. —¿La Señora Norris? —resopló Ron, tratando de ver en la oscuridad. No era la Señora Norris. Era Neville. Estaba enroscado en el suelo, medio dormido, pero se despertó súbitamente al oírlos. —¡Gracias a Dios que me habéis encontrado! Hace horas que estoy aquí. No podía recordar el nuevo santo y seña para irme a la cama.
Todos rieron nuevamente, Alice miraba a Frank que se sonrojo terriblemente, el solia olvidar las contraseñas
 —No hables tan alto, Neville. El santo y seña es «hocico de cerdo», pero ahora no te servirá, porque la Dama Gorda se ha ido no sé dónde. —¿Cómo está tu muñeca? —preguntó Harry —Bien —contestó, enseñándosela—. La señora Pomfrey me la arregló en un minuto. —Bueno, mira, Neville, tenemos que ir a otro sitio. Nos veremos más tarde... —¡No me dejéis! —dijo Neville, tambaléandose—. No quiero quedarme aquí solo. El Barón Sanguinario ya ha pasado dos veces. Ron miró su reloj y luego echó una mirada furiosa a Hermione y Neville. —Si nos atrapan por vuestra culpa, no descansaré hasta aprender esa Maldición de los Demonios, de la que nos habló Quirrell, y la utilizaré contra vosotros.
-que dulce de tu parte- le reprocho Lily y Ron se encogio de hombros
 Hermione abrió la boca, tal vez para decir a Ron cómo utilizar la Maldición de los Demonios, pero Harry susurró que se callara y les hizo señas para que avanzaran. Se deslizaron por pasillos iluminados por el claro de luna, que entraba por los altos ventanales. En cada esquina, Harry esperaba chocar con Filch o la Señora Norris, pero tuvieron suerte. Subieron rápidamente por una escalera hasta el tercer piso y entraron de puntillas en el salón de los trofeos. Malfoy y Crabbe todavía no habían llegado. Las vitrinas con trofeos brillaban cuando las iluminaba la luz de la luna. Copas, escudos, bandejas y estatuas, oro y plata reluciendo en la oscuridad. Fueron bordeando las paredes, vigilando las puertas en cada extremo del salón. Harry empuñó su varita, por si Malfoy aparecía de golpe. Los minutos pasaban. —Se está retrasando, tal vez se ha acobardado —susurró Ron. Entonces un ruido en la habitación de al lado los hizo saltar. Harry ya había levantado su varita cuando oyeron unas voces. No era Malfoy. —Olfatea por ahí, mi tesoro. Pueden estar escondidos en un rincón. Era Filch, hablando con la Señora Norris. Aterrorizado, Harry gesticuló salvajemente para que los demás lo siguieran lo más rápido posible.
-un heroe nato- dijo James con orgullo
-igual que tu mi amor- dijo Lily mirandolo con  devocion
 Se escurrieron silenciosamente hacia la puerta más alejada de la voz de Filch. Neville acababa de pasar, cuando oyeron que Filch entraba en el salón de los trofeos. —Tienen que estar en algún lado —lo oyeron murmurar—. Probablemente se han escondido. —¡Por aquí! —señaló Harry a los otros y, aterrados, comenzaron a atravesar una larga galería, llena de armaduras. Podían oír los pasos de Filch, acercándose a ellos. Súbitamente, Neville dejó escapar un chillido de miedo y empezó a correr, tropezó, se aferró a la muñeca de Ron y se golpearon contra una armadura. Los ruidos eran suficientes para despertar a todo el castillo. —¡CORRED! —exclamó Harry, y los cuatro se lanzaron por la galería, sin darse la vuelta para ver si Filch los seguía. Pasaron por el quicio de la puerta y corrieron de un pasillo a otro, Harry delante, sin tener ni idea de dónde estaban o adónde iban. Se metieron a través de un tapiz y se encontraron en un pasadizo oculto, lo siguieron y llegaron cerca del aula de Encantamientos, que sabían que estaba a kilómetros del salón de trofeos. —Creo que lo hemos despistado —dijo Harry, apoyándose contra la pared fría y secándose la frente. Neville estaba doblado en dos, respirando con dificultad. —Te... lo... dije —añadió Hermione, apretándose el pecho—. Te... lo... dije. —Tenemos que regresar a la torre Gryffindor —dijo Ron— lo más rápido posible. —Malfoy te engañó —dijo Hermione a Harry—. Te has dado cuenta, ¿no? No pensaba venir a encontrarse contigo. Filch sabía que iba a haber gente en el salón de los trofeos. Malfoy debió de avisarle. Harry pensó que probablemente tenía razón, pero no iba a decírselo. —Vamos. No sería tan sencillo. No habían dado más de una docena de pasos, cuando se movió un pestillo y alguien salió de un aula que estaba frente a ellos.
-si nos habra pasado- dijo Remus con una sonrisa negando con la cabeza
 Era Peeves. Los vio y dejó escapar un grito de alegría. —Cállate, Peeves, por favor... Nos vas a delatar. Peeves cacareó. —¿Vagabundeando a medianoche, novatos? No, no, no. Malitos, malitos, os agarrarán del cuellecito. —No, si no nos delatas, Peeves, por favor. —Debo decírselo a Filch, debo hacerlo —dijo Peeves, con voz de santurrón, pero sus ojos brillaban malévolamente—. Es por vuestro bien, ya lo sabéis. —Quítate de en medio —ordenó Ron, y le dio un golpe a Peeves. Aquello fue un gran error. —¡ALUMNOS FUERA DE LA CAMA! —gritó Peeves—. ¡ALUMNOS FUERA DE LA CAMA, EN EL PASILLO DE LOS ENCANTAMIENTOS! Pasaron debajo de Peeves y corrieron como para salvar sus vidas, recto hasta el final del pasillo, donde chocaron contra una puerta... que estaba cerrada. —¡Estamos listos! —gimió Ron, mientras empujaban inútilmente la puerta—. ¡Esto es el final! Podían oír las pisadas: Filch corría lo más rápido que podía hacia el lugar de donde procedían los gritos de Peeves. —Oh, muévete —ordenó Hermione. Cogió la varita de Harry, golpeó la cerradura y susurró—: ¡Alohomora! El pestillo hizo un clic y la puerta se abrió.
-muy avanzado- dijo Flitwik
 Pasaron todos, la cerraron rápidamente y se quedaron escuchando. —¿Adónde han ido, Peeves? —decía Filch—. Rápido, dímelo. —Di «por favor». —No me fastidies, Peeves. Dime adónde fueron. —No diré nada si me lo pides por favor —dijo Peeves, con su molesta vocecita. —Muy bien... por favor. —¡NADA! Ja, ja. Te dije que no te diría nada si me lo pedías por favor. ¡Ja, ja! —Y oyeron a Peeves alejándose y a Filch maldiciendo enfurecido. —Él cree que esta puerta está cerrada —susurro Harry—. Creo que nos vamos a escapar. ¡Suéltame, Neville! —Porque Neville le tiraba de la manga desde hacia un minuto—. ¿Qué pasa? Harry se dio la vuelta y vio, claramente, lo que pasaba. Durante un momento, pensó que estaba en una pesadilla: aquello era demasiado, después de todo lo que había sucedido. No estaban en una habitación, como él había pensado. Era un pasillo. El pasillo prohibido del tercer piso. Y ya sabían por qué estaba prohibido. Estaban mirando directamente a los ojos de un perro monstruoso, un perro que llenaba todo el espacio entre el suelo y el techo. Tenía tres cabezas, seis ojos enloquecidos, tres narices que olfateaban en dirección a ellos y tres bocas chorreando saliva entre los amarillentos colmillos. 
-Fluffly- dijeron Ron y Hermione a coro
-quiero uno!- gritaron Sirius y Tonks y todos los miraron
-que hacia eso en la escuela?- rpegunto JAmes sorprendidos- ¿y que hacian ustedes cone se perro?
-¿james los estas regañando?- pregunto Lily
-no me molesta que hagan travesuras o duelos, pero no quiero que se pongan en peligro
Estaba casi inmóvil, con los seis ojos fijos en ellos, y Harry supo que la única razón por la que no los había matado ya era porque la súbita aparición lo había cogido por sorpresa. Pero se recuperaba rápidamente: sus profundos gruñidos eran inconfundibles. Harry abrió la puerta. Entre Filch y la muerte, prefería a Filch. Retrocedieron y Harry cerró la puerta tras ellos. Corrieron, casi volaron por el pasillo. Filch debía de haber ido a buscarlos a otro lado, porque no lo vieron. Pero no les importaba: lo único que querían era alejarse del monstruo. No dejaron de correr hasta que alcanzaron el retrato de la Dama Gorda en el séptimo piso. —¿Dónde os habíais metido? —les preguntó, mirando sus rostros sudorosos y rojos y sus batas desabrochadas, colgando de sus hombros —No importa... Hocico de cerdo, hocico de cerdo —jadeó Harry, y el retrato se movió para dejarlos pasar. Se atropellaron para entrar en la sala común y se desplomaron en los sillones. Pasó un rato antes de que nadie hablara. Neville, por otra parte, parecía que nunca más podría decir una palabra. —¿Qué pretenden, teniendo una cosa así encerrada en el colegio? —dijo finalmente Ron—. Si algún perro necesita ejercicio, es ése. Hermione había recuperado el aliento y el mal carácter. —¿Es que no tenéis ojos en la cara? —dijo enfadada—. ¿No visteis lo que había debajo de él? —¿El suelo? —sugirió Harry—. No miré sus patas, estaba demasiado ocupado observando sus cabezas. —No, el suelo no. Estaba encima de una trampilla. Es evidente que está vigilando algo. 
-muy astuto- se sorprendio Alastor- impresionante para su edad
Se puso de pie, mirándolos indignada. —Espero que estéis satisfechos. Nos podía haber matado. O peor, expulsado. Ahora, si no os importa, me voy a la cama. 
-deberia ordenar sus prioridades- dijo Sirius
Ron la contempló boquiabierto. —No, no nos importa —dijo— Nosotros no la hemos arrastrado, ¿no? Pero Hermione le había dado a Harry algo más para pensar, mientras se metía en la cama. El perro vigilaba algo... ¿Qué había dicho Hagrid? Gringotts era el lugar más seguro del mundo para cualquier cosa que uno quisiera ocultar... excepto tal vez Hogwarts. Parecía que Harry había descubierto dónde estaba el paquetito arrugado de la cámara setecientos trece.
-impresionante- dijeron todos
-¿estan seguros que tenian once?- pregunto Andromeda
-me sorprenden, serian grandes aurores
-sigamos leyendo...-dijo Marlene tomando el libro

5 comentarios:

  1. ¡HOOOOOLAAAAAA!
    Gracias por actualizar ^.^. Sí!!
    Jajajaja. Me alegra que te vengan bien las ideas que te dije. Ya voy a leer lo que has modificado.

    Okas, no tengo mucho tiempo, pero me ha encantado. Y actualiza pronto, please. No quieres que yo muera...¿o sí?

    Bueno, ¡Ciao!

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  2. buenasss

    me alegro que hayas actualizado
    el capitulo buenisimo no me he podido reir mas en mi vida

    si me encantan los merodeadores

    actualiza pronto

    un beso

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  3. Un grandissimo capitulo

    me a encantado sigue así

    espero poder volver a leer pronto un capitulo

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  4. Como me he reido con los comentarios, no se porque pero me da gracia, espectacular como siempre, chao!

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  5. Mi yo interno dice: ¡Sigue leyendo la historia es genial !

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